El pádel, la pasión oculta de Amaya Valdemoro
Hablamos con la leyenda del baloncesto español durante el Master de Madrid de World Padel Tour.
Tres anillos de la WNBA, una Euroliga, un campeonato de Europa, ocho ligas, cuatro Supercopas, y un sin fin de títulos copan las vitrinas de la casa de Amaya Valdemoro. Que es una leyenda del baloncesto español es conocido por todos, pero lo que la gente no conoce es que es una enamorada del pádel. Aprovechamos el Master de Madrid de World Padel Tour para tener una charla con ella y que nos cuente su versión más 'padelera'.
Cuando dejó el baloncesto profesional en 2013, Amaya buscó un deporte que no fuera tan exigente a nivel físico como el baloncesto, pero que la permitiera mantenerse en forma, y sobretodo que la divirtiera. Así se encontró cara a cara con el pádel: "Es verdad que tardo un poco en entrar en el mundo del pádel, tenía el cuerpo saturado después de tanto años en el baloncesto profesional. Cuando conocí el pádel me enganchó de una manera brutal".
Amaya, actual embajadora de Bullpadell, nos cuenta cómo empezó su idilio con el deporte del 20x10: "Al principio jugaba solo partidos. Me venía muy bien para entrenar la paciencia, algo que en mi persona es difícil… Pero rápidamente me di cuenta que necesitaba un entrenador. Actualmente, suelo jugar dos partidos a la semana y entreno otro día".
"Me rompí las dos muñecas y eso me dificulta el juego"
Como en todas las facetas de la vida, para poder mejorar, hay que saber encontrar tus puntos fuertes, y los débiles: "Mis principales virtudes son que soy muy competitiva y que al ser muy grande, tengo mucha envergadura y llego con bastante facilidad a casi todas las bolas. Mis mejores golpes son la bandeja y el remate. Mi punto débil no es ningún golpe, sin ninguna duda es la paciencia, quiero acabar los puntos demasiado rápidamente". Tuvo un problema, que viene arrastrando de cuando era jugadora de baloncesto profesional y que ahora le dificulta un poco el juego: "Me rompí las dos muñecas, y me cuesta a veces dar los golpes de revés por que hay que hacer demasiada fuerza con las muñecas".
Amaya sólo jugó dos años en la ciudad de Madrid, por lo que no tiene muchas ex-compañeras con las que jugar. Suele hacerlo con sus amigas de toda la vida: "La verdad es que tienen un nivelazo importante. Mis amigas son unas locas del pádel, cuando empecé me costaba un poco más, pero ahora poco a poco voy mejorando ".