Un examen de selectividad que revolucionó la natación forjó a un Hugo González sin medalla
El nadador mallorquín fue sexto en la final de los 200 espalda por el último largo después de apostar por su preparación en Estados Unidos.

David y Martín López Zubero, Sergi López, Nina Zhivanevskaya, Mireia Belmonte y finalmente no Hugo González. Al menos en París. El nadador mallorquín no pudo inscribir su nombre entre los medallistas olímpicos a sus 25 años, después de haber alcanzado su madurez y de una trayectoria extensa desde que en 2015, en Singapur, consiguiera proclamarse campeón del mundo júnior de los 200 espalda. Los parciales de Hugo fueron más rápidos de lo habitual, siempre en posiciones de podio en los primeros 150 metros, pero en el último largo, sin referencias, bajó algo el ritmo y finalmente se confirmó la sexta posición, la misma que en el 100 (1:55.47). El campeón olímpico fue el húngaro Hubert Kos, con 1:54.26, mientras que el podio estaba por debajo de 1:55. Hace apenas un mes y medio, el mallorquín completó la prueba con el récord de España: 1:54.51. Habría sido plata en París.
Hugo González no pudo culminar un camino diferente por la natación, en el que las ha vivido de todos los colores y finalmente ha encontrado la estabilidad en Estados Unidos, en California, en la Universidad de Berkeley, en un grupo de élite entrenado por Dave Durban. Su historia cosmpolita llegó por un examen de selectividad.
"Para Hugo la natación es una faceta más de su vida, él también estudia", recuerdan siempre en su familia, desde que con 15 años detectaron que tenía un talento espectacular y lo señalaron desde la Real Federación Española de Natación (RFEN) como el sustituto de Mireia Belmonte. Y con 17 años acudió a los Juegos Olímpicos de Río. Y con 18 se mantuvo en el equipo nacional y se dispararon las expectativas. Y eso le trajo sus primeros problemas, concretamente en una concentración en Tenerife en el verano de 2017, a las puertas de los Mundiales de Budapest.
Después de finalizar la prueba, las primeras palabras de Hugo González fueron las siguientes: "Me toca analizar la prueba. La pregunta del millón es saber qué ha pasado de Mallorca a aquí. No he visto los parciales. No es la carrera que refleja mi potencial. El esfuerzo de esta mañana era de 1:55. Está claro que dimos todo pero no es lo que queremos. Estoy decepcionado decepcionado, no es lo que queremos. Solo hice una puesta a punto. Hay muchas combinaciones por tener este resultado, pero todos estamos igual, no hay excusas".
Un choque con la RFEN que marcó su camino en Estados Unidos
En plena preparación para la selectividad, el nadador mallorquín explicó que tenía que preparar los exámenes y que no acudiría, aunque desde la dirección técnica le aseguraron que podría combinar los libros con los entrenamientos. Era una concentración con toda la selección que acudiría a los Mundiales. Pero, a las primeras de cambio, Hugo González chocó con Fred Vergnoux, por aquel entonces jefe de equipo y entrenador de Mireia Belmonte. El mallorquín regresó a casa y empezó su 'guerra fría' con la RFEN, disconforme con la manera de canalizar la carrera especialmente de los júniors. De hecho, a Hugo González no se le permitió ir al Europeo de su edad ese mismo verano, y sí acudir al Mundial absoluto, donde su actuación fue discreta. "Recuerdo que el ambiente fue muy tenso", explica una de las nadadoras que estuvo en aquel campeonato.
"Hugo es una persona que necesita su espacio, que no quiere que le presionen, le gusta sentirse liberado, controlar él la situación", explica José Antonio del Castillo, técnico de la RFEN, quien lo conoce desde que era pequeño. Por eso mismo, el entrenador que mejor lo ha entendido en España ha sido José Ignacio González, Taja, del Real Canoe. Es fácil de entender que el nadador repele los criterios estrictos del alto nivel en muchos deportes en España. "Lo he visto muy bien, confiado", recalcó Taja.
Después de aquel episodio, Hugo González tomó la decisión de irse a Estados Unidos, donde podría compaginar en Auburn, con el técnico español Sergi López. Una decisión que cambió la carrera del mallorquín. Hugo pasó también por Virginia y acabó en California, en un grupo de alto rendimiento con campeones olímpicos como Ryan Murphy, su amigo y durante un tiempo compañero de piso.
Sus problemas en España por la disparidad de criterios de Hugo y la RFEN continuaron, aunque en este 2024, después de que el nadador acreditase sus logros (tres medallas en el Europeo de 2022, una final olímpica en Tokio 2020 y el campeonato mundial en 2024), la tregua llegó para conseguir la ansiada medalla olímpica. Hugo ha podido controlar su proceso de entrenamiento, lo que él desea, y ahora en París ha estado alejado del ruido de la villa. Todo focalizado en conseguir la medalla en los 200 espalda: se entrenó con el sexto puesto en 100 y renunció a nadar el 200 estilos. Lleva cinco días en un hotel, tranquilo. Con la ayuda de la RFEN y el COE.
El mallorquín, después de una carrera diferente a la de Mireia Belmonte, más próxima a las de Martín Lúpez-Zubero, se ha quedado a las puertas de la medalla en la prueba de 200 espalda, que han agigantado nadadores como Santi Esteva, López-Zubero o Aschwin Wildeboer. Y ahora Hugo, el hombre a quien un examen de selectividad le cambió la vida aunque se la haya resistido la medalla olímpica.