BÁDMINTON

El Maracaná del bádminton, un recinto de "ultras" donde se idolatra a Carolina Marín

La subcampeona mundial reconoce lo especial que es Indonesia en su carrera y, sobre todo, el Istora Senayan.

El Istora Senayan, el estadio donde Carolina Marín ganó su segundo Mundial./Relevo
El Istora Senayan, el estadio donde Carolina Marín ganó su segundo Mundial. Relevo
Guillermo García

Guillermo García

Yakarta.- El distrito de Senayan, en Yakarta, respira deporte. Y no sólo porque estos días se esté celebrando allí el Mundial de baloncesto. Es un aroma que pervive los 365 días del año dentro del Gelora Bunk Karno, un complejo polideportivo con campos de béisbol, canchas de tenis, un estadio con capacidad para 20.000 personas o el flamante Indonesian Arena, donde España está disputando las primeras fases de la Copa del Mundo.

Pero por encima de todos esos enclaves, destaca el Istora Senayan. Un recinto para más 8.000 aficionados que se ha convertido en el Maracaná del bádminton en un país donde el deporte del volante es religión. Un credo con numerosas deidades pero sobre las que destaca una foránea: Carolina Marín. La onubense es ídolo de masas en el país asiático y sólo hace falta acercarse a este recinto, sagrado para el bádminton, para darse cuenta.

Nos acercamos hasta el Istora, pero no podemos pasar. Estos días está ocupado por ejercicios de la policía local y por un congreso privado. Sin embargo, en la puerta nos encontramos a Elang que se encarga de vigilar las entradas. No habla inglés, pero cuando nombramos a Carolina no duda en levantar el pulgar y asentir con la cabeza. Primera prueba del reconocimiento.

Dos jugadores aficionados a las puertas del Istora. Relevo
Dos jugadores aficionados a las puertas del Istora. Relevo

El Istora está cerrado estos días al público. Pero a su alrededor el bádminton sigue siendo el gran protagonista. Decenas de practicantes rodean el estadio con sus raquetas y sus plumas. No necesitan ni red. Y ahí vuelve a aparecer el nombre de la jugadora española. "Es un referente. Lo que ha hecho es increíble", asegura Indra, una chica que juega con sus hermanos a las puertas de un recinto con significado especial para la onubense.

Varios aficionados juegan al bádminton a las puertas del Istora.Relevo

Seguramente sea el recinto que más ha marcado la carrera de Carolina Marín. Para lo bueno, pero también para lo malo. El Istora fue testigo en 2015 del segundo triunfo mundialista de la española en un pabellón rendido a sus pies. Fue la consagración de la onubense como gran estrella mundial. Pero allí también vivió uno de sus peores momentos cuatro años más tarde, cuando sufrió su primera rotura de ligamento cruzado en su rodilla derecha.

Sin embargo, el Istora es mucho más para Carolina Marín, como reconoce a Relevo pocos días después de su plata mundial: "El Isora Senayan es muy especial para todos los jugadores de bádminton por cómo se vive este deporte en Indonesia. Yo siempre lo he comparado con los ultras del futbol allí en España. Pues allí en un pabellón de 10.000 personas son los ultras del bádminton. Están todo el rato chillando, animando incluso a jugadores extranjeros. Lo que se vive allí no se vive en ningún otro lado".

Carolina Marín durante el Mundial de 2015 en Yakarta. Efe
Carolina Marín durante el Mundial de 2015 en Yakarta. Efe

La relación de la doble campeona mundial y oro olímpico con Indonesia siempre ha sido especial, como ella misma reconoce. "Yakarta es una alegría para mi, porque competir allí es como si estuviera en mi segunda casa", señala Carolina. "En Indonesia me han apoyado antes de yo empezar a ganar grandes títulos. Me han dado siempre mucho cariño. Tengo muchas amistades con muchos jugadores. Me tratan genial".

"Hay un hotel a 5 minutos andando del pabellón y no puedo ir caminando porque podría tardar hasta una hora porque siempre hay gente pidiendo fotos o autógrafos"

Carolina Marín

La jugadora española -que acaba de conquistar una plata mundial con la que nadie contaba tras sus lesiones, haciendo bueno su lema 'Puedo porque pienso que puedo'- es una especie de Cristiano o Messi cuando está en Yakarta. "Hay un hotel a 5 minutos andando del pabellón y no puedo ir caminando porque podría tardar hasta una hora porque siempre hay gente pidiendo fotos o autógrafos y siempre acabo pidiendo un transporte", comenta la onubense entre risas.

Esa fama al principio impactó a Carolina que se sentía "un poco extraña porque yo no estaba acostumbrada a que me parasen tanto en mi país y sin embargo cuando viajaba a Indonesia me paraban, me pedían mogollón de fotos, autógrafos… hasta que ya cada vez que iba cada año lo normalizaba más. Pero al principio me impactaba mucho por el hecho de que me pidieran más fotos y autógrafos siendo una chica de otro país". Un ídolo foráneo que sigue muy presente en el Istora y sus alrededores. El Maracaná del bádminton donde Carolina sigue siendo referencia.