JUEGOS OLÍMPICOS

El polémico Sena no cambia tras unos Juegos y 1.400 millones de euros: "Sigo pescando lo mismo que hace diez años"

El río fue uno de los puntos de conflicto antes y durante los Juegos. Se invirtió para limpiar el agua y expulsar a los sintecho, muy presentes en la siguiente ciudad olímpica: Los Angeles.

Una de las pruebas de natación durante los Juegos, con el Bateaux Mouches de fondo./AFP
Una de las pruebas de natación durante los Juegos, con el Bateaux Mouches de fondo. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

París.- París todavía vive la resaca de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Los Champ de Mars, a los pies de la Torre Eiffel, todavía tienen algunos recintos instalados que poco a poco van desvertebrando. La Dama de Hierro aún tiene colgado los cinco anillos. También los Jardines del Trocadéro vuelven a la normalidad, donde un centenar de aficionados del Girona se conjuraron antes de jugar contra el Paris Saint-Germain. Entre las dos zonas se encuentra el Sena, uno de los puntos de debate durante los últimos meses en la ciudad.

El río es una de las metáforas que describe París. A mediados de julio, a escasos días de que empezaran los Juegos, la alcaldesa Anne Hidalgo se bañó en el Sena. La imagen pretendía ser la evidencia de la buena salud que tenía el río. A finales de siglo, el alcalde Jacques Chirac incumplió la promesa de bañarse algún día en sus aguas. Y es que llevaba prohibido, por motivos sanitarios, desde 1923. La imagen de Hidalgo tenía fuerza. Según las previsiones, en 2025 ya será legal bañarse.

"Miren la felicidad a su alrededor, llevamos años soñando con esto", exclamó Hidalgo nada más salir, embutida en su neopreno. Unos días más tarde, varios atletas vomitaron después de competir en sus aguas. "Ayer vomité nueve veces, pero la calidad del agua está aprobada", declaró la nadadora alemana Leonie Beck. No fue un caso aislado, hay quien acabó en el hospital. Las imágenes de los Juegos se van almacenando como recuerdos para los parisinos mientras una 'nueva realidad' se ha ido instalando a orillas de Sena.

Las pescadores vuelve a la orilla del Sena

Entre Pont de Grenelle y Pont Rouelle, tres generaciones de la misma familia -abuelo, padre e hijo, que está aprendiendo- pasan la primera hora de la tarde pescando en el río. "Sigo pescando lo mismo que hace diez años", explica el padre. "El agua está más clara, pero no ha cambiado nada. Venía con mi padre de pequeño y ahora vengo con mi hijo", cuenta. A pesar de que será legal, ninguno de ellos tiene pensado bañarse en un futuro.

Pocos conocen mejor la salud del río que los pescadores. Mientras las instituciones lanzan proclamas como "devolver el Sena a los ciudadanos" o intentan "contribuir a que el agua de los océanos sea más limpia", muchos de los pescadores se vacunan cada año contra la leptospirosis, una enfermedad que transmitida por la orina de las ratas, que se ven con facilidad por los muelles del Sena. Si bien en 1960 se registraron tres especies de peces al paso del río por París, en la actualidad se calcula que puede haber entre 30 y 35.

A los pies de la Torre Eiffel, cientos de turistas hacen cola para subirse a los barcos que ofrecen paseos por las aguas del Sena. En dirección a la Estatua de la Libertad, son varios los que tienen habitaciones. Son hoteles flotantes. El capitán de uno de los barcos no siente que haya cambiado nada respecto al río tras los Juegos. "La gente se quedaba a dormir igual, lo único es que no podíamos navegar hacia Saint Denis, íbamos para el otro lado", expone el joven marinero. Un poco más al norte se encuentra algunas casas flotantes. Una de las vecinas consultadas tampoco ha notado ningún cambio. "Aquí seguiré viviendo", dice.

Una de las casas flotantes del Sena. RELEVO
Una de las casas flotantes del Sena. RELEVO

Unas 15.000 personas sin hogar, expulsadas de París

Uno de los cambios es la expulsión de los sintecho. Se estimaba que 12.500 personas sin hogar fueron lanzadas de París entre abril de 2023 y mayo de 2024 y calculan que tras los Juegos la cifra podría superar ya los 15.000, según informes realizados por distintos colectivos. "París quiere mostrar la estampa más bella posible, y las personas que viven de manera precaria en la calle son una mancha en el espacio público. Han buscado la manera de hacerlas invisibles", explicaba a Relevo durante los Juegos Antoine de Clerck, coordinador del colectivo La reverse de la Médaille (en español, La Otra Cara de la Moneda).

No hay ni rastro de las vidas que antes tenían sus hogares a orillas del Sena. Por lo menos en la zona más céntrica. En la periferia, la policía trata de borrar su huella, de invisibilizarlos todavía más. "Algunos recibieron un hogar temporalmente, pero aparentemente no por mucho tiempo. La policía usa la misma técnica. Les ordena no volver a instalar los campamentos, destrozando sus tiendas cuando los levantan a todos a las seis de la mañana. Les obligan a irse", detalla un miembro de Médicins du Monde.

El caso cronificado de la siguiente ciudad olímpica: Los Angeles

Algunas personas sin hogar han regresado a la zona del canal de St Denis, entre la Villette y Pantin. Pero es habitual que se les destrocen sus bienes cuando algunos se juntan varios de ellos. Ya antes de los Juegos, algunos aceptaron la 'propuesta' del gobierno de desplazarles a otras zonas del país. Todo por la imagen de la ciudad. Es un mecanismo que también se usa en los Estados Unidos, especialmente en California. Pero allí la cantidad de campamentos es tal que el problema se ha cronificado.

Se calcula que en el estado del oeste del país viven unos 150.000 sintecho. Uno de los campamentos más grandes se sitúa en pleno centro de Los Angeles, en el Downtown. Está ubicado en Skid Row, a media hora andando del Crypto Arena donde juegan Lakers o Clippers. En 2028 tomarán el relevo de los Juegos de París y ya conocen bien la técnica de meter a los sintecho en trenes o autobuses y mandaros lejos de California. Con un problema tan cronificado, las decenas de miles de personas que viven en las calles de Los Ángeles, así como en San Francisco, se han vuelto invisibles. Además, allí está la agravante de la droga.

París ha aprovechado los Juegos para cambiar la realidad del Sena. La imagen de nadadores compitiendo en el río es suficientemente significativa como para que a las instituciones les haya servido meter el resto de frentes debajo de la alfombra. En verano, todos al agua. Y en 2028, otra vez el reto de que una ciudad, Los Ángeles, corra un tupido velo sobre los problemas que es incapaz de abarcar para gustar a propios y convencer a los visitantes.