Qué es la chiquita en pádel y cómo hacerla
Este golpe puede cambiar el curso de un punto y requiere buena técnica y mucha concentración para efectuarlo.

Hay muchos planes de juego posibles en un partido de pádel. Uno de ellos es apostar mayormente por el contraataque. De elegir esa estrategia, conviene dominar un golpe específico que se conoce como "la chiquita" o "la volcada".
Se suele utilizar para romper la posición de los rivales en la red y cambiar la dinámica del juego. Su correcta ejecución requiere técnica, visión de juego y una buena lectura de la situación.
Dominar este golpe, que sirve para ganar la posición en la red sin recurrir al globo, puede marcar la diferencia entre un jugador defensivo y uno que sabe cómo pasar al ataque en el momento adecuado.
Cuanto más golpes controle un jugador -smash, drive, volea, remate por tres, entre otros-, más posibilidad de éxito tendrá. En el caso específico de la chiquita, hay jugadores del circuito profesional que son verdaderos maestros de este golpe, como Agustín Tapia, Juan Lebrón, Paquito Navarro o Fernando Belasteguín.
Qué es la chiquita y cómo dominarla
La chiquita es un golpe de transición que se ejecuta desde el fondo de la pista con una dirección baja y controlada, buscando que la pelota caiga cerca de los pies de los rivales para dificultar su respuesta. Su correcta ejecución puede marcar la diferencia en el ritmo del juego y permitir que los jugadores que están en defensa pasen al ataque.
La pelota debe viajar a baja altura, pero evitando el riesgo de quedarse en la red, obviamente. No es un golpe potente, sino más bien colocado y con una dirección precisa, los pies de los rivales o bien los huecos que estos dejen en la pista. El objetivo es incomodarlos y forzarlos a levantar la pelota, lo que permitirá subir a la red con ventaja.
Para ejecutar bien la chiquita conviene adoptar una postura equilibrada, con las rodillas ligeramente flexionadas, sujetar la pala con la empuñadura continental (básicamente, colocar la mano en la pala como si se estuviera manejando un martillo), observar bien la posición de los rivales para detecta espacios abiertos o puntos débiles y golpear la pelota con una trayectoria baja y suave. Para conseguir mayor precisión conviene no aplicar efecto, sino más bien un golpe neutro o levemente cortado.
Una vez ejecutada la chiquita, es necesario avanzar hacia la red para aprovechar la situación y mantenerse alerta por si el rival intenta un globo. Es un golpe que es recomendable para las situaciones en las que los rivales están muy adelantados, o para romper la inercia de un punto, dado que en un intercambio de golpes repetitivo, la chiquita puede cambiar el ritmo del juego.
Hay errores muy comunes al intentar la chiquita: quedarse corto por no darle suficiente potencia al golpe, no avanzar tras el golpe para aprovechar la ventaja generada o ejecutarla en un mal momento y permitir que un rival bien posicionado o muy atento contraataque con facilidad.