Jorge Martín reconoce dos lunares en un año colosal y visualiza su hoja de ruta para 2024 y 2025
El piloto madrileño se lamenta de no haber sido más fuerte en el inicio del año y buscará aplicar en 2024 lo aprendido en este curso.
La temporada de Jorge Martín ha sido colosal. En un artículo del pasado 11 de febrero en Relevo le colocábamos el cartel de lo que los anglosajones definen como el 'dark horse', el tapado, un nombre que tener en cuenta en la pelea por el título de MotoGP. Algo nada fácil cuando se compite desde una estructura satélite.
Porque en la historia reciente sólo logró ser campeón fuera de un equipo oficial Valentino Rossi, en sus inicios en Honda, aunque él había heredado la estructura de Mick Doohan, y era una época en la que había muchísima menos igualdad técnica que en la actual. Martín ha competido con la misma moto que el campeón Pecco Bagnaia, sin interferencias por parte de Ducati, aunque el nivel de apoyo en los equipos de fábrica es siempre mucho mayor.
"Creo que a nivel técnico, a nivel de material, no me falta nada, tenemos todo lo posible para poder pelear por los mundiales", nos reconocía este domingo, ya con el título perdido, cuando le preguntamos por esta variable. "Y, luego, lo que hay fuera, ayudas externas y eso, creo que en Ducati tienen algo más, tienen el poder de controlar un poco a sus otros pilotos, pero es algo con lo que ya contaba al principio del año y con lo que voy a contar el año que viene".
El madrileño tiene ahora entre ceja y ceja conseguir ser campeón en 2024. Y, para 2025, correr en una estructura oficial. Si puede ser en Ducati, perfecto; si no, se buscará otro sitio. Por eso estará también muy atento a cómo evolucionen fábricas como Yamaha u Honda, aunque también es cierto que su rival por el sitio en la estructura de Borgo Panigale, Enea Bastianini, empieza a estar también ya atento a lo que se cueza en el mercado.
Martín ha ganado nueve de los 19 sprints disputados este año (se canceló el de Australia), con cinco top 3 más en las pruebas cortas. Y, después, se ha anotado cuatro carreras (las de Alemania, Misano, Japón y Tailandia), y ha subido otras cuatro veces al podio. En negativo han quedado también el error en forma de caída en Indonesia, cuando lideraba con solvencia la prueba; el fallo de elección de neumático en Australia, donde perdió agónicamente el primer puesto, y, sobre todo para él, el problema con el neumático trasero en Catar, que le dejó en una situación complicada para la cita decisiva disputada este pasado fin de semana en el valenciano Circuito Ricardo Tormo. Y en el análisis más en frío, el español también es consciente de dos factores.
Los dos 'peros' a una temporada memorable
El primero, el no haber sido tan competitivo en el primer tramo de la temporada. "En la primera parte de la temporada sufrimos y no fuimos tan competitivos. Y hay que ver por qué a principios de año sufrí, para empezar desde este punto en el que estoy en 2024", analizaba el domingo por la tarde.
El segundo, lo que le ha supuesto de estrés verse con opciones de ganar un Mundial de la clase reina, algo que no esperaba cuando arrancó el campeonato, y que le ha hecho no conseguir disfrutar del todo en la parte decisiva. Es algo que ha venido repitiendo en las últimas fechas, que necesitaba estar relajado para poder sentirse cómodo sobre su moto y sacar su potencial máximo.
Una rivalidad que recordaremos siempre
— DAZN España (@DAZN_ES) November 27, 2023
𝐉𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐭𝐢́𝐧 𝐲 𝐏𝐞𝐜𝐜𝐨 𝐁𝐚𝐠𝐧𝐚𝐢𝐚 🤝pic.twitter.com/WqkqNuz8U7
Y es que, si miramos la trayectoria del madrileño en la clase reina, 2023 ha sido el primer curso en el que se le han cuadrado las cosas. En su temporada de debut, en 2021, sufrió una brutal caída en Portugal que le condicionó físicamente todo el curso. En 2022 tuvo que competir con la versión más nueva de motor de Ducati, un propulsor que le impidió sacar su pilotaje de manera constante, y al que habían renunciado los dos pilotos del equipo de fábrica, el a la postre campeón Bagnaia y Jack Miller, por una versión anterior más trabajada.
Aquello le generó muchas frustraciones, aunque también le hizo entrar en 2023 de otra manera desde el momento en el que sintió que la versión de su moto para esta campaña ya sí que le iba a permitir sacar su 100%. Faltaba, eso sí, más experiencia, y más cuando su rival ya había vivido el bautismo de fuego que supone luchar por un título, en su caso con una remontada brutal de 91 puntos sobre Fabio Quartararo, aunque también el francés tuvo que defenderse con una evidente inferioridad técnica, algo que el propio Bagnaia nunca esconde en el análisis de su primera corona.
"Confío mucho en mi equipo, confío mucho en mí mismo, tenemos margen de mejora y para mí es mi segundo año en MotoGP, porque el año pasado no cuenta", apuntaba sobre esas complicaciones que hicieron que en 2022 sólo pudiese ser noveno de la general, por detrás de Bagnaia, Quartararo, su amigo Aleix Espargaró, Miller, Brad Binder, Álex Rins y su compañero Johann Zarco. Un salto enorme de rendimiento.
"Aún estoy aprendiendo muchísimo, y ya he peleado por un Mundial, que creo que esto forja mucho para el futuro. Y espero poder el año que viene traer el título a España", añadió. Porque esto es lo que tiene entre ceja y ceja, y lo que ha prometido para una temporada que dará su primer paso este martes en el esperado test de Valencia.