¿Qué es un presurizador de pelotas de pádel y cómo funciona?

Por "pelotas", te vamos a hacer ahorrar. Si juegas al pádel, sabes lo que significa rascarte el bolsillo cada pocas semanas para comprar bolas nuevas, porque las que tienes han perdido presión y no botan bien. Pero hay una manera muy efectiva de ahorrarnos un dinerillo y ayudar a ser un poco más respetuosos con el medio ambiente. La solución se llama presurizador.

Cuando dejas las pelotas de pádel en el bote o en una mochila después de haberlas utilizado, es normal que con el paso de los días y los cambios de temperatura pierdan presión, y se haga muy complicado jugar con ellas. Si eres un maniático y te gusta jugar con las bolas con una presión perfecta, debes conocer que desde hace años muchas marcas vienen desarrollando una tecnología para aumentar la usabilidad de las pelotas.

¿Reconoces ese sonido característico cuando se abre un bote? Se trata de la presión que le meten en la fábrica para que las bolas se conserven en perfecto estado para su uso. Para el pádel, la presión ideal de las pelotas tiene que estar entre los 4,6 y 5,2 kilos por cada 2,54 cm2. Una vez abierto el bote y utilizadas en un partido, suelen perder hasta un 25% de la presión.

 

El presurizador de pelotas de pádel multiplica por cinco la vida útil de cada pelota. La clave, aplicar presión al bote para devolver las bolas a su estado original después de haberlas utilizado. Hay varios tipos de presurizadores, pero la mayoría tienen elementos comunes: un recipiente, una tapa que garantice un cierre hermético, un manómetro, una válvula y una bomba para poder introducir la presión.

Puedes encontrar botes presurizadores de uso diario para tres pelotas entre 20 y 40€, dependiendo del modelo que quieras. Casi todas las marcas ya tienen sus propias gamas. En muchos clubes de entrenamiento adquieren modelos más avanzados en los que caben hasta 75 bolas y los precios rondan los 800€.

Hay factor medioambiental importante, ya que las pelotas, en su mayor parte están fabricadas de caucho, pegamento y fieltro, elementos muy difíciles de reciclar. Su descomposición en un vertedero podría llevar más de 100 años. Desde Ecoembes aconsejan depositarlas en el contenedor de restos, es decir, en el de color gris.

Empresas como Decathlon con su iniciativa Doble Rebote, reciclan las pelotas viejas utilizando el caucho para fabricar chanclas, y que los residuos no acaben dañando el medio ambiente.