JJOO | SALTOS

Un biberón lanzado desde la grada resume tres años de sufrimiento con premio de Tom Daley: "Está intentando matar a alguien..."

El saltador británico consiguió la quinta medalla olímpica después de una temporada en la que emigró a Los Ángeles.

Tom Daley junto a su compañero de plataforma 10m sincronizado Noah Williams. /GETTY
Tom Daley junto a su compañero de plataforma 10m sincronizado Noah Williams. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

En los Juegos de Pekín de 2008, un Tom Daley de 14 años irrumpió con una fuerza inusitada en el circuito de saltos. El británico no se colgó chapa, pero inició un camino hacia la historia de su deporte y la cultura pop británica, convirtiéndose en un deportista que trasciende su esfera, icono del movimiento LGTBI, ejemplo de superación, resilencia y al mismo tiempo de competitividad. Este lunes, se ha colgado su quinta medalla olímpica, una plata en la prueba de plataforma de 10m sincronizado junto a su compañero Noah Williams. Es la quinta, junto a un oro y tres bronces. Ha pasado en este periodo de ser el más joven al más mayor, a tener un hijo y a valorar más todo lo que le aporta la vida fuera que los premios obtenidos. Y especialmente en este ciclo olímpico.

"Antes de que comenzara la competición, nos sentíamos como si hubiéramos ganado. El solo hecho de poder estar allí con mi familia y mis hijos es muy especial", dijo el saltador, que recibió el 'lanzamiento' de un biberón, el que le arrojó su hijo Phoneix, sujetado por su padre Dustin Lance Black en la grada, y quien bromeó con la escena: "Estaban parados justo encima de la zona mixta cuando estábamos haciendo nuestras entrevistas. Phoenix me arrojó su biberón. Tendré que devolvérselo en algún momento. Casi mata a alguien o a uno de los periodistas de la BBC. Fue muy agradable tenerlo allí y compartir eso".

El saltador puso en valor el apoyo de la familia en un año que no ha sido sencillo. Debido al trabajo de su pareja, se ha tenido que ir a vivir a Los Ángeles, donde seguían con los entrenamientos aunque con sus continuos viajes a Londres donde ha permanecido la mayor parte del tiempo para preparar junto a Noah los saltos. La sincronización en la élite, con las opciones de medalla en unos Juegos, solo es posible cuando el entrenamiento es conjunto. Un día tras otro. "Las personas más cercanas a los atletas olímpicos no reciben el reconocimiento que merecen por todo lo que realmente tienen que sacrificar y apoyar. Mi marido ha estado allí todo el año para poder tomar las riendas con los niños cuando yo he ido a un campo de entrenamiento o a una competición", explicó el propio Daley.

"Él tiene su propia carrera y, en ocasiones, ha estado dispuesto a dejarla de lado para que yo pudiera alcanzar mis metas. Este año fue definitivamente un obstáculo en el camino porque nos mudamos a Los Ángeles y Lance está retomando su carrera y me ha apoyado mucho para permitirme volver y tener otra oportunidad en los Juegos. Es muy especial tener a alguien que te respalda y te apoya incondicionalmente", añadió Tom Daley, que vio cómo en 2021 fallecía Dave, el entrenador de su compañero de equipo Noah, lo que también fue un impacto para su compañero en el trampolín.

"Nunca había visto llorar a Noah en toda mi vida, y sé lo mucho que esto ha significado para él. Dave ha sido una parte clave del éxito y de la carrera de Noah, es muy triste que no esté aquí para poder ver esto. Pero sé que tanto Dave como mi padre estarían muy orgullosos", añadió. Su padre falleció en 2011, justo antes de los Juegos de Londres, y no pudo verle en el podio en su país y posteriormente.

Las lesiones también han castigado a la pareja y han tenido incluso que entrenar en casa de Daley. "Hace quince meses estaba sentada en el sofá sin hacer nada y hoy, poder volver a estar en forma para competir, es algo de lo que me siento muy orgulloso de haber podido hacerlo". Un ciclo olímpico corto, lleno de cambios, pero que le ha llevado de nuevo al podio gracias a la familia.