ENDURO EXTREMO

Las mil cicatrices de Mario Román, el guerrero de la categoría más extrema del motociclismo: "Empiezan 2.000 y solo cinco terminamos la prueba"

El madrileño cita a Relevo en Búnker Moto Área de Brunete para explicar la dureza de su disciplina: "El dolor es temporal".

Jorge Peiró
Álex Corral

Jorge Peiró y Álex Corral

Más que un piloto es un guerrero plagado de cicatrices. También tiene rasgos de superviviente cuando llega a un terreno inexplorado y tiene que jugarse el físico improvisando cabriolas con su moto entre barrancos, rocas, lluvia, barro y animales. "Me rompí los dos ligamentos cruzados sin caerme de la moto, simplemente haciendo un mal apoyo en el suelo", explica Mario Román (34 años), que compite en la disciplina más extrema del motociclismo.

"Se giró la rodilla y me ha pasado dos veces por igual, me rompí el cruzado anterior. Los médicos te lo pintan como que no vas a volver a poder competir", confiesa el piloto de Enduro Extremo a Relevo, que asumió hace mucho que las lesiones son parte de su vida. El dedo índice, el cruzado, la rodilla... a Román le da igual tener un historial tan extenso porque tiene claro que "el dolor es temporal".

El madrileño convive con ello desde que se subió a una moto por primera vez siendo muy pequeño y asegura disfrutar cada obstáculo que salta a toda velocidad con su moto. No obstante, las historias más escabrosas sobre lesiones se las guarda para detrás de las cámaras. Esas que obligan a inventarse remedios caseros en medio del bosque para poder seguir compitiendo.

Mario Román, volando por Brunete. RELEVO
Mario Román, volando por Brunete. RELEVO

"Es muy difícil salir de las lesiones, tanto físicamente como psicológicamente", revela desde Búnker Moto Área en Brunete, un trazado exigente que impresiona nada más verlo. Al piloto le encanta el terreno porque mezcla obstáculos en forma de roca, troncos o neumáticos con veloces rampas de tierra junto a tramos más técnicos. Sin embargo, es a pocos kilómetros donde tiene otro lugar fetiche, una cantera, a la que se acerca a matar el gusanillo de la adrenalina que se le despierta cada poco.

Entre vuelta y vuelta con su inseparable moto, el piloto madrileño revela los secretos de la disciplina que practica, desconocida para parte del público general. "Hay pruebas que empiezan 2.000 pilotos y solo acabamos unos pocos, cinco o así, la satisfacción es enorme porque sabes que has completado algo casi imposible", detalla para ilustrar la complejidad de los recorridos.

Cuando el piloto llega a ese terreno desconocido, tiene que improvisar para moverse con habilidad entre montañas, piedras, árboles y animales en lugares donde llueve y deja de hacerlo en pocos segundos. "Te levantas cada día para ser un poco más fuerte y llegar a la siguiente carrera y sufrir un poco menos... es tal el grado de sufrimiento que nunca estás completamente preparado", recuerda sobre los sacrificios que hace a diario.

El sol, a punto de ponerse en Brunete. RELEVO
El sol, a punto de ponerse en Brunete. RELEVO

"La improvisación es muy importante porque cada prueba tiene un terreno diferente, llegas ahí y te encuentras siempre algo distinto". Román cree que el riesgo es relativo cuando se sube a la moto, pues lleva conviviendo con él desde muy pequeño. Lo tiene más que interiorizado. "Yo era un niño muy inquieto desde pequeño, me tiraba por las escaleras con el triciclo, me caía y me hacía una brecha en la frente. Siempre me ha gustado el riesgo y ya con muy poquitos años buscaba esa adrenalina y la bici era lo único que tenía en ese momento, de niño quería esa libertad de montarte en una moto y ser tú mismo".

El madrileño lleva casi veinte años subido a una moto. "Salía al parque o iba detrás de casa y hacía mis primeros pinitos. Con seis años me regalaron mi primera moto de gasolina y, a partir de los doce, ya empecé a hacer pruebas por toda España viajando con mi padre". Llegar a competir de forma profesional tuvo que esperar un poco. "Empezó siendo un hobby y una afición... todavía me faltaban unos años para darme cuenta de que esto era un tema más serio y profesional".

Los primeros pasos de Mario Román. RELEVO
Los primeros pasos de Mario Román. RELEVO

Eeste guerrero con mil cicatrices, entre las que llama la atención la de su índice izquierdo y las molestias que le causa cada dos por tres cuando pilota, tiene facetas desconocidas. Una de ellas es la de creador de contenido, sobre todo en Instagram y en Youtube. Con más de 100.000 suscriptores en su canal, Román dedica muchas horas a subir videos de sus onboards mientras compite, anécdotas, momentos curiosos con la moto y demás.

Precisamente en uno de sus videos surgió un eslogan que se viralizó hace algún tiempo, que ahora repiten pilotos a mitad prueba y que ha llegado a dar nombre al equipo que ha creado: 'Sorry bro'. Esta expresión luce en sus guantes, ropa y en todos lados. Tratando de evitar contacto con otro piloto, Román soltó esta muletilla ('lo siento tío' en castellano), terminó tumbando a su contrincante y generó un momento cómico.

Mario Román, subido a su moto. RELEVO
Mario Román, subido a su moto. RELEVO

Desde entonces, son sus palabras mágicas que le acompañan allá donde va. Para cerrar su charla con este medio en Brunete, el piloto reflexiona sobre su vida: "Soy alguien fuerte y alegre. Me gusta mucho lo que hago y no lo cambiaría por no lesionarme, a veces hay que estar un par de meses recuperándonos de una lesión pero vale la pena. Mi sueño es seguir haciendo lo que me gusta y ser uno de los mejores pilotos del mundo".