Los años dorados de Kike Salas en el pádel antes de llegar a la élite del fútbol: fue campeón de España y ganó al mismísimo Coello
Además de ser canterano del Sevilla, el futbolista andaluz, que ayer fue protagonista del derbi, compitió al máximo nivel al pádel durante su etapa escolar.

La suerte o el azar quisieron que el gol del empate ante el Betis en el Benito Villamarínlo hiciese un canterano del Sevilla,Kike Salas. Un futbolista que hasta su cesión al Tenerife el año pasado había defendido la camiseta del Sevilla ininterrumpidamente desde 2016. Lo que no esperaba este moronero (de Morón de la Frontera) es que fuera a ser decisivo en una cita como el derbi sevillano, y menos en el campo de su eterno rival. Es la culminación de un sueño forjado a base de esfuerzo. De compromiso. De compaginar la práctica de dos deportes a su máximo rendimiento hasta bien entrada la adolescencia, el fútbol y el pádel.
Sobrino de futbolista e hijo de unos dueños de un club de pádel. Kike Salas reunía los ingredientes perfectos para fabricar a un deportista. Su tío Víctor Salas, delantero del Sevilla de 1999 a 2003 y principal culpable del amor de Kike por el fútbol. Sus padres, Enrique y Mª Carmen, empresarios que hicieron de su club de pádel en Morón de la Frontera un hogar para el joven central del Sevilla.
Kike cambiaba el verde por el azul sin ningún problema. En ambos destacaba por encima del resto. De hecho, en el 20x10 se había convertido en una de las mayores promesas de España. Pero una llamada del Sevilla en 2016 lo cambió todo. La decisión de afrontar un desafío como el del club hispalense obligaba a Kike a dejar el pádel. Un deporte que le había aupado a ser incluso campeón del mundo sub.10 en 2012.

Es hasta paradójico que almacene más trofeos de pádel que de fútbol después de tantos años sin competir con la pala. Pero es que Kike cuenta con un palmarés envidiable. Dos campeonatos de España, dos de Andalucía, uno de España por selecciones autonómicas y, sobre todo, uno del mundo.
Normal que pidiese calma al celebrar el gol. A Kike, exaltado por la emoción del momento, solo le salió acoger aquel mítico gesto de Cristiano Ronaldo en el Camp Nou. Como si a él le sobrara tranquilidad ante tal escenario. Como si la presión de un derbi no existiera. Como si fuera habitual lidiar con momentos de tanta tensión. Kike Salas hizo de la excepción algo natural, tiró de galones para exhibir una frialdad solo conquistada a base de éxitos y fracasos en el pasado.
De aquellos polvos vienen estos lodos. El gol es la consecuencia de toda una historia. La conquista de una meta que ha tenido como precedente la toma de otros picos de gran altitud. Con solo 9 años, Kike fue campeón del mundo benjamín y campeón de España con Andalucía. En 2012, campeón de España junto aMike Yanguas, y en 2014, de nuevo fue campeón de España. En esta ocasión, con Rafael Marín y ganando en la final al actual número 1º del mundo, Arturo Coello, y a su excompañero Mike Yanguas.

Pese al éxito conseguido en el pádel, Kike Salas era pretendido por varios de los mejores clubes de Andalucía. El Betis y el Málaga se interesaron por su situación, aunque sólo una llamada del Sevilla hizo que los Salas debatieran sobre el futuro del mayor de la familia. Entrar en la cantera de un club tan potente requería un sacrificio enorme que únicamente tenía sentido si el club escogido era el de toda su vida. El vínculo sentimental con el pádel era enorme. Creado a partir de horas y horas de entrenamiento junto a su padre en el club familiar. Descartar aquello tenía sentido si el destino era culminar un sueño, jugar en el Sevilla.
La historia de Kike Salas no es la del jugador de pádel que pudo ser. Eso nunca lo sabremos. Es la del jugador de fútbol que es y podrá llegar a ser. A sus espaldas, varios títulos importantes, en su mirada, otros que querrá conquistar con el Sevilla para engordar un palmarés único en dos deportes que sólo Kike tiene.