PÁDEL

El pozo, la nueva modalidad del pádel que arrasa en España

Varios partidos cortos contra diferentes parejas en un tiempo acotado son las claves de su éxito.

Partido de pádel amateur./RRSS
Partido de pádel amateur. RRSS
Álvar Madrid

Álvar Madrid

La demanda de un entrenamiento de pádel cada vez es mayor entre los practicantes principiantes y los profesionales. Crece conforme lo hacen las cifras de jugadores, más de 6 millones, y la de federados, ronda los 100.000. Los clubes están deshabilitando horas antes destinadas a la reserva de usuarios para ofrecer clases. No importa si hay 1 o 4 alumnos, la hora de entrenamiento es mucho más rentable para ellos que cualquier otra opción (un torneo o un partido), más si cabe si el profesor enseña a 4 jugadores a la vez.

La dificultad de encontrar pista en las grandes ciudades no solo obedece a la demanda, también a esta circunstancia. Lo habitual ahora es encontrar profesores y cestas de pelotas casi en cada pista, prácticamente como si el jugador común fuera un extraño en ese escenario. Este incremento de la oferta y la demanda ha generado lógicamente una mayor profesionalización del servicio. Los profesores están más preparados y los clubes también.

Muchos de los alumnos no buscan solo aprender a jugar, también quieren divertirse, asimilar conceptos clave en ejercicios que también entretengan y les hagan competir. En este sentido existen muchos posibles ejercicios, pero ninguno como los pozos, una modalidad de juego que arrasa en todos los clubes de España por la cohesión en su práctica de todos esos requerimientos; aprender, entretener y competir.

¿Qué es un pozo en pádel?

Es un ejercicio conjunto de varias clases en el que los alumnos disputan pequeños partidos de pádel, habitualmente con un tiempo determinado (15-20 minutos) o con una duración de juegos acotada (un tie-break o al mejor de 5 juegos), con cambio constante de pista al finalizar cada partido. En cada pista se establece una categoría, la central del club suele ser la primera, y las parejas que se hayan formado van subiendo o bajando de categoría en función de los resultados que obtengan.

Pongamos el siguiente ejemplo. Si una pareja arranca en la pista 3, correspondiente a la categoría 3 de un pozo, si gana el tie-break, deja esa pista y sube a la pista 2. Si ganase en la 2, tendría la oportunidad en el siguiente encuentro de conquistar la central. Es, en definitiva, un juego muy dinámico en el que suben y bajan constantemente parejas y no hay tiempo para aburrirse o para acostumbrarse a un rival, cada poco tiempo cambias y el partido es totalmente diferente.

La idea, además, no es solo que compitas y te entretengas con el juego, también es que estén presentes los entrenadores de cada clase para perfeccionar y dirigir el pozo. Su función además de poner orden y categorizar cada pista consiste en dirigir y perfeccionar los golpes de las parejas que van moviéndose entre las pistas, para que además de jugar y competir, puedan seguir aprendiendo y asimilando conceptos.

Un pozo, en definitiva, es un ejercicio muy rentable tanto para los clubes como para los alumnos. A unos, los monitores, les permite variar y estimular la forma de aprendizaje y a otros, los jugadores, aplicar los conceptos aprendidos en partidos competitivos. También es una excusa para socializar con el resto de jugadores del pozo y gestar lazos antes imposibles por la no coincidencia de clases.

Pero los pozos, no solo se utilizan como método de entrenamiento. Cada vez es más habitual que torneos de nivel amateur utilicen este sistema competitivo para dar más dinamismo al evento.