OPINIÓN

Un bochorno llamado Juan Lebrón

Juan Lebrón enseña la camiseta a Yanguas./PREMIER PADEL
Juan Lebrón enseña la camiseta a Yanguas. PREMIER PADEL

¿Por qué haces esto, Juan? Eres demasiado grande dentro del mundo del pádel como para tener una actitud propia de un adolescente. Vale que tuvieras un tropezón en Doha del que te has arrepentido públicamente, pero lo que has hecho hoy en Acapulco es refrendar tu mala educación y tu falta de valores. El deporte debe ser un espejo donde los más jóvenes puedan mirarse y el ejemplo que has dado hoy después de ganar el partido contra Yanguas y Garrido ha sido absolutamente reprobable.

Para quien lea estas palabras sin conocer el contexto habría que decirle que comportamientos como el que vamos a proceder a relatar no son habituales en un deporte como el pádel, pero intentaremos explicarlo sin hacer mucha sangre. Juan Lebrón se plantaba en los cuartos de final del Premier Padel de Acapulco contra Mike Yanguas y Javier Garrido, después de que tuviera lugar hace un par de semanas una de las mayores polémicas que se recuerdan dentro de una pista de pádel, la cual fue el detonante de la separación de Ale Galán y Juan Lebrón.

Echemos la vista atrás. Octavos de final del Major de Catar. Juan Lebrón se calienta con Mike Yanguas por una falta de saque. Insultos, descalificaciones, palabras malsonantes hacia sus rivales, hacia el juez de silla y hacia Juani Mieres, entrenador de sus rivales. El lobo, absolutamente fuera de sí, escenifica un espectáculo dantesco que detona su relación con Ale Galán, con el que ha sido número uno del mundo durante tres temporadas, que cansado de sus reiterados malos comportamientos decide poner punto y final a su relación profesional. Juan, arrepentido, pidió disculpas y se flageló por lo sucedido en un sentido literario.

Yanguas, sobre el incidente con Juan Lebrón.

Llegaba el torneo de Acapulco. Su último baile junto Ale Galán. La oportunidad para demostrar la calidad deportiva y humana de la pareja que ha dominado el pádel durante los últimos años, pero ha llegado Lebrón para estropearlo todo. Después de ganar un partido absolutamente dominado por Ale y Juan y tras una actuación extraordinaria del jugador del Puerto de Santa María, quiso celebrar la victoria con un gesto totalmente fuera de lugar. Se quitó la camiseta, la levantó al cielo de México y se la enseño en la cara a sus rivales. Algo que no pasó desapercibido para el poco público que se daba cita para ver el partido, que rápidamente pitaba y abucheaba la acción.

Mirando este gesto con cierta perspectiva cabe hacerse algunas preguntas: ¿Qué necesidad había de hacerlo? ¿Qué tiene que demostrar un jugador a la altura de Juan Lebrón? ¿Por qué empañar un momento que será guardado en la retina de los aficionados al pádel? Está claro que el Lobo será recordado como uno de los mejores jugadores españoles de la historia del pádel, pero por desgracia también lo será por no saberse comportar dentro de la pista con sus rivales y hasta incluso con sus propios compañeros.

Lo dicho, aunque acaben ganando el torneo si lo acaban haciendo, este último baile de Lebrón-Galán quedará en la retina de los aficionados más por un gesto absurdo y fuera de lugar en un partido de cuartos de final que por la calidad deportiva de sus protagonistas que reinventaron un deporte y que se convirtieron en una referencia para los más jóvenes durante cuatro años. Qué pena.