La limpieza del Sena pone a París contra las cuerdas y divide la ciudad a semanas de los Juegos: "No existe un plan B"
Las embarcaciones del río son optimistas mientras que los deportistas y otros vecinos actúan con mucho recelo aún.

París. - Mientras Emmanuel Macron, el presidente de Francia, presume de hacer como Manuel Fraga en el Mediterráneo después de la catástrofe de Palomares y bañarse en el Sena para certificar que las aguas son aptas, los deportistas y los parisinos se dividen en si finalmente se podrán celebrar las pruebas de aguas abiertas y una parte del triatlón como estaba estipulado en los Juegos Olímpicos. "No nos ha llegado que haya un plan B, ellos tienen esa convicción que lo harán", resume el jefe de equipo español, Sergi García. "Entiendo que sí, que se hará, pero hay mucha corriente, esperemos", matiza Florian Wellbrock, campeón olímpico en los 10 kilómetros en Tokio 2020, que atiende a Relevo junto a las aguas del propio Sena en un acto organizado por la marca Arena.
De la Tour Eiffel al Pont de la Concorde las aguas bajan sucias, con una fuerte corriente que marcaría cualquier competición de nado teniendo en cuenta que se desarrollará en un circuito (se nadará el río en ambas direcciones), con barcos de mercancías que circulan a toda mecha, otros turísticos y muchos que atracan junto a las orillas, alrededor de 230. Allí se alojan los más optimistas del lugar, los que conocen el Sena como la palma de su mano. Uno de los dueños de una embarcación que hace de improvisado restaurante atiende a Relevo. Hace 35 años que vive y regenta el barco en el Sena. "Si que lo conseguirán. Limpiarán el río desde dos puntos lejanos para que en esta zona las aguas estén mejor. Y han tomado medidas ya desde hace tiempo", se arranca en una mañana donde los locales se desperezan. El día empieza en estas embarcaciones sobre las 12:00.
"La gendarmarie nos visita a menudo. Nos obligaron a instalar una tubería para que todas las aguas residuales de los barcos, ya sea de lavadoras, aseos, cocina... vayan fuera del Sena. Antes, todos lo lanzaban al río", cuenta, mientras señala al fondo donde se ve una manguera gruesa de plástico que entra en la parte lateral del barco y sale al exterior, a otra tubería que va al alcantarillado de la ciudad. "También poco a poco van eliminado las embarcaciones de gasoil. Tienen que ser todas eléctricas", añade. "En los Juegos podremos abrir", reitera. Y se frota las manos.
Un poco más adelante, en otro barco-restaurante más pomposo hay dos camareros esperando a los clientes. Arranca el mediodía y se empiezan a agolpar los buses de turistas. "Nuestro barco ya es eléctrico. Todos los residuos se sacan fuera del río, hay multas muy elevadas. La instalación de este conducto nos costó unos 120.000 euros", añaden. Un conductor de autocar de turistas tiene otra percepción del Sena y es más reacio a todo lo que rodea los Juegos. "Es algo para ricos, yo me iré de la ciudad. Han limpiado la zona del Sena donde mucha gente vivía en tiendas. Es un tema de imagen. Es de ricos", insiste y cree que, en el caso de la limpieza del Sena, sí que lo conseguirán. "Sí, sí, han invertido mucho".
Una obra de 1.400 millones pagados por el gobierno francés
Sergi García, que como director técnico español conoce el proyecto y fue testigo el verano anterior la suspensión de las pruebas de la Copa del Mundo por la elevada cantidad bacteriana que hacía que el agua no cumpliese las reglas sanitarias de World Aquatics, tiene por la mano las mejoras que están llevando a cabo en la ciudad para que se pueda convertir el Sena, cien años después, en un río en el que la gente pueda bañarse: "Tienen unos depósitos de agua de lluvia enormes que vierten al Sena para reducir el efecto de las bacterias y diluirlas".

Se trata de un cilindro de hormigón gigantesco de 50 metros de diámetro por 30 de profundidad capaz de almacenar hasta 50.000 metros cúbicos de agua, algo así como 20 piscinas olímpicas, y que está situado en el distrito 13 de la capital, bajo la estación de Austerlitz, frente a la cual partirá la ceremonia de inauguración. Está valorado en unos 100 millones, y la magna obra forma parte del plan global de 1.400 que se han invertido para conseguir que se pueda nadar en el Sena en los Juegos y que a partir de 2025 los bañistas también lo puedan hacer en tres puntos de la ciudad.
«¿Y si le da por llover unos días antes?»
"¿Cómo lo van a hacer? Yo creo que no se podrá... Es muy difícil. Y sí, no hay un plan B", razonan algunos de los huéspedes de la Casa de España en la Ciudad Universitaria de París. "No van a poder", insiste uno de los periodistas franceses que acuden a un evento organizado por Arena. "Por mucho que hayan invertido y reduzcan la contaminación del agua, es difícil que llegue a los valores apropiados. ¿Y si le da por llover unos días antes?", advierte. Si lluvia, el Sena recoge suciedad.
La situación es de riesgo, aunque World Aquatics y el Comité Organizador mantienen el optimismo de que no habrá problemas y que el Sena podrá albergar las pruebas de aguas abiertas y el triatlón. "El inicio de los Juegos coincidirá con una calidad del agua adecuada para las pruebas... A finales de junio nos bañaremos, y ya se apuntan alcaldes de medio mundo", dijo Anne Hidalgo, alcaldesa de París. Y la ciudad espera esa imagen que quiere dar en una competición histórica, porque el Sena ya albergó pesca con caña, remo, waterpolo y natación en los Juegos de 1900. Años después, la contaminación por residuos industriales y los desechos de un drenaje desbordado impidió nadar en sus aguas. Una prueba anual en Navidad sobrevivió hasta la Segunda Guerra Mundial. Y ahora se libra otra batalla que divide a París.