SALUD

Javier, Nuria, María y todas las vidas que el deporte salva después del cáncer

Las historias de estas personas demuestran cómo la actividad deportiva mejora el día a día de los pacientes que padecen esta enfermedad.

María Torrente, en su consulta en el Hospital de Puerta del Hierro./RELEVO/RODRA
María Torrente, en su consulta en el Hospital de Puerta del Hierro. RELEVO/RODRA
Rodra P

Rodra P

Un día cualquiera, mientras hacía deporte por la sierra, Javier G. volvió a sufrir una molestia muy dolorosa en el pecho. Como si se le fuese a partir en dos. Era un melanoma. Un cáncer metastásico con tumores vagando por todo su organismo. Un fisioterapeuta de 32 años al que de pronto le cambió la vida. "No voy a salir de esta", fue lo primero que pensó. Le habían detectado el cáncer tarde y empezaba a sentir su cuerpo, tan acostumbrado al deporte, del revés.

Javier sufría un doble dolor: su daño físico y toda la tristeza de sus seres queridos. El peor de los pesares. Pronto empezó a quedarse sin apetito, sin poder dormir, sin ánimo. "El cáncer hace que cambies de persona de la noche a la mañana", cuenta. Después llegó la quimioterapia, con la incertidumbre de saber si funcionaría o no. De los días malos, a los días peores.

Desde un pueblo de la sierra de Madrid, Javier siguió luchando. Se agarró a todo lo que pudo, se compró un perro, "Titán", y se refugió en el deporte. Comenzó a dar paseos de 100 metros y de repente pasaron a ser de 150. Poco a poco, el deporte cuantificaba que estaba mejor. Al año y medio del diagnóstico, Javier se tapó los ojos al salir a la calle. No quería que le vieran porque estaba muy emocionado; esa misma mañana sacó la bici de su casa, su pasión, tras tanto tiempo.

Ocho años después de aquel día en la sierra, la bicicleta de Javier sigue recorriendo el noroeste de la Comunidad de Madrid. Asegura sentir su cuerpo recuperado al 90%, con alguna restricción respiratoria y más fatiga, lo que también toca cuando te asomas a los 40. Cuando superas un cáncer nadie sabe lo que viene después. Y Javier ha recuperado la naturaleza de su cuerpo gracias al ejercicio diario. Aún padece el miedo de qué sucederá con esta enfermedad tan ladina en los próximos años, pero como él dice: "Si algo se tuerce, estaré preparado físicamente. Por eso seguiré entrenando".

Javier G. con su bicicleta en la sierra de Madrid. JAVIER G.
Javier G. con su bicicleta en la sierra de Madrid. JAVIER G.

María Torrente, cardióloga del Hospital de Puerta de Hierro, conoce la historia de Javier. Es la coordinadora de Clarify, un proyecto impulsado porla Comisión Europea que estudia los factores que afectan la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes oncológicos que han superado el cáncer. Cuando se vence a la enfermedad aún queda mucho por hacer. Clarify suma la pericia de instituciones punteras como el University College of London o la Universidad Politécnica de Madrid para analizar grandes cantidades de datos y ofrecer respuestas a los años posteriores al cáncer. Desde el Hospital de Puerta de Hierro se persiste en la investigación sobre esta enfermedad, con el Dr. Mariano Provencio a la cabeza, su jefe de servicio de oncología médica.

Los efectos secundarios de la quimioterapia, la fiereza de la enfermedad y las secuelas de cada cuerpo condicionan la etapa final de los largos supervivientes del cáncer. Muchos pacientes no se reencuentran con su cuerpo tras completar los tratamientos. Sufren dolores, descansan peor, no duermen... Para vencer al cáncer también hay que superarlo después. El proyecto de Clarify le ha servido a María para fortalecer una idea que repite con entusiasmo: el deporte es vital para que los largos supervivientes de esta enfermedad retomen vidas de calidad. La ciencia avala al deporte, que repercute en la alimentación, al generar más apetito, y favorece el descanso, al premiar con sueño las horas de esfuerzo.

El cáncer persiste como una de las principales causas de los fallecimientos a nivel mundial. Según el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), en el año 2020 se notificaron 19,3 millones de casos nuevos, con 9,9 millones de muertes. Más de la mitad de los diagnosticados con cáncer no sobreviven. En España, atendiendo a las cifras que muestra REDECAN, los casos en 2021 llegaron hasta los 276 mil. El cáncer de pulmón es el que más vidas se lleva por delante.

En cuanto a la Comunidad de Madrid, del Observatorio del Cáncer de la AECC del año 2019 se extraen los siguientes datos: de cada diez diagnósticos de cáncer terminaron falleciendo tres, con más hombres que mujeres. El impacto del coronavirus ha alterado el recuento de cifras en 2020 y 2021, y ya sitúa a las enfermedades infecciosas como las más mortales en estos dos últimos años.

Justo en agosto del 2020, cuando los madrileños se daban un respiro de la pandemia, Nuria Mendoza notó un bulto alargado al lado de su pecho. En ningún momento le avisó el dolor. Pero era cáncer de mama. "Vamos a por ello", se dijo. Está claro que la enfermedad no le afectó al corazón, su punto menos vulnerable. Nuria afrontó la noticia de la única manera que sabe: con mentalidad ganadora.

Pese a la dureza de las sesiones de quimioterapia, Nuria se obligó a introducir el deporte en su rutina. Y nunca dejó su puesto de trabajo, como directora de CAFyD y Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Francisco de Vitoria. Además de la fatiga física, Nuria acusaba la lentitud de mente, peleada con el teclado al escribir algunos correos para la Universidad.

"El deporte tendría que ser obligatorio en el tratamiento de la enfermedad", es la frase que más refuerza Nuria al repasar su caso. Como si fuera un medicamento más. Y defiende las evidencias científicas que afirman que el deporte ayuda a sobrellevar la quimioterapia, antes, durante y después. Tras un año y medio de su diagnóstico, Nuria ha superado el cáncer. Cuando aprietas tanto, el destino se viene de tu lado. En su nuevo día a día, lo único que no negocia es su rutina de entrenamientos. En las jornadas de mayor sofoco para su cuerpo, Nuria baja a la piscina del centro universitario y al salir de natación siente que todo marcha con naturalidad.

Nuria, en un partido de pádel con sus amigas. NURIA MENDOZA
Nuria, en un partido de pádel con sus amigas. NURIA MENDOZA

El deporte ha cambiado las historias de Javier y Nuria, y María, con Clarify, pretende que además de salvar vidas, siga salvando vidas de calidad. La medicación vence al cáncer y el deporte lo supera después. Son un ejemplo. Y de ese éxito no se salva ninguno de los tres.