Masiá y Holgado, o la importancia del estado mental cuando se pelea por un título mundial
Los dos pilotos españoles, junto a Sasaki, centran la pelea por el título de Moto3 cuando sólo quedan seis carreras por disputar.

El Mundial de Motociclismo afronta sus seis últimas citas, repartidas en dos bloques de tres grandes premios cada uno: primero los de Indonesia, Australia y Tailandia; y tras una semana de descanso, los de Malasia, Qatar y Valencia. Un periplo muy exigente y extenuante en el que se van a decidir los tres campeones del mundo de 2023. Uno, el de Moto2, parece bastante decantado del lado de Pedro Acosta; los otros dos están mucho más abiertos, con Jorge Martín a sólo 3 puntos de Pecco Bagnaia en MotoGP, y con los tres primeros de Moto3 en 9. Y dos de estos son españoles.
Desde Japón está al frente de la general Jaume Masiá, que cuenta con seis puntos sobre Ayumu Sasaki y nueve sobre Daniel Holgado, el que había liderado la cilindrada pequeña desde el arranque del curso. Un enfrentamiento que promete ser intenso y en el que se van a medir chavales muy jóvenes. Masiá llegó al Mundial como una gran promesa, aunque su carrera terminó siendo un poco montaña rusa, con distintos cambios entre KTM y Honda, hasta el punto de que en este año volvió a las filas de Leopard Racing, con los que ya había corrido en 2020.
"Aquella etapa fue diferente. Ese año tenía mucha presión y no me supe llevar del todo bien con el equipo, y sólo empecé a tener esta sensación que tengo ahora mismo al final de ese año, que fue cuando empecé a luchar por ganar carreras y conseguir podios. Quizás pequé un poco de ignorante al no saber abrirme al equipo en cuanto a lo sentimental y cuando no o cuando sí pedir un abrazo, que siempre se agradece, y por eso estoy muy agradecido en estos momentos y con ganas de más", explica el valenciano a Relevo, después de que en las últimas semanas no se cansase de repetir lo importante que estaba siendo su grupo humano para ser capaz de encontrar la regularidad que le había faltado en el pasado.

"Cuando ya el año pasado mi objetivo era subir a Moto2 y no lo logré, al final hablé con mi padre, y con las ofertas que teníamos decidí que, si éste iba a ser mi último año que, aunque fuese el único que corriese, lo quería hacer disfrutando con un gran entorno humano y seguir viajando y disfrutar de pilotar. Y también le comenté que como los conozco tanto, aunque fuese con una Mahindra, me vendría con ellos. Porque el empeño que da tanto Christian [NdR: Lundberg, director técnico de Leopard Racing)], como todos los mecánicos es increíble y eso al final... subirte a la moto con la sensación de que es lo mejor que puedes tener es increíble", añadió.
Y es que, por fin, Masiá ha alcanzado un nivel de madurez nada sencillo para chicos que salen muy pronto de casa y que se dedican a buscar su máximo a alta velocidad dando vueltas por el mundo. "Sí que me he equivocado en momentos de mi carrera. Al final eso es parte de la madurez, y ahora estoy en un momento de mi vida muy bonito. Sé leer muy bien las cosas y tomar las decisiones correctas en cada momento, es cosa de la experiencia, de caídas, y de momentos malos sobre todos, así que alguien ha querido que sea en este momento y que lo pueda aprovechar", apunta.
La situación de Holgado es diferente. Él tan sólo está en su segundo año en el campeonato. Y a diferencia de Masiá, va a seguir en 2024 en Moto3, lo que le ha permitido reflexionar sobre cómo encarar esta oportunidad. "Poco a poco estamos volviendo", nos explicaba tras su tercer puesto en Japón, después de no haber subido al podio en los tres anteriores grandes premios, y haber terminado con dos ceros en dos de ellos.
"Aunque en Barcelona hice una buena carrera, allí llevaba tres Q1 seguidas, así que imagina el pedazo de bache que tenía incluso siendo líder del campeonato. Fue una situación un poco complicada. He querido cambiar mi mentalidad y me he querido alejar un poco de todo para quitarme presiones. Llevaba primero desde la primera carrera y eso es un poco complicado. Me he quitado esa presión de encima y ahora estoy empezando a disfrutar", añadió.
Un peso que no le estaba permitiendo rendir. "Yo me auto presionaba, queriendo demostrar, y es complicado gestionar eso. Y me pregunté después de Misano a mí mismo qué estaba haciendo. Son cosas que pienso y me he quitado ese peso. Las cosas vuelven a funcionar y estoy otra vez sonriendo. Estoy feliz, aunque me haya ido mal, porque tengo que disfrutar. Me estoy dando cuenta de que se leen así las cosas". Holgado tira mucho de su familia (viaja siempre acompañado de su padre), pero sobre todo de su hermana, que ha completado recientemente sus estudios de psicología.
"Me manda mensajes y siempre está para lo que necesite. Y yo mismo he sabido entenderlo, dándome cuenta de que tenía que dejar de auto presionarme tanto y empezar a disfrutar. Si este año no se gana, no pasa nada, porque es mi segundo año en el Mundial y no tengo la obligación de tener que ganar. Estoy demostrando lo que estoy demostrando y tengo que disfrutar. Así es como salen las cosas", subrayó.
Un chico de 23 años con una carrera llena de altibajos, y otro de 18 que se ha encontrado peleando por un título desde el arranque de su segunda temporada; las dos bazas españolas para lograr la corona de Moto3 en este 2023.