PÁDEL

Brindemos por la paz en el pádel

Se cierra un año muy convulso con posturas enfrentadas entre WPT, jugadores y Federación Internacional.

Juan Lebrón saliendo a pista en el Master Final. /WPT
Juan Lebrón saliendo a pista en el Master Final. WPT

Se cierra un año muy convulso con posturas enfrentadas entre WPT, jugadores y Federación Internacional.

El año 2022 ha sido atípico en el pádel. Por primera vez, los jugadores han dado el paso de aceptar jugar otro circuito pese a que tenían contrato en vigor con World Pádel Tour. Esta circunstancia ha desencadenado un efecto dominó de denuncias, resoluciones, cautelares y demás jerga jurídica con la que no estamos muy familiarizados en el mundo del pádel.

La información puramente deportiva ha sido fagocitada. La guerra ha estallado y parece que no hay una tregua cercana. Los actores de esta película tienen dos bandos claramente diferenciados. Por un lado, World Padel Tour, que, al principio, con una postura beligerante hacia los jugadores, inició una batalla legal por incumplimiento del contrato de exclusividad. Pero según fueron pasando los meses, desde la empresa de eventos deportivos del grupo Damm tuvieron que rebajar el tono y reaccionar.

El vigente contrato entre WPT y los jugadores vence a finales de 2023. Una circunstancia que, acrecentada con la irrupción de Premier Padel, hizo que los directivos de la empresa española tuvieran que ponerse a cavilar una oferta de cara a los próximos años. Esa oferta llegó, fue presentada en Menorca, aunque el grueso de jugadores, sindicalizados en la Professional Padel Association, se negaron a escuchar. Una oferta muy buena en lo económico, superando incluso el prize money de Premier Padel, pero con varios aspectos que no convencen a los jugadores. Los dos principales: negociar de una manera colectiva y retirar todos los procesos judiciales abiertos.

En el otro lado del ring, una tricefalia formada por la Federación Internacional, Premier Padel y las asociaciones de jugadores hace fuerza para intentar cambiar el modelo de deporte/negocio. Qatar Sport Investment, la empresa de eventos deportivos de Nasser Al-Khelaïfi, espera apostada y prepara una oferta, sobre la cual tendrá derecho de tanteo World Padel Tour.

El acuerdo entre las partes parece muy complicado de alcanzar, pero me gustaría lanzar una pregunta ¿Por qué no buscar un acuerdo? Les animo a hacer un ejercicio de imaginación. Piensen en una empresa con la capacidad económica de Qatar Sport Investment, que ha demostrado en una temporada que puede llevar al pádel a las mejores pistas del mundo, aliándose con World Padel Tour, que en los últimos años se ha mostrado sobradamente preparada para hacer del pádel un negocio rentable y sostenible. Todo esto bajo el paraguas de la FIP y con el visto bueno de las asociaciones de jugadores y jugadoras.

El resultado podría ser muy beneficioso para el deporte con más proyección de crecimiento y expansión del panorama internacional. Por el momento, parece que la situación idílica que acabamos de plantear es una utopía. Algo muy lejano que mientras continue el bloqueo y el inmovilismo de las partes, nunca se llevará a cabo. Sin olvidar el trasfondo económico, un aspecto clave. Se han dado cuenta de que el pádel es la gallina de los huevos de oro y quieren exprimirlo al máximo.

Sin ánimo de pontificar y por el bien de este maravilloso deporte, las cosas deberían cambiar. Está en juego el futuro más inmediato de un deporte con unas expectativas infinitas.