DOPAJE

Qué es la hormona de crecimiento, la sustancia que obligó a perfeccionar los controles de dopaje deportivo

Durante décadas fue uno de los métodos de dopaje más extendidos por ser indetectable en los análisis. En la actualidad sigue dando de qué hablar.

Cao Lei, en los JJOO de Pekín. /Cameron Spencer/Getty Images
Cao Lei, en los JJOO de Pekín. Cameron Spencer/Getty Images
Javier Mercadal

Javier Mercadal

Para los tramposos en el deporte, todo vale. Es la gran lacra del dopaje, que por definición siempre va a ir por delante. Primero surgen los métodos para engañar y, después, la respuesta a estos. Uno de los métodos de doping más extendido a lo largo de las últimas décadas ha sido el uso de la hormona del crecimiento. Sobre todo porque hasta hace relativamente poco su detección no era sencilla, lo que a la hora de hacer trampas se volvía una ventaja inconmensurable. De hecho, en la década de los 90 se la conocía como la "droga de los campeones". También por ser un método de dopaje mucho más caro que otros.

En la actualidad, el uso de la hormona del crecimiento con fines dopantes puede ser detectado a través de una prueba antidoping. Con motivo de los Juegos Olímpicos de 2008, la Agencia Mundial Antidopaje anunció la creación de un test efectivo contra esta sustancia, que hasta esa fecha lograba camuflarse en el organismo humano. Unas técnicas que han sido perfeccionadas con el tiempo. No obstante, esto no siempre detiene a los tramposos. Sin ir muy lejos, Blessing Okagbare, medalla de plata en Pekín 2008, dio positivo en hormona de crecimiento antes de Tokio 2020, razón por la cual recibió un castigo de 10 años (cinco por las sustancias no permitidas y otros cinco por negarse a colaborar).

Qué es la hormona del crecimiento

La hormona del crecimiento (también conocida como GH por sus siglas en inglés) es una sustancia creada por la glándula pituitaria que regula el metabolismo y el crecimiento humano. Resumiendo mucho, la GH ayuda a controlar el proceso por el cuál las células del cuerpo convierten la comida en energía u otras sustancias que se puedan necesitar. Es clave en el desarrollo humano, por lo que tanto la ausencia como el exceso de la misma es perjudicial para la salud.

En caso de falta de hormona del crecimiento, sobre todo en niños, pero también en adultos, existen tratamientos que pueden añadirla de forma artificial. El caso más famoso del mundo es el de Leo Messi, quien de niño tuvo que someterse a esta terapia para paliar sus problemas de crecimiento. En la actualidad, el exjugador del Barcelona mide 1.70 metros. Una talla considerada normal para un adulto. Sin embargo, según el doctor Diego Schwartzstein, el médico que le diagnosticó su déficit en la hormona del crecimiento cuando era un niño, en una entrevista con Infobae en 2018, podría haber tallado hasta 15 centímetros menos de no haberse sometido al tratamiento.

Cómo influye la hormona del crecimiento en el deporte

Evidentemente, el caso de Messi no tiene nada que ver con el dopaje, pues correspondió a un tratamiento llevado a cabo durante su niñez a un trastorno diagnosticado. Sin embargo, muchos han sido los deportistas que han utilizado la hormona del crecimiento para ayudarles en su desempeño profesional, pese a no estar permitido. ¿Por qué?

La hormona del crecimiento es especialmente popular entre aquellos deportistas que optan por hacer trampas por su efecto lipolítico: lo que es lo mismo, posee la facultad de ayudar a perder peso rápidamente pero manteniendo la misma masa muscular. De esta manera, el balance entre músculo y grasa queda descompensado a favor del primero, lo que convierte a la GH en una sustancia muy útil en los llamados deportes de fuerza. No solo eso, su combinación con otras sustancias, algunas de ellas permitidas, como puede ser el caso de la creatina, genera un cóctel muy ventajoso para, por ejemplo, la halterofilia.

Los deportistas que usaron la hormona del crecimiento

De hecho, el levantamiento de pesas es el deporte por excelencia afectado por el uso de la hormona de crecimiento. Famoso es el hecho de que Lydia Valentín solo subió al podio para recoger una de las tres medallas olímpicas que ganó a lo largo de su carrera (el bronce de Río 2016). Las otras dos, plata en Pekín 2008 y oro en Londres 2012, las recibió en diferido. En el caso de los JJOO de China, durante la competición Valentín finalizó quinta tras levantar 250 kilos. Sin embargo, tras realizar unos reanálisis, tres de las cuatro levantadores que el precedían quedaron descalificadas. Sin ir más lejos, Lei Cao, quien quedó primera en la categoría de 75 kilos, fue descalificada por el uso de hormona del crecimiento sintética (GHRP-2). La levantadora española no vio reconocido su primer lugar hasta 2018, una década después de la competición.

La hormona del crecimiento también ha sido utilizada habitualmente en el ciclismo. De hecho, fue una de las sustancias que se encontraron en el autobús del equipo Festina durante un control de aduanas entre Bélgica y Francia. Concretamente, el convoy tenía en su interior 100 ampollas de la sustancia, así como otras 200 de EPO. En una entrevista con el diario As, el exciclista Jesús Manzano llegó a decir que en su deporte "hay barra libre con la hormona del crecimiento". Lance Armstron en sus confesiones también admitió haberla utilizado, igual que Bjarne Riis, Michael Rassmusen o Floyd Landis, por nombrar solo unos caso. Un caso curioso fue el de Samuel Sánchez, quien recibió una sanción de dopaje de dos años aunque la UCI consideró que su positivo por hormona del crecimiento fue involuntario.