NATACIÓN SINCRONIZADA

Anna Tarrés se baña en oro y recuerda su método: "¿Que no las abracé como a ellas les gustaría? Viéndolo con el tiempo, quizás sí"

La exseleccionadora española, que se posiciona con China al oro olímpico, rememora en el libro 'Las mujeres salmón' su metodología.

La selección china de natación artística con Anna Tarrés de entrenadora. /GETTY
La selección china de natación artística con Anna Tarrés de entrenadora. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

El 6 de septiembre de 2012 la vida le cambió a Anna Tarrés mientras pasaba sus vacaciones en Extremadura después el empacho de medallas de los Juegos de Londres, cuando el dúo y el equipo se colgaron la plata y el bronce que pusieron la guinda a una botín inigualable en la sincro.

La entrenadora barcelonesa, olímpica en Los Ángeles 84, sacó un deporte del fondo de las profundidades y lo aupó a los podios y a la televisión, con el anuncio de Freixenet como ejemplo o la creación del icono de Gemma Mengual, magnética, "la nadadora con las mejoras piernas para hacer sincro que hemos visto" (dicho por las juezas), quien se convirtió en la abanderada de un deporte femenino que con el tiempo fue equilibrando la balanza con el masculino y acercándose a la paridad.

Pero detrás de la purpurina había también oscuridad. Eso es lo que denunciaron una serie de nadadoras que habían sufrido la exigencia del deporte de élite bajo la mano de Tarrés, los métodos que ellas tildaron de abusadores, con ejemplos como el de "trágate el vómito" o "estás gorda", incluso la medalla que se le arrebató a Paola Tirados y otros capítulos que ellas detallaron en una carta.

La sincro se enmarañó allí en un conflicto de intereses entre el presidente de la RFEN Fernando Carpena y la propia entrenadora, una lucha por el poder y la razón que contaminó una atmósfera cuyo desenlace fue que Tarrés ganó el juicio por despido improcedente, y dejó a la federación sin alrededor de 400.000 euros. Ahora, con el paso del tiempo, el libro que sale a la vente este jueves titulado Las mujeres Salmón, de la periodista de AS Patricia Cazón, rescata parte de la historia del retrato de Anna Tarrés.

"Que al final estábamos solas en esto y hacíamos lo que podíamos. Y al final no hay más historia. ¿Que no las he abrazado como a ellas les gustaría? Viéndolo con el tiempo, ahora que se necesita tanto abrazo, pues quizá sí. Pero las he cuidado más que si fueran mis hijas", explica la entrenadora, autodidacta, dura como explica Andrea Fuentes: "Cuando venía con el pelo engominado, temblábamos; ese día tocaba sufrir". "Es verdad que tengo un carácter muy duro y perfeccionista, pero no había mala intención, sino profesionalidad", se defiende ella, que reconoce que ahora utiliza otra manera de ser porque todo ha evolucionado.

«¿Qué quieren las sirenitas?»

La sincronizada en España molestaba en los años 90. Después de los Juegos de Barcelona, el waterpolo era la joya de la corona con la Generación de Oro y la natación, un deporte donde gracias a la repatriación de Martín López Zubero, de padre aragonés pero afincado en California (Estados Unidos), y la nacionalización de Nina Zhivanevskaya, ganaba medallas mundiales y olímpicas. "¿Qué quieren las sirenitas?", preguntaban cada vez que la molesta Tarrés pedía algo.

Testaruda como es ella, y con el crecimiento de Mengual y del equipo después de que las concentraciones permanentes en el CAR de Sant Cugat dieran sus frutos, la entrenadora se convirtió en autosuficiente, en una federación en sí misma, pues ella buscaba la financiación, decidía cuándo cobrar las becas las nadadoras, llevaba a las chicas a hacer clases de flamenco, contactaba con los compositores, escogía las músicas, la vestimenta... Lo gestionaba todo a su manera, con sus pros y contras. Y con los éxitos empezó a generar incomodidad y, al mismo tiempo, pudo pasarse de la raya.

Tras ese terremoto, Tarrés se fue a México, Francia, Ucrania, Israel y China. Selección con la que ha conseguido ahora ser campeona mundial en acrobático y sigue sumando oros en estos Mundiales de Doha; tras adaptarse al nuevo reglamento, es la máxima favorita al oro en los Juegos Olímpicos de París ante la desaparición de Rusia. Un volcán que sigue generando disparidad allá por donde pisa, que para unos fue una abusadora y para otros una genio de su deporte que puso encima de la mesa el debate sobre los límites del deporte de elite.