UFC

Volkanovski releva a Topuria y recupera su trono en el peso pluma

Alexander Volkanovski es el nuevo campeón de la UFC del peso pluma tras vencer por decisión unánime en el combate estelar del UFC 314.

Alexander Volkanvoski golpea a Diego Lopes durante el UFC 314./UFC
Alexander Volkanvoski golpea a Diego Lopes durante el UFC 314. UFC
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

En una noche cargada de expectación en el Kaseya Center de Miami, Alexander Volkanovski volvió a mirar desde lo más alto. El australiano se reencontró con la victoria grande, esa que redime y que silencia dudas, al imponerse a Diego Lopes por decisión unánime, tras cinco asaltos intensos y tácticos, para alzar el Campeonato de UFC del peso pluma (estaba vacante tras la renuncia de Topuria para subir al peso ligero). Fue un combate más cerebral que visceral, en el que la experiencia y la capacidad de adaptación del excampeón marcaron la diferencia.

Volkanovski no venía solo con el peso del reto deportivo. A sus 36 años cargaba también con las secuelas de dos nocauts brutales (Makhachev y Topuria) y con el murmullo de quienes ya le veían superado. Pero el sábado, dentro del octágono, mostró una versión pulida, calculadora y profundamente determinada. Volk tenía menor alcance y lo intentó solventar con velocidad. Lopes le conectó con alguna acción, pero el asalto fue para el australiano. En el segundo acto la pelea se puso todavía más vibrante. El excampeón mandaba, pero Lopes le envió al suelo con un mano, lo que puso en tablas el pleito y dejó claro que todo podía suceder. El brasileño era muy peligroso y era algo con lo que Volkanovski debía jugar. Además, tras un golpe fue cortado en el ojo izquierdo, lo que podría afectarle en la visión.

A partir del tercero, eso sí, todo pareció encauzarse. El australiano tomó el mando con su estilo característico: pasos laterales, cambio de ritmos, combinaciones al cuerpo y el uso de las fintas para frenar la agresividad del brasileño. Cuando estaba en el centro del octágono dominaba y se vio. La pelea fue igualada, con opciones para la promesa, pero Volk estaba cómodo y supo ofrecer lo que pedía la pelea en cada momento. Las tarjetas cayeron del lado de la leyenda: 49-46, 49-46 y 48-47. Volkanovski todavía tiene cuerda para rato y Miami lo confirmó.

La imagen del final fue poderosa. Cuando le colocaron el cinturón, Volkanovski rompió en emoción contenida, con la mirada al cielo y los labios temblorosos. "La adversidad es un privilegio", dijo segundos después, y esas palabras pesaron tanto como los golpes que había lanzado: no hablaba solo de la pelea, hablaba de todo lo que lo había traído hasta allí.

La cartelera estelar de UFC 314 acompañó con nombres y actuaciones que también dejaron huella. Paddy Pimblett sorprendió al mundo al noquear a Michael Chandler en el tercer asalto con un derechazo perfecto que lo posiciona como un top10 de la división. Yair Rodríguez, por su parte, frenó el debut de Patrício "Pitbull" Freire con una victoria clara por decisión unánime (triple 30-27), en un combate que mezcló lo técnico con lo emocional. También brilló Jean Silva, quien sometió a Bryce Mitchell con un "ninja choke" impecable en el segundo asalto, confirmando su amenaza en el peso pluma. Y cerrando la lista, Dominick Reyes volvió a saborear el triunfo tras años de altibajos, noqueando a Nikita Krylov en el primer round y dejando claro que aún tiene pólvora en los puños.

Pero, por encima de todos, la noche fue de Volkanovski. Porque hay victorias que se celebran como campeonatos, y hay campeonatos que se celebran como redenciones. UFC 314 fue ambas cosas para él.