Cuando el deporte se convierte en un filón para la inclusión social: "Cambia tanto la forma de pensar como la vida de las personas"
El proyecto 'Fútbol y deporte' de la fundación Cepaim ha sido galardonado con el premio innovación social de la Fundación 'la Caixa'.

El proyecto 'Fútbol y deporte' de la Fundación Cepaim es una iniciativa con la que se busca la inclusión social a través del deporte. Este año ha recibido el premio de la Fundación 'la Caixa' a la innovación social por su labor con las personas que sufren cualquier tipo de discriminación.
¡Muchas gracias! 👏🏼👏🏿👏🏾
— CONVIVE Fundación Cepaim (@FundacionCepaim) February 2, 2024
"Nosotros trabajamos a nivel social para mejorar la vida de las personas", argumenta Mehrad Alizadeh, director autonómico de Cepaim en Extremadura y coordinador del centro de Navalmoral de la Mata, donde se inicia este proyecto. "Lo que yo personalmente, como persona refugiada que llegó hace 40 años a Europa, valoro más en general en este tipo de proyectos, es llegar a las personas y apoyarles para que puedan encajar", asegura.
Este proyecto nace en 2019 y desde entonces han participado 8419 personas. El proyecto está enfocado, sobre todo, en ayudar a personas inmigrantes a encontrar la forma de alcanzar sus propósitos. "Ahora utilizamos el deporte como medio para llegar a las personas y luego detectar sus intereses. Poder escuchar qué quieren hacer o qué proyecto personal tienen para el futuro es lo que proporciona el proyecto. Lo mejor del proyecto es poder ver el resultado", asegura el coordinador de Navalmoral de la Mata.
Juan Pablo Gonuis fue participante cuando apenas estaba en cuarto de la ESO. Estaba con sus amigos en el patio cuando se les acercó un señor "que venía de la Fundación Cepaim con un montón de juegos de mesa y tableros de ajedrez debajo del brazo", recuerda. En ese momento no sabía quiénes eran ni cuál era la intención del proyecto. "En su momento ni lo analicé, pero pensándolo con perspectiva fue bastante eficaz", valora Gonuis.

"Lo que más me llamó la atención era que casi todos los participantes éramos de fuera. Estaban los españoles jugando fútbol por un lado y el resto sentados jugando al ajedrez", recuerda Juan Pablo. "Aunque uno no lo procese, al final vas conociendo personas, culturas, deportes, ideas... Cambia tanto la forma de pensar como la vida de las personas".
Al cumplir los 18, abandonó el proyecto como participante para unirse como voluntario. "Cuando hablo de este proyecto, en lo que más me enfoco es en el punto de vista del voluntario. Cuando ves la magnitud de un proyecto así como voluntario es cuando te termina gustando".
Esta iniciativa no solo está enfocada en personas inmigrantes discriminadas por su raza o su cultura. "Está abierto para todos", afirma Mehrad Alizadeh. El trabajo de Gonuis se enfoca sobre todo en ayudar a las personas mayores. "Terminas encontrándote con gente que te cuenta cómo ha sido su vida y te impacta escuchar testimonios de cómo se sienten las personas cuando son discriminadas por su edad o abandonadas en centros de mayores".
En este tipo de proyectos las historias personales son las más importantes. Juan Pablo recuerda una de sus inicios como voluntario cuando les llevaron al centro de mayores a ayudarles con una actividad. Allí había una mujer que quería bailar, pero estaba en silla de ruedas y no podía, así que una de las trabajadoras empezó a mover la silla para simular el baile.

"Veías a la señora supercontenta", recuerda. "Cuando me acerqué a hablar con ella, me explicó que cuando era joven era bailarina. Después, nos contó el proceso de ir perdiendo la movilidad en las piernas y lo complicado que fue para ella renunciar al baile". Esta es una de las historias bonitas que Juan Pablo guarda con cariño como su labor de voluntario. La parte triste llega cuando "te cuentan cómo se sienten cuando les abandonan en la residencia y están meses sin ver a sus nietos".
"Lo mejor del proyecto es que está hecho con amor. Se hace pensando en las personas que necesitan una acción social inmediata. Gente que está siendo rechazada por su edad, por su estatus social, por su economía, por su raza, por su forma de pensar o sus discapacidades intelectuales o físicas. La gente que trabaja en él son personas que atienden este tipo de necesidades y lo hacen desde un punto de vista genuino y desde el amor y el cariño, que es algo que viene haciendo mucha falta", finaliza Juan Pablo.