ULTRACICLISMO

El 'Cid handbiker' que asombra al mundo rural con su bicicleta adaptada: "¡Me cago en…! Pero chaval, ¿adónde vas?"

El exbaloncestista paralímpico, Daniel Rodríguez, acaba de finalizar la ruta de El Destierro: 720 kilómetros en 72 horas con el propósito de visibilizar la discapacidad.

El handbiker y exbaloncestista Daniel Rodríguez./CEDIDA
El handbiker y exbaloncestista Daniel Rodríguez. CEDIDA
Andrea Robles

Andrea Robles

En 2012, Daniel Rodríguez (Valladolid, 1976) llegó al culmen de su carrera deportiva cuando formó parte de la Selección española de baloncesto en silla de ruedas en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. "Para un deportista pasar de ver 2.000 personas entre el público de la Copa a ir a pabellones con 22.000 es impresionante", recuerda a Relevo.

Poco después, en la temporada 2015/16 finalizó una década como baloncestista en la que, además de jugar en la Selección, compitió por el BSR Valladolid, en el Polaris-World Murcia, y en lo que a día de hoy es el CD Ilunion. Colgó las botas pero no terminó con el deporte. De hecho, fue en Londres cuando se enganchó a la silla que le ha traído estos días a la primera plana.

"Yo tenía un espónsor que era el que me hacía la silla de baloncesto y también hacía handbikes. No me la dio gratis, pero sí a buen precio". Con aquella bicicleta adaptada en la que va tumbadoy pedalea con las manos, Daniel ha completado la primera etapa del Camino del Cid, la ruta de 'El Destierro', todo un desafío de 720 kilómetros en tres días. "Había hecho el Camino de Santiago y, como ahora vivo en Burgos y no conocía el Camino del Cid y es bastante importante, me animé", nos cuenta.

Este valiente pucelano se vistió de conquistador para dar voz al deporte paralímpico en un viaje digno de los libros de aventura. "El eslogan del camino es Sólo para valientes... Y dije 'vamos para allá a ver qué pasa'", relata.

Si para el Cid Campeador fue la ruta del destierro, para Daniel fue la de la visibilidad. "Yo lo he hecho con la intención de visibilizar la discapacidad, sobre todo en el ámbito rural, porque es mucho más directo cuando te encuentras con señores y señoras que viven en pueblos, o chavalillos, le hablas prácticamente a dos, tres personas, y les explicas por qué estás en esta bici, cómo es, o que he jugado en los Juegos. Es como una jornada de puestas abiertas, ellos atienden con mucha más curiosidad, es mucho más personal".

Los pueblos acogieron con cariño, cenas y recibimientos de instituciones al Cid handbikerador: Caleruega, Esteban de Gormaz, Atienza… en esta última incluso le abrieron la oficina de turismo porque el bar en el que comía no tenía baño adaptado. "Eso es lo que pasa en los pueblos", apunta.

El paisaje de aquellos escenarios medievales relatados en el Cantar de mío Cid le conquistaron: "Lo que más me ha gustado de esta ruta es que he descubierto sitios espectaculares, Burgo de Osma, el desfile de la Yecla, el castillo de Gormaz… Es una pasada. Uno de los viajes que más he disfrutado. Y lo he hecho en una época en la que el paisaje es todavía más castellano, con esa tierra yerma y más dura. Es como yo lo recuerdo desde pequeño".

Sin embargo, lo mejor para él fue disfrutar del cariño y el interés por su deporte entre los habitantes de los pueblos castellanos, quienes alucinaban al verle con su caballo de batalla de dos ruedas.

"Había tres abuelos en un banco al sol y me vieron pasar y decían cosas como '¡Me cago en…!', 'Pero chaval, ¿adónde vas?'. Es lo que me gusta del ámbito rural, que la gente es muy verdadera, muy auténtica con sus expresiones, no hay postureos. Cuando hice el Camino de Santiago, un chaval me estuvo preguntando sobre mi handbike y decía '¡esto es muy futurista!'. Ese niño no lo olvidará, lo va a contar a sus colegas en cuanto llegue al colegio".

"Un chaval miraba mi handbike y me decía '¡esto es muy futurista!'"

Daniel Rodríguez Handbiker y exbaloncestista paralímpico

Un pionero en ultradistancia

En su travesía por las tierras castellanas le acompañaron muchos ciclistas. En la salida desde Vivar del Cid, 50 ciclistas de Princess Bike, un club de mujeres que apoyó a Rodríguez en este camino junto a Concentro Burgos y el Consorcio Camino del Cid. Varios ciclistas se sumaron por una ruta que en nada se parecía al destierro, pero ninguno de ellos tenía discapacidad: Dani Rodríguez es pionero en la ultradistancia.

"Soy el único que hace carreras de estas, lo he mirado porque me vendría bien tener alguna referencia, pero no lo hay. Me encanta que la gente pueda contactar conmigo en redes para consultarme. Aunque sea el primero, para mí es importante hacer lo posible para no ser el último".

"Para mí es importante hacer lo posible para no ser el último handbiker en ultradistancia"

Dani el Rodríguez Handbiker y exbaloncestista paralímpico

El Tourmalet, el puerto de Morcuera, una carrera de 720 kilómetros del Camino de Santiago, o los 400 kilómetros en Girona: lo que empezó siendo un complemento aeróbico en su carrera de baloncestista, ha terminado convirtiéndose en un modo de vida para el handbiker: "Hace dos años me quedé en el paro y salía por la mañana, hacía 40 kilómetros y me decía '¿por qué no 50?' y de ahí llegó el '¿por qué no voy a los pirineos e intento subir el Tourmalet?'. Dicen que si subes el Tourmalet ya tiene sel carnet de ciclista… Y entonces me interesé en hacer carreras de ultraciclismo".

Pese a lo fácil que fue para él engancharse al ultraciclismo, en la práctica no es tan sencillo competir, tal y como explica Rodríguez: "Es muy importante el tema mental. En los 400 kilómetros de Girona, por ejemplo, competía en parejas. Eran muchas horas en bici, arrancábamos a las cinco de la mañana hasta las once de la noche, y un día a las tres horas le dije a mi compañero, Néstor, 'hoy me siento poderoso'. A las seis horas estaba tirado en la cuneta, hecho un guiñapo y pidiendo algo que comer".

"Le dije a mi compañero: 'hoy me siento poderoso'. A las seis horas estaba en la cuneta hecho un guiñapo"

Daniel Rodríguez Handbiker y exbaloncestista paralímpico

Aunque, sin duda alguna, el momento más llamativo de su nueva vida de ultraciclista fue lo que ocurrió en Cervera de Pisuerga y que puede verse en el siguiente vídeo: cuando chocó con una vaca.

El handbiker Daniel Rodríguez choca con una vaca. CEDIDO

"Fui a ver a un amigo que vive allí. Resulta que en esa zona hay mogollón de vacas, tienen Denominación de Origen y las tienen sueltas. Y apareció una de la nada y me choqué como por detrás. A la vaca no le pasó nada, a mí tampoco... bueno, de la bici se me rompió una pieza y tuve que comprarla, claro. Como la vaca no tiene seguro, pues nada".

Un baloncestista «peleón y anotador»

Hace 20 años un accidente de tráfico sentó en una silla a Daniel. Hasta entonces, él jugaba al rugby en la liga universitaria de Valladolid. Tras el accidente, cuando se recuperaba en el hospital de Toledo, su padre vio un partido de BSR baloncesto en silla de ruedas—. Quedó impactado. "Cuando vio ahí todos chocando, uno dado la vuelta, el otro no sé qué, subió y dijo: 'Ya sé a qué vas a jugar ahora'".

Empezó como un hobby, pero salió del hospital en septiembre de 2003 y en junio de 2005 ya estaba debutando con la Selección.

"Era muy peleón y anotador", asegura. Su experiencia en uno de los deportes con más contacto como el rugby marcaba la diferencia, aunque donde más lesiones ha sufrido ha sido en el BSR: "Daba mucha cera y no me importa recibir porque igual sabía que yo iba a dar".

Daniel Rodríguez tira a canasta en Londres 2012. CPE
Daniel Rodríguez tira a canasta en Londres 2012. CPE

Una bici de carbono y 1.000 kilómetros de travesía

Repasando todos esos kilómetros en handbike o los puntos encestados, Rodríguez tiene claro lo que ha supuesto el deporte en su vida: Te sientes mejor porque te hace estar más fuerte, ser más independiente, porque necesitas menos ayuda para llegar a los sitios o subir rampas... Vas aceptando tu situación y la vida se abre paso con múltiples posibilidades".

Eso es lo que quiere trasladar con sus retos. El siguiente será disputar una carrera de 1.000 kilómetros, pero para ello parece fundamental completar su otro objetivo: conseguir una handbike de carbono, que pesa 8 kilos menos que la que utiliza.

"Quiero lograr un espónsor, al menos para la entrada, que esto es como un coche. Hablamos de 12.000 euros, claro… ese es el problema del deporte adaptado. La silla de baloncesto costaba 6.000 euros, solo las ruedas 1.500, es una barrera a la hora de practicar algunos deportes, por eso doné la silla y, cuando me haga con la bici de carbono, donaré la que utilizo ahora mismo".

En su camino al siguiente reto, el Cid handbiker, Daniel Rodríguez, ha iniciado un sorteo de un reloj para recaudar fondos y estar más cerca de su nuevo caballo de batalla.