BOXEO

Carlos Coello persigue el Mundial de la Casa Real de Tailandia en el colegio en el que estudió

El gaditano se enfrenta al tailandés Jatuphon Raksapa este sábado en Cádiz. Coello intentará convertirse en tetracampeón mundial de muaythai.

Carlos Coello./
Carlos Coello.
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Carlos Coello lleva el nombre de Cádiz allá donde va. El gaditano, de 34 años, reside en Tailandia desde 2015, pero su tierra siempre está presente. Pelea con un pantalón con los colores del equipo de la ciudad y nunca deja pasar la oportunidad de mentar a los suyos. Su arraigo, sumado a su carisma, le han hecho ser una personalidad muy conocida y querida en la ciudad andaluza.

La vida de Coello, por el momento, está en Tailandia, pero uno de sus mayores propósitos es hacer crecer su deporte en España. Por ese motivo desde el 2019 empezó a organizar eventos en Cádiz. "Siempre intento transmitir los valores de este deporte que me ha dado tanto", apunta a Relevo el luchador. Con ese objetivo en mente, Carlos ha disputado cinco títulos mundiales en nuestro país. Tres han sido en Ponferrada y los otros en su ciudad. El 2019 fue un año de sensaciones encontradas para él. Había sido en la capital del Bierzo campeón WKN e ISKA, pero le faltaba reinar en casa.

El 22 de febrero de 2019, Coello se proclamó campeón mundial WMF en Cádiz. Había 1.500 entradas disponibles y todas se agotaron. Fue una noche mágica y quiso repetirla. En agosto, por la faja WBC, peleó en el estadio del Cádiz. Fue un sueño, pero acabó en pesadilla ya que perdió por KO, aún así, el recuerdo es bueno. "Valorándolo con el paso del tiempo es una de las noches más importantes de mi carrera. En la presentación del evento pusimos imágenes de ese día. Para alguien tan cadista como yo, fue un sueño poder pelear en nuestro templo", admite el luchador.

Si algo caracteriza a Coello es su resiliencia. Se cayó e intentó levantarse, organizando un nuevo evento para abril de 2020. Tenía una gran idea en su cabeza, pero la pandemia la echó al traste. No quiso quemarla antes de tiempo, la guardó con mimo y ahora, casi cuatro años después, al fin podrá realizarla. "Soy muy sentimental para elegir dónde pelear. Hacerlo en el Nuevo Mirandilla fue especial y quería otro lugar marcado para mí. Por ello, voy a pelear en el polideportivo del que fue mi colegio, el San Felipe Neri. Algunos profesores que tuvo hace 20 años estarán presentes. Nunca habría imagino volver así", admite con una sonrisa el gaditano.

El lugar elegido da sobrenombre el evento. "He querido llamarle 'Escuela de Valores' por lo que quiero inculcar con el muaythai, que son unos grandes valores, y obviamente por estar en mi colegio", desvela Coello. El primer círculo lo cierra ahí, ya que cuatro años después verá cumplido otro sueño. El segundo es ganar, de nuevo, ante los suyos. "Me pasa incluso a mí. He sido campeón mundial en Cádiz, pero todos tenemos en la cabeza lo del estadio. El público me ha demostrado que está conmigo pase lo que pase, pero quiero darles otra gran victoria", añade.

El último círculo que desea cerrar Coello tiene un lado sentimental, pero otro de justicia. En 2018 peleó por el Mundial WMC (World Muaythai Council) en Ponferrada. Es el cinturón del organismo propiedad de la casa real de Tailandia. Fuera de los títulos de los estadios, es el de mayor prestigio en el país en el que vive. "No me puedo quedar con un Mundial. El primero fue el más especial como persona, ya que así cumplía la promesa que le hice a mi madre antes de fallecer. Ese título me ayudó a liberarme mentalmente y sin él no habría llegado el resto. Deportivamente, vencer un cinturón ISKA es lo más prestigioso, pero ganar en Cádiz un Mundial fue muy especial. Fuera de lo sentimental, el WMC sería mi mayor victoria deportiva. Siempre quise ser campeón de un organismo tailandés", admite el peleador.

Esa parte sentimental está clara, aunque la de justicia le cuesta más. Coello tiene 85 peleas como profesional. Sabe lo que es ganar y perder. Cuando toca la cara amarga no pone excusas, por ello nunca ha querido publicitar en exceso lo que sucedió en su disputa del cinturón WMC. El español pasó la noche anterior a la pelea en el hospital por una infección en su tibia. Le prohibieron pelear, pero no quiso dejar a los aficionados sin combate y compitió. Su rival, el tailandés Army Sasiprapa le ganó, pero no figura como campeón porque se dopó. Merecía la nueva oportunidad y por ello el WMC se la ha dado.

El de este sábado, por tanto, es un evento para quedarse a cero mentalmente. Momento de cerrar todo y mirar al futuro. También bajará la persiana de su peor racha como peleador. Coello volvió el pasado 2023 a la competición después de sufrir el síndrome del outlet torácico, una dolencia que casi le cuesta su carrera deportiva. "No podía hacer vida normal", relataba a Relevo hace unos meses. Pudo superar la lesión y volvió. Está en un gran momento. En diciembre, antes de volar a España, peleó en el norte de Tailandia y ganó por KO. Sus sensaciones son inmejorables.

"Mental y físicamente la lesión me hizo cambiar muchas cosas en mi día a día. Ahora conozco mejor mi cuerpo y no fuerzo (en Tailandia ha vivido durante años con sesiones de entrenamiento de ocho horas diarias). Ese autocontrol me ha permitido llegar mejor que nunca", admite Coello antes de buscar la faja WMC en el peso pluma. Le espera el tailandés Jatuphon Raksapa, quien hará que el pleito sea todavía más especial.

"La mayor parte de mi carrera la he hecho en Tailandia peleando contra locales. Cuando he venido a España, salvo una vez (la citada ante Sasiprapa), siempre me ha tocado pelear contra luchadores que tenían un estilo más de kickboxing. Me tuve que adaptar. Ahora, al fin el público podrá ver al Carlos real, al que pelea en Tailandia como un thai más", concluye sonriente Coello. Un sueño mas se sumará a su lista de metas cumplidas este sábado. El resultado es secundario, aunque les debe una victoria mundialista a los suyos y se la dará.