MOTOGP

Catar acabó confirmando lo que todo el mundo sabía… la dupla Ducati-Marc Márquez no tiene territorio hostil

El catalán volvió a llevarse un fin de semana perfecto en un circuito a priori marcado en rojo.

Marc Márquez tras ganar en Catar. /Ducati
Marc Márquez tras ganar en Catar. Ducati
Raquel Jiménez

Raquel Jiménez

Antes de llegar a Catar en el paddock de MotoGP sobrevolaba una misma cuestión: ¿podría la superioridad de la dupla Marc Márquez-Ducati acabar con la sequía del ilerdense en territorio catarí? La respuesta tardó exactamente 48 horas en llegar, en forma de pole que unas horas más tarde se transformó en su cuarta victoria al sprint de la temporada. Importante no solo por el significado de volver a lo más alto del podio tras su error en Austin, sino porque lo hacía 11 años después de la última vez. Y entonces todo volvió a cobrar sentido.

"Es Catar, históricamente he ganado sólo un año. En todos mis mejores años siempre había sufrido y la primera sesión ha sido la más sorprendente, pero lo intuía, porque siempre con poco grip en pista me siento mucho más cómodo que el resto, pero luego, cuando se va engomando la pista, ya todo se va acercando mucho más, porque sólo hay una trazada", confesaba el viernes después de terminar tercero en el primer día de entrenamientos. Durante años, la prueba inaugural de la temporada ha sido un escenario aciago para el catalán, que ni en su mejor año en la categoría pudo acabar con esa especie de maleficio que arrastraba desde su segundo año en la categoría reina.

Sobre la mesa, el salvoconducto de mantener un perfil bajo que podría servir a Marc Márquez para ser el tapado "descubierto" del fin de semana. "A ver, si gano en Catar es que algo está pasando. Sobre todo, porque es un circuito de los que me cuestan. Para mí, estar aquí en el podio ya será un muy buen resultado". Así acabó siendo apenas unas horas más tarde.

Porque el resultado del viernes fue un simple aperitivo de lo que realmente se venía para el resto de rivales. En Catar, un escenario que históricamente se había ajustado entre todo o nada a las exigencias del octacampeón, Márquez fue capaz de sacarse una vuelta estratosférica de la manga para arrebatarle la pole a su hermano, la cuarta de la temporada. El primer punto que ya hacía presagiar lo que se venía unas horas más tarde, un dominio de principio a fin del ilerdense en la cuarta sprint de la temporada y la victoria que le permitiría volver a coger el liderato del mundial.

"No me esperaba este sábado. Es un sábado más importante que los otros para mí. Luego, para nivel de campeonato es lo mismo, porque hay los mismos puntos, pero, de momento, está yendo bien. No quiero decir nada más, porque mañana es la carrera. Me siento cómodo, cada vez, poco a poco, adaptándome a la pista. A ver si mañana podemos mejorar un poquito. Con los neumáticos usados me siento más cómodo que con los nuevos, creo que ahí puedo mejorar un poquito aún y lo importante es que en un circuito marcado en rojo, de momento, hemos recuperado el liderato. A ver si mañana podemos mantenerlo o perder los menos puntos posibles", pedía.

Jugando con los rivales

Y como si de un genio de la lámpara se tratase, el domingo concedió todos sus deseos. En un primer momento, y tras un problema en la salida, las alarmas se encendieron y la posibilidad de seguir alargando la sequía sobrevoló la cabeza de muchos. Lo que nadie se imaginaba es que era otra de las peripecias estratégicas que el catalán ya ha instaurado prácticamente como norma esta temporada y que confirma una vez más que su superioridad esta temporada va más allá de sus números.

"He ido todo el fin de semana tirando más de cabeza que de instinto, porque el instinto de pilotaje aquí me cuesta. He ido introduciendo cositas durante el fin de semana a nivel de pilotaje, en esas de derechas rápidas, que siempre me cuestan un poquito, pero en la carrera... ayer estaba convencido, pero tenía mis dudas. Si os habéis fijado cómo he gestionado al principio de carrera, tenía diez vueltas de neumático tirando fuerte. Por eso, he gestionado, he gestionado, he dejado que pasaran las vueltas, que Morbidelli se iba, pero he dicho: 'Al final, si queremos, ya lo pillaremos', porque estaba usando mucho neumático. Cuando me ha pasado Pecco, he dicho: 'Ahora empieza la carrera'. Es cuando me he empezado a espabilar", confesaba al acabar la carrera.

Una carrera en la que volvió a jugar con sus rivales de la manera más estratégica posible. Escondiendo todas sus cartas en un inicio que tuvo como su gran incógnita su estado de forma y enseñándolas al final de una carrera en la que volvió a dar una masterclass a lomos de su Ducati. Y entonces surge otro debate, ¿dónde está el límite de la dupla Marc Márquez-Ducati?