Una peineta a los fotógrafos y un triunfo prometedor: así es el regreso a la competición del oro olímpico Kristof Milak

Los campeonatos nacionales de natación de Hungría arrancaron este martes con los regresos de Katinka Hosszu, tras dar a luz en agosto y prepararse en Canarias durante los últimos meses, y Kristof Milak, el campeón olímpico de los 200 mariposa que se ausentó de los entrenamientos desde el pasado septiembre y preocupó a la federación de su país ("esperamos que vuelva pronto, de lo contrario sería muy triste para la natación perderlo para los Juegos de París", dijo su exentrenador, Attila Selmeci, a Relevo, el 3 de noviembre). Pero Milak volvió con más fuerza y descaro que nunca.

El talento de 24 años, clasificado ya para París en los 100 y 200 mariposa, se impuso en los 100 libre con un tiempo de 48:38, una maravilla teniendo en cuenta su inactividad y que su puesta a punta se reduce a unas semanas en Budapest, en el Duna Arena, y otras tantas en Tenerife. Su victoria no ha estado exenta de polémica. El nadador, como recoge alguna prensa húngara y atestiguan los presentes, le hizo una peineta a los fotógrafos cuando estos le apuntaban con el objetivo antes de saltar a la piscina.

Tanto la federación como la prensa fueron muy críticas con Milak, que siempre intentó esquivar a los medios de comunicación, rehuir de entrevistas y ser explícito cuando se le ponía un micrófono delante. En esta ocasión, y pese a la expectación generada por su regreso, el húngaro, poseedor del récord del mundo de los 200 mariposa, pasó de largo en la zona mixta y no hizo ademán de detenerse. Algo que no sorprendió a los que le conocen y le apodan el hombre sin sonrisa: solamente Caeleb Dressel fue capaz de activársela en los Juegos de Tokio, cuando el húngaro ya se había colgado el oro en los 200 mariposa y fue plata en la memorable final de los 100 en la que ambos bajaron del récord mundial de Michael Phelps.

Los que le conocen siempre destacaron que Milak era un nadador especial, un genio dentro del agua pero un díscolo fuera, un caballo de carreras difícil de domar y con un nivel de "autoconfianza muy elevado" que imposibilita que pueda seguir un plan a rajatabla. Uno de los problemas de Milak antes de los Juegos de Tokio era, precisamente, su estrategia de carrera, siempre al límite en busca del récord mundial, lo que provocó algún que otro petardazo (en los Europeos de Glasgow 2018 no pudo prácticamente nadar el último largo, exhausto) y récords inimaginables. Selmeci logró convencerle de que en Tokio debía ir a ganar, no a hacer el récord. Fue el Milak más manso y victorioso.

Cuando acabaron los Europeos de Roma, en agosto de 2022, Milak empezó a bajar el ritmo de entrenamiento. Se ausentó de los Mundiales de Fukuoka, el pasado julio, regresó a la actividad en septiembre pero apenas duró unas semanas. La pérdida de un familiar muy cercano le empujó a un más al sedentarismo, hasta que finalmente con el comienzo de 2024 regresó a las piscinas paulatinamente. Durante ese periodo, se dudó de él. Primero, la federación: "Le debe mucho a Hungría y debería honrarse haciendo el trabajo, porque tiene tal talento que muy pocos atletas han recibido... Solo debe nadar entre seis y ocho kilómetros al día". Así se expresó Sandór Wláda, el presidente.

Ahora Milak, que todavía tiene pendiente nadar sus mejores pruebas en el Nacional (en la preliminar del 200 mariposa fue el más rápido 1:55.43). En los Juegos de París aspira al oro en los 100 y 200 mariposa, pues uno de sus grandes rivales en la prueba corta, el estadounidense Caeleb Dressel, dejó la competición en 2022 por depresión y no ha vuelto a rendir a ese mismo nivel. Además, Milak busca el pase en los 100 y 200 libre y formará parte de los relevos húngaros, especialmente con opciones de final y pelear por las medallas en el 4x100 estilos.