Los dilemas de Yamaha en MotoGP: un callejón con difíciles salidas
Una moto que no rinde, su líder Quartararo frustrado y un futuro marcado por los pilotos para 2024 y recuperar la escudería satélite.
Ese manido tópico de 'las aguas bajan revueltas en…' se puede aplicar al momento que vive Yamaha en MotoGP en esta temporada 2023, que se alarga desde 2022, un curso que terminó con un frustrado Fabio Quartararo por perder en la segunda mitad del año toda la ventaja acumulada en la primera y quedarse sin el título, en una campaña que finalizó con el adiós de la escudería satélite para la marca japonesa, que está afrontando la temporada con sólo dos motos.
En 2021 Yamaha había ganado el título con Quartararo, actual subcampeón del mundo. Franco Morbidelli fue segundo en 2020, en la segunda campaña del actual equipo RNF (ahora con Aprilia) como escuadra privada de Yamaha, que sustituyó a finales de 2018 a Tech3 después de que esta se embarcase en el proyecto KTM tras estar asociada en la clase reina con la casa de Iwata desde 2001. Y, ahora, con sólo dos prototipos en la parrilla, Yamaha vive un periodo crítico.
Por una parte, con los continuos lamentos de Quartararo por la falta de competitividad de su moto. El francés es ahora mismo noveno de la general a 45 puntos del líder Pecco Bagnaia con un único podio, un tercer puesto en Austin que celebró pero que no le supo como otros.
"Decir que hemos ido para atrás es un poco duro, pero sí que no hemos mejorado y los demás lo están haciendo. Como he dicho, hemos mejorado en cierto sentido con el motor, pero parece que nos ha quitado el equilibrio, o lo que sea. Nunca había pilotado una versión de esta moto tan agresiva, no puedo girar…", explicaba ya en Francia, durante otro fin de semana frustrante.
"He decidido no enfadarme más, porque siento que cada vez que me enfado esto hace que las cosas sean más difíciles. Creo que estamos en el momento más duro desde que estoy en Yamaha, pero no hemos sido capaces de encontrar soluciones. Y no tenemos ninguna base, ni velocidad. Es el momento de superar este momento duro para tratar de encontrar algo para superar esta temporada", añadió. Porque antes de comenzar la prueba de Jerez, Quartararo había dicho que lo que ahí pasase iba a marcar si podía luchar o no por el título. Y, si nos atenemos a eso, la respuesta sería un rotundo 'no'.
Los problemas en Yamaha se acrecientan por la situación en el otro lado del box. Porque Morbidelli, el subcampeón de 2020, parece la sombra de aquel piloto, y en el paddock se da por descontado que, en 2024, porque su contrato es de los que terminan a final de año, no seguirá en su actual sitio. El máximo responsable de la escudería, Lin Jarvis, ya aseguró que el italiano tiene hasta el parón de verano que llegará tras el triplete Mugello-Sachsenring-Assen para demostrar que merece continuar.
"Si finalmente no fuera Franco, eso nos obligaría a buscar otros candidatos. Es también por eso que quisimos poner a prueba a Toprak", declaraba hace un mes y medio, tras el mejor fin de semana de su piloto, cuarto en las dos pruebas de Argentina.
'Toprak' es Toprak Razgatlioglu, uno de los hombres fuertes en WorldSBK, uno de los que intenta acabar con la dictadura de Álvaro Bautista (el turco fue campeón en 2021, subcampeón en 2022 y segundo en la general ahora mismo). Razgatlioglu, de 26 años, hizo una prueba con la Yamaha de MotoGP en Jerez en abril y eso alentó los comentarios sobre su futuro en el campeonato rey del motociclismo. Pero, no: el pasado 22 de mayo sorprendió anunciando que se iba a desvincular de la fábrica japonesa para correr el próximo curso con BMW, un movimiento sorprendente teniendo en cuenta la poca competitividad de la moto germana. En cualquier caso, una puerta cerrada.
Todo esto oscurece el futuro de Yamaha, que en boca de Jarvis ha reconocido querer recuperar las dos motos perdidas. Una posibilidad complicada (o imposible) para 2024, y con los ojos puestos en 2025 en la estructura de Valentino Rossi, nombrado oficialmente al final del mes pasado como embajador de la marca.
Obviamente, con el actual nivel de Yamaha, la idea es deportivamente poco atractiva, aunque todos los caminos conducen a esto, también que el promotor del campeonato quiera un mayor reparto de motos (esto dejaría a la poderosa Ducati con seis y a todas las marcas con un mínimo de cuatro). En cualquier caso, el embrollo en Yamaha precisa de una revolución técnica, además de la necesidad de encontrar un compañero para Quartararo de cara al próximo año si Morbidelli sigue como hasta ahora.