MUNDIALES DE NATACIÓN

La mirada al cielo del 'Ave Fénix' María de Valdés: "Estoy luchando por él"

La nadadora malagueña sufrió la pérdida de su padre en plena preparación del Campeonato del Mundo de Doha y tras un 2023 sin los resultados esperados.

María de Valdés dedica al cielo su medalla de plata mundial en 10 kilómetros aguas abiertas./AFP
María de Valdés dedica al cielo su medalla de plata mundial en 10 kilómetros aguas abiertas. AFP
José M. Amorós

José M. Amorós

Los grandes campeones saben resarcirse de los peores momentos y María de Valdés empieza a erigirse como una referente del deporte español. La malagueña se ha proclamado subcampeona del mundo de los 10 kilómetros, la prueba olímpica de las aguas abiertas, en Doha logrando la segunda medalla de la modalidad en la historia de la natación española. Como en la historia mitológica griega del Ave Fénix, María de Valdés ha resurgido de sus cenizas para lograr su gran éxito.

La emoción de María de Valdés tras salir del agua como subcampeona mundial.WORLD AQUATICS

La alegría llega después de un año para olvidar en lo deportivo y, mucho más, en lo personal. El pasado mes de noviembre, la nadadora entrenada por Jesús de la Fuente en el Club Liceo de A Coruña, recibía la peor de las noticias en plena preparación para el Mundial y en la lucha por la plaza olímpica: su padre fallecía tras no poder superar un tumor maligno. A pesar de la distancia de Galicia a Fuengirola, a María le dio tiempo volver a casa y estar en sus últimos momentos con su mayor e irreductible fan. Solo tres días después y en un shock vital, la planificación le debía llevar a Italia a una concentración preparatoria.

Unos días complicados en la ciudad de Livigno junto al resto de fondistas españoles y compartiendo entrenamientos con las estrellas italianas, donde De Valdés no fue la misma porque no podía ser la misma. Momentos duros que intentaba curar en largas conversaciones junto a su psicóloga y su técnico. "Él es mi mayor motivación ahora. Estoy luchando es por él. Le hacía mucha ilusión verme en los Juegos", afirmaba hace unos días la ahora plata mundial en una entrevista en el Diario SUR.

La espina de Tokio

No había otra que darle, en la medida de lo posible, la vuelta a la situación. Convertir las cenizas del hundimiento anímico en el fuego de un hambre por competir por todo. María debía de rehacerse en ánimo y fuerza en un margen muy reducido de tiempo, aunque asimilar la situación le llevará mucho más tiempo. En Doha, afrontaba su última oportunidad para lograr el billete olímpico con trece plazas en juego y, sobre todo, con el objetivo de arrancarse por fin la espina clavada desde hacía casi tres años. El sueño olímpico se resquebrajó en la previa de Tokio tras no lograr plaza ni en las pruebas de piscina, ni en los 10 kilómetros como ella y toda la natación española esperaba. Ahora, a pesar del golpe anímico, su sueño deportivo le esperaba en pocas semanas.

Además, el impacto se unía a una temporada 2023 que también había sido para olvidar. Se quedó fuera del Mundial de Fukuoka el pasado verano tras una larga inactividad por culpa de una lesión de hombro que le ha ido martirizando su carrera desde su juventud y que le impidió tener una marca de nivel para ser seleccionada para el equipo español que viajó a la cita de Japón. Un divagar por el desierto que hacía más daño si lo comparamos con lo que había ocurrido apenas un año antes, cuando ascendió a la historia colgándose la medalla de plata en los 5 kilómetros del Europeo de Roma 2022. La falta de resultados en los últimos meses hacía que pocos, muy pocos colocaran a la fuengiroleña en las quinielas para la distancia olímpica en este Mundial previo a París 2024.

Pero, como el Ave Fénix, María de Valdés sacó lo mejor de ella para sorprender a todos y dar la gran alegría. El Puerto Viejo de Doha quedará para siempre en la retina de María de Valdés y de la natación española. Sus lágrimas nada más salir del agua, sus miradas al cielo en el podio y el recuerdo en su cabeza para su mayor fan han conquistado su vida, como su actuación a conquistado a nuestro deporte con una medalla de plata que, visto lo visto, sabe al más puro oro. Y ahora, a París.