RELEVO

Se acabó Relevo: muere el proyecto de nuestras vidas, permanece el espíritu con el que lo construimos

El medio deportivo que vio la luz en 2022 se apaga para siempre.

Reunión de redacción en Relevo en 2022./SALVA FENOLL
Reunión de redacción en Relevo en 2022. SALVA FENOLL
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

Llegó el día Z. Ya no habrá más Relevo. Muere el proyecto de nuestras vidas, una manera única de sentir, contar, construir y comunicar el deporte. Se rompe un equipo profesional que ideó y consolidó un medio y una marca en un tiempo récord. Se quiebra un grupo humano que siente que nunca encontrará un espacio común como este. Permanecerá siempre, como dice nuestra Carolina Marín, el espíritu con el que se creó y defendió Relevo hasta el último minuto de la prórroga. Como alegaría algún entrenador, y con razón, 'no nos han dejado acabar lo que empezamos'. Nuestra sagrada familia particular.

Fuimos una start-up. Llegamos de todas partes, laborales y geográficas. Medios, agencias, plataformas, entidades deportivas, universidades… Algunos eran rivales. Otros nunca habían pisado una redacción deportiva. No se imaginaban que un día acabarían en una… mucho menos que ese sería su lugar en el mundo laboral. Nos dieron todos los medios para construir desde cero. Nuestro padre nos dijo que imagináramos que estábamos en el garaje de nuestros padres, que creáramos sin dar explicaciones. Lo fundamos con las tres patas, editorial, producto y comercial, sentadas en la misma mesa. Todo un laboratorio experimental. Y empezó la locura. Armar un equipo de 80 profesionales, ponerle nombre (by Pablo Díaz), lanzar en redes, competir desde el primer día, estrenar la web, innovar, arriesgar… pero cumpliendo objetivos. Y así fue.

Se pudo hacer mejor, pero difícilmente se pudo hacer más. Contamos con una comunidad de 2,6 millones de seguidores en redes (más del 60% menor de 34 años) y una media de 5,5 millones de usuarios en web, en menos de tres años. Nos vamos como medio deportivo líder indiscutible en Tiktok. Elevamos LALIGA Fantasy a sus mejores números históricos rompiendo todas las expectativas. Creamos marcas y programas como Quiero ser como o Los Tristes Tíos (o los de los retos). Nuestra identidad visual ha sido imitada e incluso produjimos un documental del Chava Jiménez que compró Movistar. Mikel pintó donde no llegábamos solo con palabras. Lanzamos una revista de deporte y moda urbana, Relevo Mag. Y un programa de pádel (Punto dulce), y otro para la Gen Z (NPC)… No se nos olvidan nuestros especiales de mercado tematizados en twitch (Última llamada y Relevo Mercato). O los Relevo Talks. Tampoco las Reinas de La Alhambra o el Relevo x change. Nos asociamos con Strava. Recibimos Premios de Wan Ifra o en los INMA, los más prestigiosos a nivel internacional.

Nos vestimos de rosa y morado por convencimiento, no solo el 8M. Rosa Relevo le llamamos, porque queríamos que el color nos situara donde exactamente queríamos estar. Eléctricos, guapetones, irreverentes… pero no pálidos. Lo primero que se ve cuando se entra en la redacción es un futbolín de las campeonas del mundo. Nos propusimos construir un entorno en el que las mujeres (no la mujer a secas, querida Paloma) no fueran expulsadas por el tono o los contenidos. Que ellas mostraran el camino. Solo con su mirada este medio pudo contar lo que contó. Rubiales sabe de lo que estamos hablando.

"Entro cada día pensando a ver cuál me he comido hoy", contaba un compañero de la competencia, aludiendo al nivel informativo del medio. "Cuando llega un reenviado vuestro ya decimos 'ojo, que si lo pone Relevo es verdad", nos confesaba un entrenador de Primera hablando de nuestra credibilidad. "Te queremos para que hagas aquí lo que hacéis en Relevo", les han dicho a compañeros cuando les han llamado de otros medios. Nos han imitado formatos y han acabado citándonos quienes al principio no solo lo prohibieron, sino que silenciaron la palabra Relevo en sus titulares. No hay rencor, solo orgullo por todo lo anterior.

Desde que anunciamos ayer el cierre, hemos recibido un aluvión de mensajes. De odio (x) y de agradecimiento (Instagram). En Tiktok la cosa está disputada, sirva como apreciación del tono y clima de cada canal. Reproducimos el de un usuario que nos escribió este mail. "Leer Relevo era casi como recuperar la esperanza en un mundo mejor. Leer sobre deporte, con textos elaborados y respetuosos, con un tratamiento único hacia el deporte en general y el deporte femenino en particular. Lo que debería ser normal ha sido una excepción histórica. Demasiado corta. Ahora estoy desolado, pero cuando me recupere les echaré de menos como se echan de menos las cosas realmente importantes". Estas líneas condensan todo lo que soñamos cuando no teníamos ni nombre.

Ilustración de Marrezketabar.
Ilustración de Marrezketabar.

Que se cierre un medio de comunicación, aunque sea deportivo, es una tristísima noticia para la sociedad, (gracias, Faustino). Se van al paro 65 profesionales y se apaga un espacio, el nuestro, combativo, indomable e imperativamente sensible con todos aquellos territorios en los que el deporte puede ser vehículo de cambio. Valga un ejemplo: La doble bronce mundial de salto de longitud Fátima Diame no podía poner su nombre en Youtube sin que aparecieran cientos de vídeos donde se le sexualizaba a través de sus saltos y que desembocaban en un torrente de comentarios machistas en sus perfiles. Una situación sobre la que se sinceró en Relevo y que llevó a la Federación Española de Atletismo a denunciar de forma masiva todos esos vídeos. Se borraron 600 contenidos.

Hemos conquistado espacios que ahora se quedan vacíos, pero nosotros nos vamos llenos. De orgullo. Y también de rabia. Teníamos mucho que soñar, que descubrir, que escribir y contar. Han caído muchas lágrimas y quedan otras tantas. Porque este grupo no llora por quedarse sin trabajo. Llora por perder este trabajo. Este equipo. Esta camiseta. Tan injustamente pronto para quienes juntos dieron tantísimo.

"Somos una familia con valores antes que periodistas", decía mi Matteo Moretto. Efectivamente, una familia que ahora es desahuciada. Nos quedamos sin casa, porque Relevo fue eso, casa. Entregaremos los ordenadores, nos daremos un último abrazo y, antes de coger el ascensor, tragaremos saliva y bilis y miraremos atrás para despedirnos del lugar al que nunca podremos pero siempre querremos volver.

El funeral de Relevo