Una caída que no fue una más: la preocupación que atormenta a Jorge Martín y a su equipo
El accidente del español a dos vueltas para el final de la carrera de Alemania ha abierto una herida para la que se busca cura.

La caída de Jorge Martín a dos vueltas del final de la carrera de MotoGP del Gran Premio de Alemania fue un mazazo muy duro, para el piloto, y para su equipo. Un accidente cargado de dramatismo. Martín encaraba el tramo final de la prueba con Pecco Bagnaia en modo caza, pero con la sensación de ser capaz de gestionar esas pocas décimas de ventaja que tenía, porque incluso a ese nivel de velocidad (la carrera fue 12 segundos más rápida que la de 2023, lo que supone un vuelta a vuelta 0.4 mejor de promedio) y de estrés, los pilotos de la clase reina son capaces de guardarse en el bolsillo una o dos décimas para afrontar momentos como estos.
Ese dramatismo vino por el momento del error, y por la importancia de la carrera. Porque iba a suponer quebrar la racha de triunfos de Bagnaia (tres domingos consecutivos); porque le iba a permitir cerrar el círculo de la perfección en Sachsenring; porque le iba a mandar a las vacaciones de verano como líder de MotoGP con 15 puntos de ventaja sobre el italiano, una posición en la general a la que se había encaramado en el segundo gran premio del curso, en Portugal; y porque tanto él como su equipo, el Prima Pramac, saben que les va a tocar remar contracorriente hasta que termine 2024, lo que hace que este tipo de incidentes se atraganten más de lo habitual.
Y esto último por cómo ha terminado encajando el mercado, con el futuro de Martín en Aprilia, y el de Pramac en Yamaha, lo que sigue generando la impresión de que concluir esta etapa con el número 1 es una quimera. Dicho esto, los mensajes de puertas para afuera continúan en la línea de la confianza plena en Ducati y en que lo que pase lo definirá la pista, aunque es fácil rascar un poco de puertas para adentro para entender que esa mosca sí que está detrás de la oreja de más de uno, a la espera de que los acontecimientos den o no verosimilitud a esta especie de teoría de la conspiración. Lo que está claro es que desde este domingo el equipo oficial de la fábrica de Borgo Panigale (Bolonia) tiene el liderato de MotoGP.
El drama se vivió también por cómo se desarrolló la escena. El padre de Martín, Ángel, había abandonado ya el box del equipo de su hijo, desde donde ve las carreras, para ubicarse en la curva 1 y esperarle con la bandera de España que lleva siempre con él para entregársela al que parecía que iba a ser el ganador de la carrera. Esa bandera familiar con historia, la que Martín ha paseado muchas veces, la que Ángel y su mujer Susana llevaban por los circuitos cuando iban a los grandes premios como aficionados para animar a Alex Crivillé y compañía y cuando no podían ni soñar que un día ellos iban a vivir su pasión desde la primera fila. En esa curva 1 fue en la que se cayó el piloto de San Sebastián de los Reyes (Madrid), y por eso fue por lo que el scooter que le recogió en ese punto para volver al garaje lo conducía su padre.
La ira y la frustración de Martín se vio en los gestos, en que no se quitase el casco para no mostrar su cara, en el fuerte puñetazo que dio contra los paneles de su box nada más entrar, y que a punto estuvo de desmontarlos, y en algún golpe más (que no se vio) cuando entró en la oficina de su camión, antes de comenzar a respirar y a intentar bajar las pulsaciones para el momento posterior de dar las explicaciones ante la prensa, que llegaba poco más de media hora después del drama. Y ahí se entendió no sólo su nivel de pesadumbre, sino también algo que es peor, su nivel de preocupación, porque no paraba de dar vueltas a un posible patrón de lo que le había pasado en esta carrera, también a mitad del sprint de Italia y en la parte intermedia de la carrera de Jerez. Tres caídas liderando, las tres en curvas de derechas.
"Hay algo ahí que no sé si es a nivel mental o a nivel de conducción"; "No me queda otra que levantarme y seguir peleando, analizar con frialdad qué ha pasado"; "Si hay una caída es que hay un error y es lo que hay que entender y analizar bien"; "Tanto la caída de Jerez como la de Mugello o esta han sido idénticas, tocando el freno entrando a curvas de derechas, así que hay algo que no sé qué es"; "Me centraré mucho en mejorar y en corregir estos errores". Son algunas de las frases que nos dijo Martín, todas girando alrededor de un concepto: preocupación. Una visión que comparten en su box. "Son cosas que pueden pasar, pero es un poco culpa de todos, del equipo y mía, porque tenemos que buscar la fórmula de ayudarle en estas situaciones donde casi tiene la carrera en el bolsillo y luego pasa lo que pasa".
El que así hablaba tras la carrera era el team mánager de Pramac, Gino Borsoi, que evidenciaba que esta no la consideran una caída más. "Él es un talento, pero como todos los talentos hay cosas que no sólo el piloto puede arreglar, y la gente que está al lado tiene que ayudarle más. Creo que aquí está la clave del equipo y yo también tengo que buscar la forma de ayudarle en estas situaciones, encontrar el último peldaño que queda para ser mejor", asumía Borsoi, que le daba más importancia a esto que a la pérdida del liderato. "No lo hace más doloroso, faltan muchas carreras. Lo que me duele es no haber encontrado aún la clave para poder ayudarle en estas situaciones". Un problema que no esconden. Ahora tendrán tres semanas para tratar de entenderlo, y para recuperar anímicamente a un piloto que sigue muy metido en la lucha por el título de MotoGP.