JJOO | VÓLEY PLAYA

Pablo Herrera, el último héroe de Atenas que se despide en París: "Ya suena la bisagra"

El castellonense Pablo Herrera ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2004 y sigue compitiendo en vóley playa.

Pablo Herrera celebra un punto en su partido de debut de los Juegos de París./REUTERS
Pablo Herrera celebra un punto en su partido de debut de los Juegos de París. REUTERS
José M. Amorós

José M. Amorós

Herrera y Gavira se ha convertido en una marca registrada. Como un ente inseparable que es santo y seña del vóley playa en España, el castellonense y el gaditano llevan casi toda una vida juntos, recorriendo el mundo y sin cansarse el uno del otro. Aunque hubo una vida previa, hace 20 años, cuando Herrera se colgó la medalla de plata junto a Javier Bosma en Atenas y que muchos, a día de hoy, se la atribuyen también a Gavira. Ambos están en París para disfrutar y seguir mirando a la élite cara a cara. El final de la pareja llegará después de los Juegos, cuando Herrera anuncie su retirada a sus 42 años y Gavira, a los 36, busque nuevos retos.

Pablo Herrera, sobre su veteranía en el circuito.RELEVO/SALVADOR FENOLL

Pablo Herrera, subcampeón olímpico en Atenas 2004... ¡y participante en París 2024!

Pablo Herrera: La medalla de Atenas la siguen diciendo en las presentaciones de los torneos cuando salgo al campo, y ya muchas veces digo que se actualicen un poco. Porque sí, la medalla es el éxito más grande, pero hemos tenido más cosas después.

No quedará nadie en el circuito que estuviera en aquellos Juegos y alucinarán con que sigas...

P.H.: (Risas) Solo los entrenadores. Los que jugaban entonces ahora ya son entrenadores.

¿Qué pensáis cuando os tenéis que enfrentar a chavales a los que sacáis 15 años?

Adrián Gavira: Les sacamos 15 años y muchos más. Por ejemplo, los suecos, que son de los favoritos para ganar medallas en París, hace dos o tres años jugamos contra ellos y tenían, entre los dos, la misma edad que Pablo. Somos ya demasiado veteranos, pero una vez que entras al campo lo que importa es ganar y eso queda al margen.

P.H.: A ver, en los Juegos jugamos un partido cada dos días, pero yo lo noto más en los torneos habituales donde jugamos uno, dos y hasta tres partidos al día. En el segundo, ya notas cuando voy a calentar que la bisagra empieza a sonar. Y te ves al lado a los chavales que van saltando como si fuese un circo.

Muchas parejas, también las amorosas, querrán saber vuestro secreto para mantener la magia de una relación.

A.G.: El secreto para estar tanto tiempo juntos es lo bien que nos llevamos y el respeto mutuo que nos tenemos. Somos dos personas humildes y sencillas que van en el mismo camino, tenemos claro que las cosas que nos decimos siempre es para sumar. Aunque hay veces que en el campo no se dice en el mejor tono posible, porque hay mucha adrenalina Y mucha tensión, pero los dos sabemos qué se dice siempre para sumar. Eso es una de las mayores cosas positivas que tenemos nosotros. Si no, sería impensable aguantar tantos años porque pasamos 24 horas juntos

P.H.: También entender al compañero. Todos los días no te levantas con el mismo pie o a lo mejor a uno le ha pasado una cosa que le ha afectado dentro del entrenamiento y hay que respetarlo y sobre todo, ayudarle. Nuestro deporte lo que te enseña principalmente es a que el único que puede sacar algo cuando un jugador está mal es el propio compañero. El ayudar, el intentar volverlo a meter dentro del juego o despertarle de alguna manera para que no se te vaya el partido y también te quedas tú con la sensación de que no has podido aportarle algo para ayudar. Esto es lo que más he aprendido en lo largo de estos años.

A.G.: Después de tanto tiempo jugando ya somos jugadores con experiencia y entendemos que hay situaciones en las que te llegas a agobiar un poco que pueden pasar mil cosas dentro del juego o incluso fuera, y damos espacio, no somos de decir, venga, vamos a hablar ya, que hay que solucionarlo, sino nos damos nuestro espacio. Hablamos las cosas cuando hay que hablarlas, pero al final, no sé, yo creo que los dos lo hacemos muy fácil en esa parte, hemos vivido un momento muy malo en estas 16 temporadas, y cuando hemos vivido momentos muy malos, precisamente es cuando más nos hemos unido y hemos conseguido mejores cosas. Como puede ser el campeonato de Europa, el título continental en el 2013, la medalla de oro en China en una prueba de circuito mundial en el 2016, en el 2023 otra medalla de oro en México y esos fueron después de momentos muy difíciles y al final está el compañero para agarrarlo, darle la mano y decirle que vamos a salir de esta.

En 16 años, ¿cuántas vueltas al mundo lleváis?

A.G.: Imposible contar las vueltas que hemos dado al mundo.

P.H.: Coges el modo vuelo. Ahora toca este juego, ahora me toca este y voy. Porque si te pones a pensar todo el calendario, te vuelves loco.

A.G.: Tampoco es que saquen un calendario pensando en el jugador. Esta temporada, por ejemplo, hemos estado dos semanas en Brasil, volvimos una semana a España, nos fuimos dos semanas a México, después la prueba de China y Brasil otra vez.

Lo preguntaba porque pasáis toda una vida juntos. Tanto que la marca Herrera-Gavira es una marca conjunta y que nadie puede imaginar de otra manera. ¿Intentáis desconectar en algún momento?

P.H.: ¿Nosotros? Al revés. Hay veces que salimos desde aeropuertos diferentes y nos preguntamos '¿qué asiento tienes?' para coger el de al lado. Y en el hotel, siempre estamos juntos. O a comer, vamos los dos. Muchos jugadores nos dicen si no nos cansamos de estar siempre juntos. Hay equipos que llevan dos o tres años y ya están durmiendo en habitaciones separadas en los hoteles.

Y las familias, ¿cómo llevan esta vida durante tanto tiempo?

P.H.: Mi mujer Raquel es la que ha sacrificado parte de su trabajo y su vida para que yo pueda continuar varios ciclos olímpico. Sobre todo, llevando el peso de la casa. Nosotros tenemos dos chiquillos y ahora cuesta mucho más. Salir de casa y también ver el sacrificio que hace ella, que se come todos los marrones de casa, estar con los hijos y te afecta. Yo estoy haciendo lo que quiero, pero hay gente que se está sacrificando para que siga haciendo lo que me gusta. Siempre estaré agradecido al esfuerzo que hace ella para que yo pueda seguir haciendo mi sueño.

Además del sacrificio que supone, lo que más mérito tiene es que pese al paso de los años no habéis cedido ni ápice en el ranking.

A.G.: Este ciclo olímpico ha sido impecable. Después de tomar la decisión en Tokio de continuar como equipo e intentar clasificar para otros Juegos, sabíamos que iba a ser muy complicado. Gente que nos tiene mucho aprecio nos dijeron que nos iban a apoyar en todo, pero que lo pensáramos bien porque podíamos vivir situaciones desagradables. Quizás no de manchar nuestra carrera, pero sí de pasar de luchar por cosas importantes a estar arrastrándote por la edad que teníamos. Hemos conseguido mantener el nivel, aunque también ayudó que fuera un ciclo más corto. En la parte personal, sí que ha sido un ciclo muy estresante. Yo he vivido momentos malos, sobre todo el año pasado, que perdí a mi padre por sorpresa en febrero. Dos meses después, pillé el dengue en una competición en Brasil, que me dejó un mes fuera completamente KO. Pero el objetivo de la clasificación olímpica me sirvió como vía de escape.

¿Estos son los últimos o quieres estar en Los Ángeles de Pablo Herrera? No podemos descartar nada contigo...

P.H.: Después de París, hay otra vida después del deporte. Tengo que ayudar más en casa y disfrutar de los chiquillos y de mi mujer también.

Pablo Herrera anuncia su retirada después de los Juegos de París.RELEVO/SALVADOR FENOLL

¿Y tú qué vas a hacer Adrián?

A.G.: Bueno, hay un proyecto ahí ya medio hablado. A ver qué tal sale, porque va a ser difícil dejar de jugar con el mejor jugador de la historia de España y uno de los mejores jugadores de la historia de nuestro deporte a nivel mundial. Pero me siento bien, con ilusión, con ganas de seguir y tengo el apoyo de mi mujer. Vamos a intentar seguir dos años y, ahí que es cuando empieza la clasificación para los Juegos de Los Ángeles, veremos si somos competitivos. Si lo somos y el físico me lo permite lucharemos por esa clasificación y, si no lo somos, a vivir la otra vida como dice Pablo.