OPINIÓN

El pádel no se debe futbolizar

Episodios como los insultos a Paquito Navarro en Marbella durante un partido deben desaparecer.

Publico del Open de Menorca./WPT
Publico del Open de Menorca. WPT

Episodios como los insultos a Paquito Navarro en Marbella durante un partido deben desaparecer.

No caigamos en la trampa de los cafres. Pagar una entrada para ver un partido de pádel no da derecho a insultar a los jugadores. En deportes como en el fútbol se ha normalizado la descalificación, algo que es bochornoso visto desde el prisma de otras modalidades deportivas. Los insultos a Paquito Navarro que tuvieron lugar ayer en el partido de dieciseisavos de final del Master de Marbella son un germen que se debe arrancar de raíz para que dentro de unos años no nos echemos las manos a la cabeza.

"Esto no es el fútbol, tienes que coger al de seguridad y sacar al aficionado a la calle", estas fueron las palabras con las que el jugador sevillano recriminaba al juez de silla que no hubiera tomado medidas en el momento que un aficionado le llamó 'tonto' durante el partido. Efectivamente, una vez terminó el partido, el aficionado acabó en la calle cuando Honorio García, el encargado de dirigir el partido, avisó a la organización y a los miembros de seguridad para que tomaran medidas.

En los últimos meses, y a raíz de hechos deplorables como lo sucedido con Vinícius en Mestalla, han hecho que las autoridades abran los ojos y se empiecen a imponer sanciones efectivas para intentar erradicar este tipo de comportamientos. Pero fuera de las descalificaciones racistas, absolutamente condenables, los insultos gratuitos también deberían desaparecer. Voces autorizadas como Xavi o Ancelotti han dado un golpe encima de la mesa y han denunciado el calvario que sufren cada vez que van a un campo visitante y tienen que aguantar todo tipo de agresiones verbales.

No estamos acostumbrados a este tipos de actitudes en el pádel. Al igual que en otros deportes como el Rugby o el tenis, en el que suele haber un respeto reverencial por los protagonistas del juego, el pádel no se debería ver invadido por estos comportamientos 'futboleros' del público. Debe haber unos mínimos de respeto por los jugadores y por el árbitro. Se puede animar, o incluso abuchear, pero nunca descalificar.

Pensemos en las personas que sufren los insultos, en sus hijos, parejas, padres o amigos. No debe ser plato de buen gusto ponerse en su piel. Por eso, este episodio que sufrió Paquito, que de momento es un hecho aislado, debe servir de escarmiento. No permitamos comportamientos de este tipo. El pádel no se debe futbolizar.