El secreto de la longevidad de Carlos Sainz en el Rally Dakar: ganas de hacer historia
El tres veces ganador de la prueba y bicampeón del mundo de rallies reflexiona con Relevo sobre cómo llega a su 16ª cita y reconoce que está en su último gran proyecto.

A Carlos Sainz Cenamor (Madrid, 1962) no le detiene ni el paso del tiempo. El veterano piloto, que encandiló a todo un país a principios de los años 90 cuando revolucionó el Mundial de Rallies, sigue ahora, 30 años después, atrayendo la atención cada enero que pone rumbo al Rally Dakar. Sus tres triunfos en la mítica prueba, con tres marcas diferentes, le han introducido ya en el Olimpo de la disciplina, pero él quiere más. El broche de oro a una trayectoria única sería ese cuarto trofeo del Touareg y lograrlo a lomos de un vehículo propulsado por motores eléctricos, algo inédito, sellaría a fuego su lugar en la historia. Es lo que tiene entre ceja y ceja.
Rodeado de los cientos de trofeos que ha ido sumando a su particular mochila de experiencias, sinsabores y alegrías, el piloto y empresario español revisa un mensaje que le acaba de entrar en el teléfono. Se acerca a la ventana de su despacho, en el circuito de karting que lleva su nombre en Las Rozas (Madrid). Mira al cielo nublado que amenaza una buena tromba de agua y se guarda el móvil de última generación en el bolsillo. Estrecha la mano con firmeza y una sonrisa en la cara. Va vestido con un jersey oscuro con los logotipos de Audi, la marca para la que corre desde mediados de 2021, y una camisa blanca debajo, de la que solo sobresale el cuello. Los vaqueros negros se complementan con unas deportivas blancas y el pelo canoso. Se sienta ágil en una silla alta y mira directo.
-¿En qué punto vital llega a su 16º Rally Dakar?
-Llego en un muy buen momento. Creo que la experiencia y la perspectiva de la vida te ayuda en muchos aspectos a la hora de preparar un reto como este y en mi caso es así. Hay que tener en cuenta que obviamente, uno va cumpliendo años, pero también va ganando en experiencia y quiero pensar que llego en un muy buen momento.
-¿Hay algo de lo que se arrepienta en estos 40 años de carrera deportiva?
-Siempre hay decisiones en la vida que a uno, a posteriori, le es más fácil analizar y decir 'aquello lo hubiese modificado, hubiese elegido otra cosa o hubiese actuado de otra manera'. Eso es muy sencillo. Pero creo que en la vida he ido tomando decisiones más o menos acertadas, con algunos errores, pero siempre he tratado de, una vez que decidía algo, ir a por todas y tratar de llevarlo a cabo de la mejor manera posible y asumiendo los riesgos y los retos que conllevaba esa decisión.
Algunos podrían pensar que, tras su dilatada trayectoria, sus dos coronas en el Mundial de Rallies, sus 26 victorias en la categoría, sus tres entorchados en el Dakar y sus 41 triunfos de etapa (el cuarto que más de toda la historia), a Sainz pocas cosas le pueden hacer brillar los ojos. Pero, a estas alturas, el español ha querido saborear también el inicio de la nueva era del automovilismo deportivo, el arranque de lo eléctrico. Así, apostó por la Extreme E (campeonato de 4x4 eléctricos creado por Alejandro Agag en 2021), donde tiene incluso su propio equipo, el Acciona | Sainz XE, y se embarcó en el complejo proyecto de Audi Sport.
"El secreto no es otro que la ilusión, la pasión, las ganas. También un reto como este de Audi, con un coche tan único, ayuda a renovar esas ganas y esa ilusión por conseguir algo tan especial como puede ser ganar por primera vez un Dakar con una tecnología tan complicada, tan diferente, tan nueva y tan difícil como esta con motores eléctricos. Esto ayuda a motivarte como piloto y a tener ganas de participar de esta experiencia con el resto de todo el equipo", reconoce.
El Dakar, como el reto y la satisfacción de una Maratón
El paso de Sainz de los rallies al Dakar, una prueba completamente diferente a la disciplina con la que creció y se hizo adulto tras ser campeón de España de squash, llegó en 2005, un año en el que aún disputó dos citas del Mundial con Citroën. Su estreno en el Lisboa-Dakar de 2006 con Volkswagen fue meteórico y logró ganar su primera especial en la primera jornada. Pero en las 15 participaciones que ha disputado hasta la fecha también ha tenido momentos duros y complicados, como la caída por un barranco en el primer Dakar sudamericano (2009) a tres día del final, donde su copiloto de entonces, Michele Perin, sufrió una lesión. Pero el madrileño ha seguido volviendo año tras año, salvo en 2012, y explica su idilio como el de un maratoniano con su prueba.
"El Dakar es un reto por sí mismo. Pone al límite a todos los que participan, a los pilotos, a los copilotos, al resto del equipo, a los mecánicos. Parece que al ser humano le gustan esos retos que le ponen al límite y que son complicados de conseguir. El Dakar, una carrera de 15 días en la que estás compitiendo 4-5 horas al día al máximo por un terreno que no conoces, con unas condiciones climatológicas y dentro del coche difíciles hace que sea un reto lo suficientemente importante para que, si lo consigues, quieras volver y, si no lo consigues, quieras volver también para intentarlo de nuevo. Hay gente que va al Dakar a terminarlo, los profesionales van a intentar ganarlo y cada uno se pone el nivel donde quiere. Es un poco como una maratón, que ya de por sí terminarla es algo difícil y que produce satisfacción", puntualiza.
Sainz afronta el cuarto Dakar 100% saudí en el segundo año (de un total de tres) del proyecto de Audi Sport, que pretende lograr ganar la mítica prueba con un vehículo con tren motriz de máxima complejidad en el que los dos ejes son propulsados por sendos motores eléctricos. Estos reciben la electricidad de una batería que se recarga a través de un alternador especial en el que un motor de gasolina mueve un tercer propulsor eléctrico. Después de los problemas de suspensiones que les lastraron el pasado enero de 2022, él y sus otros dos compañeros –el 14 veces ganador de la prueba, Stéphane Peterhansel, y el campeón del DTM y el Mundial de Rallycross, Matthias Ekström– llegan con opciones de plantar cara a Toyota y a la pareja Nasser Al Attiyah-Mathieu Baumel, ganadores hace 12 meses.
"En comparación con el año pasado hay muchas más opciones. Pero no somos favoritos y creo que va a ser difícil ganar con este coche el Dakar. ¿Imposible? No. ¿Si pienso que tenemos opciones? Sí. ¿Cuántas? No lo sé", asegura. "Creo que vamos a ser competitivos, pero la reglamentación no ayuda, como en un principio parecía que lo haría cuando se empezó a hablar de la tecnología híbrida sostenible, si no todo lo contrario, cosa que sorprende. Por eso digo que no nos consideramos favoritos".
El madrileño hace referencia al nuevo ajuste de rendimiento que la FIA ha aplicado para el inicio de la 45ª edición del Dakar. Así, Audi contará con 353 CV, frente a los 355 CV de sus rivales y tendrá un peso mínimo de 2100 kg, ante los 2000 kg de los Toyota y los BRX. No obstante, los tres vehículos favoritos para la victoria compartirán los 350 mm de recorrido de suspensiones y las ruedas de 37 pulgadas de BF Goodrich. Aunque la FIA se guarda el derecho a modificar el reglamento durante la carrera si ve una diferencia notable en el rendimiento de los diferentes prototipos, el español considera que este tipo de medidas no incentiva la apuesta de las marcas por lo híbrido.
"No voy a entrar a polemizar. Es lo que hay y con lo que tenemos, trataremos de competir. No depende de mí, sino de ASO y la FIA el tratar que más marcas apuesten por estas nuevas tecnologías y la sostenibilidad haciendo reglamentos más atractivos y favorables a este tipo de iniciativas. Que no lo hacen, pues no pasa nada", añade.
¿Los dos últimos bailes dakarianos?
Sus ojos se iluminan y se estrechan en una sonrisa cuando se le hace mención a la posibilidad de ser el primero, junto a su inseparable copiloto, Lucas Cruz, en ganar un Dakar propulsados por motores eléctricos. "Sería algo especial, obviamente, porque este proyecto es muy complejo y es una tecnología única. Me gustaría que el esfuerzo que hay detrás lo pudiese visualizar la gente. Pero yo sí soy consciente del esfuerzo que ha puesto una marca como Audi para lograr hacer un coche competitivo con esta nueva tecnología. Por lo tanto, sería algo muy especial para mí", reconoce.
A sus 60 años, a Sainz le quedan ya pocos pasos que dar en su carrera deportiva y él mismo lo ha reconocido en varias ocasiones. Pero el español asegura que no tiene miedo ni respeto a la retirada, a dejar el casco a un lado y seguir viviendo y sumando experiencias. Y también tiene claro que "tiene toda la pinta" que está ante el último reto de su trayectoria, uno que podría verle disputar su último Dakar en enero de 2024.
"Miedo o respeto, en absoluto. Da satisfacción el poder estar aquí todavía a estas alturas de mi carrera deportiva para ir a la salida de un Dakar. Da satisfacción y orgullo, todo lo contrario. Cuando miro y recuerdo mis primeras carreras y he tenido ocasión de hacer el documental y hacer un repaso a mi vida deportiva, me doy cuenta de que han sido muchísimos años, que la vida pasa rápido, que hay que disfrutarla y yo he tenido la suerte de poder dedicarme a lo que era mi pasión de niño que era correr en coche. Es un sueño que se ha hecho realidad en mi caso y por eso siempre digo que hay que luchar por los sueños que uno tiene porque a veces llegan", concluye, con un mensaje para quienes quieran escuchar, antes de poner rumbo a la costa del Mar Rojo.