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El 'gamer' que domó el vicio y sueña con el oro del waterpolo: "Ahora nos damos menos hostias"

Roger Tahull es santo y seña de la Selección y detecta un deporte más pacífico.

Roger Tahull, en el reportaje con Relevo en Barcelona antes de los Juegos Olímpicos. /ALEX CORRAL
Roger Tahull, en el reportaje con Relevo en Barcelona antes de los Juegos Olímpicos. ALEX CORRAL
Alberto Martínez
Álex Corral

Alberto Martínez y Álex Corral

Si el reduccionismo en el waterpolo detalla que para ganar campeonatos se necesitan un portero y un boya de primer nivel, podemos concluir que Roger Tahull es uno de los mejores del mundo en lo suyo. Y lo lleva siendo desde que, con apenas 19 años, se embarcara en su primera experiencia olímpica en Río 2016. "Antes el sueño era ir a unos Juegos, y ahora es el oro". Una sentencia que expresa la madurez y el crecimiento del waterpolo español de la mano de David Martín. Hoy debutan en los JJOO ante Australia (10:30).

Pero en los ratos libres de París, en la Villa Olímpica, Tahull sacará de su maleta la Nintendo Switch y se pondrá a jugar con sus compañeros. Porque él es el gamer, y no solo porque estudia Diseño y Desarrollo de videojuegos, sino porque desde bien pequeño fue su otra pasión. Algo que pudo resultar un vicio pero que ahora se ha convertido en una vía de escape que pone de manifiesto el equilibrio de un boya que también vivió momentos complicados en la época del COVID, a las puertas de Tokio 2020, cuando no todo es oro lo que reluce.

Tahull se aficionó a los videojuegos de niño, "cuando salieron los primeros móviles", y como todos el vicio de jugar se hizo patente hasta que encontró el freno de su madre: "Se lo agradezco, puede generar adición que no es buena, pero ella me controló y también gracias al deporte conseguí controlarme". Desde entonces, Tahull es un fanático de los videojuegos que le sirven de vía de escape para abandonar la competitividad, porque él no busca eso cuando se pone delante de una pantalla.

Roger Tahull: «Mi madre me ayudó a no caer en la adicción de los videojuegos».ÁLEX CORRAL/RELEVO

"Me gusta los que son modo historia, como el Assassin's Creed. Me entretiene, poder descubrir nuevos personajes, conocer las historias... También me apasiona ver a otros streamers o youtubers jugar, así aprendo cosas y es como si yo estuviera al otro lado del mando. Me entretiene más que ver partidos de fútbol largos y lentos", añade. En la habitación de la Villa, la habitación de Tahull acabará siendo la de todos. "En los últimos Juegos hacíamos torneos de FIFA, por ejemplo".

No fue un videojuego aunque lo pareciese, al más puro estilo Resident Evil con el decorado de calles vacías y con la humanidad encerrada en sus casas. Fue ese 2020 de la COVID, que también le pasó una mala factura a un Tahull que vivió sus días más críticos en el waterpolo. "Todos los deportistas tienen malos momentos. Con el COVID viví un cambio muy grande, pasé al CN Barcelona, no entrené y fue una mala época. Nunca quise dejarlo, pero fue un momento duro porque para mí era un nuevo proyecto, un nuevo rol y no podía afrontarlo por lo que bajé el ritmo, perdí ilusión y me costaba ir a entrenarme".

Pero Tahull, que para los Juegos de Tokio se preparó a conciencia entrenándose incluso en solitario en una concentración en Sierra Nevada, salió adelante. También gracias a su pareja, Berta Ferreras, olímpica y nadadora de sincronizada: "Ella me entiende perfectamente, sabemos por lo que puede pasar la otra persona porque hemos hecho lo mismo en el alto rendimiento. Cuando salí de ese estado mental me abrí a mi pareja y a mis amigos, y ellos te ayudan a coger el camino correctamente".

Roger Tahull: «El VAR ayuda a ver debajo del agua. Antes te daban más hostias».ÁLEX CORRAL/RELEVO

La Supercopa de 2014 en la que le dieron un rodillazo en la espalda

El cambio mental de Tahull no ha sido el único. Su deporte también ha cambiado, como detecta el boya, quizás la posición más dura y compleja, donde la mayor parte del tiempo te están dando hasta en el carné de identidad con tu defensor. Pero ahora menos, apunta Tahull, que cree que el waterpolo es algo más pacífico. "Creo que sí, que ahora por el VAR y por las cámaras han mejorado. Antes había más hostias, bajo el agua no se ven. Es bueno que ahora haya ese control", comentó, mientras rememora aquella agresión que le dejó más huella: "Fue en la Supercopa de Europa de 2014 contra un equipo ruso. Yo era joven. Saque una exclusión y me dieron un rodillazo en la espalda y luego cuando estaba en el palo todos los rivales me hundían. Te tienes que adaptar, es así".

Entre partido y partido, un partido del FIFA o de cualquier juego que se precie. En compañía de un buen amigo de la Selección y con el sueño del oro olímpica más presente que nunca. Y mucha culpa de ello también es de Tahull, el 'gamer' que ahora recibe menos "hostias".