MOTOGP | GP DE CATALUÑA

Seedorf, un paro forzoso y el sí a cualquier oportunidad: la sorprendente carrera de Aleix Espargaró

El piloto, criado a menos de 20 kilómetros del Circuito de Barcelona-Catalunya, va a cumplir con un recorrido único.

Aleix Espargaró, Roberto Carlos, Clarence Seedorf y Álvaro Bautista, en la presentación del equipo. /RC3
Aleix Espargaró, Roberto Carlos, Clarence Seedorf y Álvaro Bautista, en la presentación del equipo. RC3
Borja González

Borja González

Circuito de Barcelona-Catalunya (Barcelona)-. Clarence Seedorf, el mítico centrocampista neerlandés que ganó la Champions League con el Ajax de Ámsterdam, el Real Madrid y el AC Milan, tuvo durante tres temporadas un equipo de 125 centímetros cúbicos en el Mundial de Motociclismo. El proyecto arrancó en 2003 con Álvaro Bautista como uno de sus pilotos (el otro era un británico llamado Christopher Martin al que terminó relevando un danés, Robbin Harms), con Aprilia como moto. En 2004 la dupla la formaron Bautista y Héctor Barberá, que ganó cuatro pruebas y fue subcampeón del mundo.

Para 2005, el que terminaría siendo el último año del equipo Seedorf Racing (con la incorporación a modo de imagen de otro ex del Real Madrid, Roberto Carlos), la escudería tenía que elegir al sustituto de Barberá, que iba a subir a los 250cc como compañero de Jorge Lorenzo, en un año en el que cambió de moto, de Aprilia a Honda. Y el elegido iba a ser el que quedase por delante en el Campeonato de España de Velocidad de la cilindrada entre el murciano Manuel Hernández y Aleix Espargaró. A la última prueba de Jerez llegaron con el primero con dos puntos de ventaja sobre el segundo. En la carrera Hernández se cayó mientras que Espargaró fue cuarto, lo que le dio el pasaporte al Mundial.

El catalán cayó en su nueva estructura en un momento de cambio, con una moto que no dio el rendimiento esperado, para desesperación de Bautista, que aspiraba a ser campeón. La versión de la moto del actual campeón de SBK en teoría era la que había ganado el título en 2003 con Dani Pedrosa y en 2004 con Andrea Dovizioso. La de Espargaró era una versión un paso inferior. Y con esto poco pudo hacer, aunque en su caso se sumó su exceso de nerviosismo (continúa con esa característica que ahora canaliza vía la híper actividad) y su juventud, porque había debutado con sólo 15 años en el campeonato. Una cierta inmadurez que no le hizo encontrar acomodo, y que dio el pistoletazo de salida a una carrera muy irregular, a trompicones.

Tanto como para quedarse en casa y sin moto tras terminar la temporada 2008. Tal vez, el punto clave de su trayectoria deportiva. Porque, a partir de ahí, Aleix se lanzó a agarrarse a todos los clavos ardientes que le ponían por delante: como desarrollador de una de las primeras Moto2, como sustituto de pilotos lesionados, en 250, en MotoGP; como piloto de las nuevas CRT (le dio un simbólico título a Jorge Martínez Aspar en la competición entre esos modelos que Dorna se inventó para rellenar la parrilla de la clase reina en un momento de crisis); y como valiente piloto de competición que alterna esto con las labores de desarrollador para dos fábricas, Suzuki y Aprilia. Esta última le coronó como su 'Capitano', y con esta moto ha firmado sus momentos más gloriosos en MotoGP, con tres victorias.

"Siempre lo he dicho. Mi carrera deportiva no ha sido fácil. Yo siempre he visto en Pol un tío con mucho más talento que yo, y cuando yo me quedaba sin motos, o no tenía motos competitivas, me he tenido que esforzar muchísimo, trabajar muchísimo, intentar ir más allá de lo que iban los otros pilotos para suplir esa falta de talento que yo siempre he pensado que he tenido. Tener esas motos y esos altibajos en mi carrera deportiva han hecho que yo nunca tirara la toalla en Aprilia y que otros pilotos con más talento que han venido aquí hayan dicho a la quinta o a la vigésimo quinta carrera 'se acabó, yo me piro de aquí'. Yo creo que toda esa experiencia que he acumulado ha hecho que llevase a la Aprilia a donde la he llevado", explicaba a Relevo.

Porque desde el principio no se cansó de repetir que su hermano, dos años más pequeño que él, tenía más talento que él, asumiendo eso que se decía, y esa limitación que se le presuponía. De Aleix han destacado todos con los que ha trabajado esa capacidad de esforzarse, de superarse, con un carácter caliente que muchas veces le ha jugado malas pasadas, y que ha hecho que termine metido en decenas de polémicas, en pista, fuera de ella, en redes sociales (es un adicto), algo que también ha generado muchas críticas hacia su persona. Pero es que él es así, impulsivo y sincero, una forma de ser que le ha convertido en uno de los favoritos de la prensa, porque siempre tiene algo interesante que aportar y porque nunca se esconde.

Y, lo repetimos, un tipo con una hiperactividad que ha canalizado fuera de los circuitos con las panzadas de bicicleta de carretera que se mete cada año, con kilometrajes al nivel de muchos profesionales del pelotón, y cuando está en ellos sacando petróleo de las motos con las que ha tenido la oportunidad de competir, en el MotoGP más igualado que se recuerda, y contra rivales de altísimo nivel y a los que todo el mundo presupone un talento mucho mayor que el suyo. Contra todo esto se ha rebelado, y por encima de todo esto se ha superado, le pese a quien le pese. Ahora se ha permitido hacer un Toni Kroos, y decidir cuándo poner fin a su carrera, dónde anunciarlo, y hacer todo esto en el mejor momento de una trayectoria plagada de agujeros.