Cada victoria de Marc Márquez es una botella de champán descorchada en DAZN

Cuando los nubarrones económicos se cernieron sobre la plataforma de pago, DAZN decidió apostarlo (casi) todo al motor. Sin descuidar el fútbol, dejó pasar los derechos de la Euroliga de baloncesto y amplió su oferta de velocidad contratando la NASCAR, la World SBK, la WorldNCR y prácticamente todo lo que sonara a competición de cuatro ruedas que hubiera disponible en el mercado televisivo.
La apuesta era arriesgada: aunque la Fórmula Uno siempre ha tenido un nicho de aficionados en España, estos ya no son los tiempos dorados de Fernando Alonso. Por supuesto, cuando llega la primavera, todos nos emocionamos con el asturiano y pensamos que… pero, por lo general, a la quinta o sexta fecha ya sabemos que va a ganar Verstappen y que todas las carreras van a seguir un patrón muy parecido. De hecho, antes de Verstappen, Movistar Plus + (poseedora entonces de los derechos de la F1) se comió unos cuantos años de Hamilton y resistió, lo cual tiene un mérito enorme.
En cuanto a MotoGP, DAZN necesitaba algo que no acababa de conseguir: carisma y tirón publicitario. El motociclismo en España ha sido verdadera religión y lo sigue siendo en determinadas zonas del sur y del levante. En los 80, en los 90, en los 2000, incluso a principios de esta década… sus audiencias en abierto eran millonarias y todo el mundo sabía quiénes eran Valentino Rossi, Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo o Marc Márquez. Sus hazañas abrían portadas y sus piques juntaban en los bares a decenas de parroquianos cada domingo a las dos de la tarde para ver juntos la carrera de turno.
De seis millones a ciento veinticinco mil espectadores
Todo eso desapareció. De entrada, desapareció el dominio abrumador de los españoles y se dio paso a una alternancia en la que, sí, a veces ganan Joan Mir o Jorge Martín… pero también hay espacio para los Pecco Bagnaia, Quartararo y compañía. Aparte, desapareció el punto carismático, popular, de los campeones. Probablemente por su reclusión en la televisión de pago -125.000 espectadores vieron la última carrera en el canal (DAZN no comparte datos de usuarios internos en su plataforma), comparados con los casi seis millones que siguieron en Telecinco la victoria de Jorge Lorenzo en 2015 en el circuito de Cheste-, los pilotos de hoy probablemente sean tan buenos como los de antes, pero, a la fuerza, son menos conocidos.
Si en la calle no se habla de un deporte y si el rostro de sus campeones no aparece casi en ningún lado y no es fácilmente reconocible, es complicado captar nuevos suscriptores. Por eso, a DAZN le ha tocado la lotería con el resurgir de Marc Márquez. Lejos de su mejor versión desde aquella salvaje caída de 2020, el catalán parece que va a volar este año en su Ducati… y a eso hay que añadirle que el máximo rival puede ser su hermano Álex, ni más ni menos. Una narrativa estupenda para cualquier medio de comunicación.
Eso sí se puede vender. De momento, la primera carrera no ha tenido una audiencia superior a las de años anteriores… pero las motos han vuelto a las primeras planas, a los informativos y a las calles. La gente quiere ver a Marc Márquez porque es español, porque es un campeonísimo… y porque sirve de enganche a una época de su vida en la que eran más jóvenes, tenían más tiempo y disfrutaban más del deporte. Volver a ver a Marc Márquez, como sucede con Fernando Alonso, es, en cierto modo, volver a ser joven.
Un hilo necesario con el futuro
Por eso, cada victoria de Marc debería ser festejada por todo lo alto en las oficinas de DAZN España. Ya no dependen solo de las posibles genialidades de Adrian Newey en Aston Martin, sino que pueden presentar una cara amable y reconocible como reclamo para suscriptores. Si a eso le unimos que los españoles siguen pisando fuerte en Moto 2 y Moto 3, miel sobre hojuelas.
Con todo, obviamente, la cosa no va solo de DAZN. Va del motociclismo. Marc Márquez tiene ya 32 años, los mismos que tenía Rossi cuando también se montó por primera vez en una Ducati. No sé cuántos años tiene por delante y espero que muchos, pero no hay que obviar que ese cuerpo está muy golpeado por las caídas. Sus éxitos a corto plazo han de llevar a este deporte a donde estaba en 2015 y servir de enlace para que los aficionados se enganchen a los jóvenes que compiten con el campeón.
De esa manera, cuando Marc dé paso a otra estrella, esa estrella ya será el ídolo de unos cuantos y no se romperá el vínculo con la cultura popular que va de Ángel Nieto al propio Márquez pasando por Aspar, Sito Pons, Álex Crivillé, Sete Gibernau y los citados Pedrosa y Lorenzo. Un deporte puede sobrevivir económicamente al margen de la cultura popular de un país, pero si lo puede tener todo, sería absurdo renunciar a ello. Estoy convencido de que en la próxima carrera, no serán 125.000 los espectadores, sino muchos más. Y cuanto mejor le vaya a Márquez, por injusto que sea para el resto, más aficionados comprarán el paquete de turno y se pondrán delante del televisor.