RUGBY

La batalla de Nantes: cuando ocho puntos de sutura en el escroto y cuatro dientes menos no te impiden seguir jugando al rugby

Wayne Shelford, legenadario 'all black', protagonizó una de las anécdotas más sonadas del mundo oval en uno de los partidos más brutales y feroces de la historia.

Wayne Shelford ante Barbarians. /All Blacks
Wayne Shelford ante Barbarians. All Blacks
Rodrigo Contreras

Rodrigo Contreras

En el siglo XVIII (1793) en el país vecino, poco después de la revolución francesa, tuvo lugar la batalla de Nantes. Un conflicto que enfrentó a las tropas partidarias de la República en Francia y las tropas leales a los Borbones. Casi dos siglos después (1986), un partido de rugby, que pasaría a la historia por la ferocidad con la se emplearon los jugadores, acabó tomando el nombre de aquella batalla.

En la primavera del 86, el XV del Gallo había hecho una gira por el hemisferio sur y Nueva Zelanda para enfrentarse a las mejores selecciones de aquella parte del mundo. Fue en noviembre de aquel año cuando los 'All Blacks' devolvieron la visita a Les Bleus en un tour que les llevó a jugar contra selecciones locales (entre ellas una del País Vasco) y dos partidos ante la selección francesa de rugby.

El primer encuentro se jugó en Toulouse y los neozelandeses se impusieron por un claro 7-19 a los franceses. Esto produjo una reacción muy negativa en la prensa de Francia, atacando a la que por entonces era la selección más potente y dura del momento. Cabe recordar que leyendas del rugby francés como Berbizier, Blanco, Sella, Lagistquet, Laporte, Ondart, Condom, Armary… jugaban en aquel equipo. Un XV del Gallo que llegó a ser campeón del 5 Naciones en la década de los 80 hasta en seis ocasiones, con una delantera enorme.

Enfrente, los All Blacks presentaron uno de los mejores equipos de su historia. Con jugadores como Zinzan Broke, Sean Fitzpatrick, Grant Fox, John Kirwan, David Kirk … y Wayne Shelford,  que sería uno de los protagonistas.

Segundo partido: La Batalla de Nantes

El segundo partido de la gira, que se jugaría en Nantes, se tomó como la oportunidad de revancha y lavado de cara del equipo galo. El XV del Gallo no podía tolerar otra humillación en su campo. El planteamiento sobre el campo fue extremo, tras las indicaciones de su seleccionador Jacques Fouroux, más partidario del rugby físico y directo que del rugby champagne, a pesar de tener jugadores para ello. Fouroux había sido jugador y era habitualmente comparado por los aficionados franceses con Napoleón.

Preparó el partido a conciencia, y entrenó a sus jugadores para la batalla con un extra de motivación que incluía la respuesta a la famosa haka neozelandesa en el inicio de partido.

El resultado, fue una Francia furiosa, que dominó a los 'All Blacks' en todas las fases del partido por una mezcla de intensidad, furia y casi violencia que hizo que el partido se hiciera famoso. Para los franceses fue una gran victoria (16-3), para los neozelandeses uno de los eventos más infames en la historia del rugby.

Cuatro dientes menos y ocho puntos en el escroto

El gran protagonista individual del partido fue el legendario all black Wayne Shelford, quien después de este partido sería capitán tres temporadas de Nueva Zelanda, con pleno de victorias durante su capitanía.

Buck Shelford debutaba ese día con los All Blacks, firmando su segunda cap. A los 20 minutos de juego tiene que salir lesionado de un ruck/abierta disputado con furia por los franceses: en la refriega perdió cuatro dientes y un taco de un jugador rival (posiblemente Pascal Ondarts) le produjo un corte en el escroto. Tranquilamente, el jugador neozelandés se aproximó a la banda y le pidió al fisioterapeuta del equipo que le cosiera. Y, con ocho puntos de sutura, regresó al campo hasta que, ya en el segundo tiempo, tuvo que volver a abandonar el terreno de juego por una conmoción cerebral.

Pocos días después, Shelford declaró no acordarse de nada de lo ocurrido durante el partido. Hace unos años, Wayne aprovechaba la presentación de un libro del uso de sustancias dopantes en el mundo del deporte, para declarar lo siguiente sobre aquel partido: "Noté algo raro en los franceses. Iban con los ojos muy abiertos". El doctor de la selección francesa de esos años, Jacques Mombet, dijo que era común el uso de anfetaminas antes de los partidos

Tras la Batalla de Nantes, Francia y Nueva Zelanda se vieron las caras un año después en la final del Mundial del 1987. Shelford jugó y ganó la final a los franceses. Con un par.