Dmitri Aliev, el campeón europeo que cambiará los patines por las armas
El patinador artístico es uno de los primeros deportistas reclutados por Rusia para la Guerra en Ucrania. "No me lo imagino con un arma", dice Javier Fernández, rival suyo durante muchos años.

Dmitri Aliev siempre quiso ser deportista. Empezó en la nieve con el esquí y acabó triunfando sobre el hielo, patinando, bailando y haciendo piruetas. Llegó a ser campeón de Europa y este año quería resarcirse tras no clasificarse a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, pero no podrá ser: Vladimir Putin le ha reclutado para la Guerra en Ucrania.
El martes estaba publicando un mensaje en Instagram anunciado que comenzaba ya la nueva temporada, la del desquite. "Se abre la temporada. Siento unas emociones maravillosas gracias a vosotros. Vamos a seguir trabajando", escribió, junto a una foto en la que aparecía feliz y rodeado de peluches. Unas horas después recibió un aviso, según el cual tenía que unirse a la reserva militar rusa.
"Yo no me lo imagino empuñando un arma", dice a Relevo Javier Fernández, uno de los mejores patinadores de la historia y que fue rival de Aliev durante muchos años. "Es un gran chico, por lo menos las veces que hemos cruzado palabras y momentos en las competiciones".
Aliev es uno de los primeros deportistas en ser reclutados por Putin para la Guerra en Ucrania. Hay patinadores, boxeadores, snowboarders… una lista que seguro que seguirá creciendo en los próximos días. "Ojalá se acabe pronto. Es una situación muy dura a nivel mundial y deportivo", lamenta Javier Fernández.
Una vida entre patines
Aliev nació el 1 de junio de 1999 en Ukhta, una ciudad del noroeste de Rusia y donde su padre era profesor de esquí. Lógicamente, lo primero que hizo cuando su hijo empezó a andar fue ponerle unos esquís.
Pero a Aliev no le convencía del todo y rompió con la tradición familiar. Aparcó el esquí y a los seis años empezó a patinar. A patinar sobre hielo, claro. Lo hacía tan bien que a los 14 años se mudó a San Petersburgo, cuna de grandes leyendas del patinaje artístico, para seguir progresando.
El tiempo confirmó que no se había equivocado: fue bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2016 y subcampeón del mundo júnior en 2017. Al año siguiente se colgó la plata en el Europeo y en 2020, con Javier Fernández ya retirado, fue oro.
Parecía que lo mejor estaba por llegar, pero todo empezó a torcerse. En un examen médico le detectaron algo extraño y le hicieron un test para comprobar su pulso cardíaco: lo tenía muy por debajo de lo normal. Le derivaron a un hospital de Moscú.
"No estás enfermo. Al revés: estás muy sano", le dijeron, según contó él mismo en 'FS Gossips'. De acuerdo a los doctores, las personas que hacen esquí suelen tener el pulso más bajo. A eso se añadía que había crecido en un lugar muy al norte, lo que también afectaba.
Aquello le distrajo demasiado. "Fue una gota más en el vaso". También tuvo lesiones y alguna que otra crisis interna. Todo ello derivó en que no se pudiera clasificar a los Juegos de Pekín 2022, que era su gran objetivo. Fue una gran decepción y ahora quería resarcirse, pero su vida ha dado esta semana un giro de 180 grados.