Julia Luna mira con envidia desde París a la natación en España: "No se ha aprovechado a una superestrella"
La narradora de TVE forma con Soriano una de las parejas más icónicas de los Juegos. Habla en Relevo de su trayectoria y de natación.

Desde que narrara los Juegos Olímpicos de Pekín, esa borrachera de medallas de Michal Phelps en 2008, Julia Luna es la voz de la natación. Una periodista licenciada en 1986 por la Universidad Cumpletense de Madrid que confiesa su amor a todos los deportes, especialmente a aquellos donde la técnica es más importante que el juego. Julia prefiere la doma que el fútbol, aunque haya vivido su etapa futbolera, lo que explica la dimensión de una periodista que cuida los detalles y conoce los deportes, una de las voces más reconocidas de TVE.
Su narración del oro olímpico de Mireia Belmonte en los Juegos de Río 2016 se hizo viral, como ella recuerda desde el hotel de París, mientras descansa entre una mañana de emociones en La Défense y una tarde aún más efervescente con el oro de Léon Marchand. Y ahora espera hacer lo mismo con Hugo González, aunque ella reclame una cultura polideportiva en España que ponga el foco en el deporte y no solo en los nombres propios.
¿Cómo empiezas, Julia, en esto del Periodismo?
Empecé en la Universidad Complutense de Madrid y salí de ella en 1986. Hice prácticas y encadené contratos y becas, y comencé con el periodismo deportivo. Yo decía que nunca lo ejercería porque me gustaba tanto que requería mucho esfuerzo, así que intenté hacer información política y ser corresponsal... Pero la cabra tira al monte. Comencé con el Tour de Francia porque nadie quería hacerlo. Aprendí mucho. Estuve un año entero minutando sin hacer información. Era una pieza más en una grandísima redacción, con referentes y solo había una televisión. Estuve muchos años haciendo cosas pequeñas.
¿Y cuándo conociste la magnitud de lo que son unos Juegos?
En Atlanta empecé a comentar. Me tocó lo que sobraba. La esgrima y la doma clásica. Al principio estuve muy asustada, pero le cogí el gusto. Por esos orígenes me gustan los deportes técnicos y no los de juego. Me encanta la natación artística, la doma, la esgrima... Y el balonmano es mi gran amor. Tuve una base amplia. A la natación llegué de casualidad. Necesitábamos un comentarista para los Mundiales de Fukuoka de 2001 y me colocaron. Empecé a comentar todo, menos waterpolo. Y en 2008 ya lo asumí de forma asidua. Me gustan todos los deportes, tengo este problema. Lo disfruto todo. Tengo recuerdos de una época que no tenía nada que ver con la de ahora. He cubierto finales de la Champions, presenté en el programa especial, he estado en Mundiales y Eurocopas. Tuve una etapa futbolera, pero lo que más valoro es que he hecho una gran cantidad de deportes. Me siguen gustando los raros como la esgrima o la doma. Y quiero ver la esgrima porque me apetece verlo. Estableces más conexión, son deportistas cercanos. Estoy satisfecha porque he hecho casi todos los deportes. Me obligué a esforzarme mucho.
Y, con tu experiencia y todos sus viajes, ¿crees que a España le falta cultura polideportiva?
A España le falta cultura deportiva. Somos un país de resultados, de seguir españoles, pero no de fracasos. Sigues el tenis por Nadal o Alcaraz, sigues la Fórmula 1 por Alonso. Seguías a los de baloncesto por la generación dorada. Solo queremos ver ganar a los españoles, pero no disfrutamos del deporte. Aluciné en los Juegos de Londres. Esos me impactaron. Ibas a cualquier recinto y la gente sabía mucho. Comenté los saltos de trampolín y era alucinante. Por el murmullo de la gente ya sabía si el salto era la repera o no. Es un deporte muy difícil de comentar. Tienes que tener muchos conocimientos. Y allí el público ayudaba. La gente tenía un conocimiento del deporte tremendo. La natación fue increíble, lo sabían todo. El murmullo aumentaba por los tiempos de paso. Eso solo lo viví allí. En Río la gente no tenía ni idea. Brasil sabrá de fútbol o de voley playa, pero a los que fui... Y en España pasa igual.
Un ejemplo es la natación...
Me da mucha pena la natación. Estoy disfrutando aquí en Francia como una enana. Un pabellón inmenso, todos los días llenos, la gente disfruta... Y en España es minoritario. Apenas hay información. Las piscinas están vacías. No hay seguimiento. No tenemos audiencia y eso que lo damos habitualmente. Te das cuenta cuándo vas fuera.
Ya sea por Mireia, por la Federación, por la cultura del país o por nosotros los medios, pero ¿tienes la sensación de que se ha desaprovechado tener a una estrella?
Mireia es una súper estrella en España especialmente, también fuera. A ella le ha revertido, pero no ha favorecido a su deporte. Mireia ha ido tirando de la natación, como antes Erika Villaecija y ahora Hugo González, pero este deporte no se ha beneficiado de tener una súper clase. La natación solo se ve en los Juegos. Los freaks solo lo ven en Mundiales. Solo los súper aficionados ven las eliminatorias. No se ha gestionado bien, no sé si es por los medios, por la federación... Pero no se ha aprovechado. Con Carolina Marín ha pasado lo mismo. La gente no ve bádminton pero si está Carolina tenemos audiencias. Es el tirón de la persona pero el deporte no se beneficia. Es un problema de la cultura, de cada persona. Solo nos interesa quién gana.
Ha comentado en Relevo Jessica Vall que siempre que se habla de natación se reduce todo a un nombre propio. Y eso no es bueno para ellos. ¿Opinas lo mismo?
He podido sentir esa presión con Léon Marchand. Hubo un rugir en la piscina en los 400 estilos porque es un oro cantado, y yo le veía sobreexcitado. Hacía tiempo de que España no tenía un equipo. Y la apuesta por los relevos es un primer paso. En España siempre se ha ido por su lado, y deben formar un equipo, arroparse, animarse. No es solo Hugo. Jessica fue una estandarte con Mireia y ahora viene una natación joven que hay que cuidarla. Hay que poner el debut de Cabanes, una niña de Ciudad Real de 18 años. Soy madre de una deportista y estoy sufriendo. Ella es tiradora de esgrima. Veo la otra cara, los entrenamientos, los madrugones y los problemas que hay. El foco no es solo la medalla. Hay que hablar de todos.
"Tenemos el tirón de la persona pero nunca el deporte se beneficia. Es un problema cultural"
¿Con qué nadadores has disfrutado más?
Con muchos... Sobre todo con Phelps. Tuve la gran suerte de disfrutar de su plenitud como nadador. Tuve la fortuna de narrar los ocho oros de Pekín. Fue increíble. La carrera con Cavic de 100 mariposa; esa fotografía que parecía trucada. Lo narré sola. Y el 4x100 con Francia, fue mágica esa carrera. Esas dos medallas fueron muy críticas, estuvo a punto de no lograr su reto. Vi a Dressel y es una bestia, Milak me encanta. Me gustan los nadadores chulos, me emocionan y me ponen los retos. El pique Qin o Peaty. Efimova y Lily King en Río. No se trata solo de correr. Debe haber desafío, picante y salsa. Y me excita. Soy más de duelos que de nadadores. Peaty dominaba tanto que aburría. Cuando ves muchas posibilidades con nadadores en décimas. Disfruté mucho a Nina Zhivanevskaya, su última época. Y ahora con Marchand. Fui mucho de Kolesnikov, la espalda me encanta, de Peirsol, Aschwin, Rafa Muñoz... ¡No me hagas escoger! Vi nadar a Popov y veo ahora a Popovici y lo veo reflejado. Este tipo de nadadores que fluyen, me encantan, más que los potentes.
¿Y cómo viviste aquellos Mundiales de Roma con 62 récords mundiales?
Tenía la sensación de estar en un circo. Vi a Cielo, Biedermann, Steffen... El gesto de Phelps diciendo que yo no hago trampas. Era como que no había valor, como que el nadador se diluía. Volví con una sensación de haber visto un espectáculo pero no la lucha de un nadador contra sí mismo. Es uno de los deportes más naturales. La tecnología no te ayuda. Y eso se perdió. Los nadadores se rompían, estaban estresados como Rafa Muñoz. Lo pasaban fatal. Tenían que dedicarle media hora. La natación se perdió en su esencia. Yo era de la opinión de que la FINA eliminara esos récords. Creía que iba a tardar una barbaridad, pero qué va. Queda alguno pero los mismos nadadores han ido con una mejor preparación y un mejor entrenamiento. Ahora hay nadadores muy bien formados. La veo hasta en infantil.