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Colgar las botas para ayudar en la guerra: el resurgir de Oleg Kosariev, capitán nacional de rugby en Ucrania

Cuando los ataques rusos alejaron del rugby a Kosariev, este se fijó la meta de ayudar como voluntario. Ahora combina ambas labores.

Oleg Kosariev, en una foto como voluntario con la furgoneta para repartir provisiones a los necesitados./OLEG KOSARIEV | UKRAINIAN RUGBY
Oleg Kosariev, en una foto como voluntario con la furgoneta para repartir provisiones a los necesitados. OLEG KOSARIEV | UKRAINIAN RUGBY
Guillermo Villar

Guillermo Villar

Narrar la guerra en Ucrania tras un año de invasiones es hablar de un antes y un después. No solo el de aquellos edificios ahora destruidos, sino también el de los ucranianos, vidas muy distintas antes del 24 de febrero de 2022 que todo lo cambió. En el deporte, atletas que estaban entrenando para competiciones internacionales aparcaron su rutina para refugiarse, migrar o unirse al combate.

Es aquí donde comienza la historia de Oleg Kosariev (Kharkiv, 1988), "capitán del equipo nacional ucraniano de rugby 7 y rugby 15", "varias veces campeón y ganador de Copa de Rugby en Ucrania". Pero no fueron estas las primeras palabras del jugador cuando le pedimos en Relevo que se describiera a sí mismo: "Primero de todo, soy un hijo, marido y hermano afectuoso". Ese anticipo consciente de sus seres queridos frente al deporte es también un spoiler de su escala de prioridades en plena invasión. Kosariev también tiene un antes y un después.

Las explosiones que silenciaron el rugby

"El 24 de febrero, teníamos prevista una sesión para entrenar". Kosariev relata que, pese a cancelarse el evento, se reunieron y cogieron lo necesario del vestuario para después volver con sus familias. En su ciudad natal, Kharkiv, disputaban muchos partidos de su club, los Europeos de rugby 15 y el torneo de rugby 7. Era, en concreto, en el estadio Dynamo, pero entonces la metralla sentó un punto y aparte. En la zona, "todavía se oyen explosiones".

El último partido internacional en el Dynamo, contra Lituania en 2019. UKRAINIAN RUGBY
El último partido internacional en el Dynamo, contra Lituania en 2019. UKRAINIAN RUGBY

Con el Dynamo entre cráteres, atacaron a las raíces de Kosariev y también a su pasión. "No presencié la destrucción en persona, pero vi las fotos y me dejaron una gran huella en el corazón". Los proyectiles también alcanzaron la sede de su club. "Uno de ellos explotó a 20 metros de nuestro vestuario, saltando los cristales por los aires". De acuerdo con el jugador, la guerra frenó el rugby al ser un deporte "no muy popular" allí. "La agresión rusa influyó en su desarrollo de forma significativa", apunta.

Agujero en el estadio Dynamo en Kharkiv causado por los ataques rusos. UKRAINIAN RUGBY
Agujero en el estadio Dynamo en Kharkiv causado por los ataques rusos. UKRAINIAN RUGBY

La guerra no solo desmembró los estadios, sino también sus clubes. "Muchos miembros de mi equipo dejaron Ucrania ,y algunos, incluso Europa", explica Kosariev. A nivel general, atletas como ellos, "héroes" en palabras del capitán de rugby, "fueron a defender su país y, por desgracia, no todos volverán". Sobre sus compañeros, con los que le cuesta ahora más contactar, "están vivos y bien, hasta donde yo sé". Pero otros no han corrido la misma suerte: el exentrenador nacional Oleksii Tsybko y, en total, nueve jugadores, murieron en los ataques.

El voluntariado, punto de inflexión

"Crear una nueva vida sin el rugby". Kosariev resume así el cambio de trayectoria de sus colegas, que han tenido que buscar hogar y trabajo nuevos. Una transformación que también le llegó a él: "El año pasado, cuando el deporte se esfumó, sobre todo al principio, tuve que reconstruirme".

Su reforma personal no sería acompañada del balón, pero sí de su solidaridad. "Desde el comienzo de la ofensiva a escala completa, mi mujer y yo decidimos ayudar a gente y nos unimos a un voluntariado". Así lo muestran varios vídeos en el perfil de Instagram de su esposa Olga: llevaban kilos de comida, agua y todo tipo de material de salvamento a familias y concentraciones de refugiados bajo un mismo techo. En esos momentos no había rugby, pero quedaban las ganas de dar lo mejor por sus compatriotas.

El jugador nacional ha vuelto a calzarse las botas deportivas, pero no ha dejado de arrimar el hombro a los más vulnerables. "Cuando las cosas se calmaron un poco en Kharkiv, tuve que combinar voluntariado, trabajo y entrenamiento". El jugador se pensó varias veces en dejar su rol de capitán, pero tira de orgullo: "Amo el rugby y decidí que continuaría para defender el honor del país".

Familias ayudadas por el voluntariado de Oleg Kosariev y su esposa Olga.  OLGAOVSYANNIKOVA89
Familias ayudadas por el voluntariado de Oleg Kosariev y su esposa Olga. OLGAOVSYANNIKOVA89

A pesar de todo, el rugby continúa

El alma del deporte permanece en Ucrania. "La vida empezó después a mejorar un poco y en otoño se decidió llevar una competición acortada y la Copa de Ucrania en rugby 7", relata Kosariev. El objetivo ahora es volver a los terrenos de juego mundiales: "Los líderes de la federación insistieron en la participación del equipo nacional en el Europeo. Este año se planea manejar más torneos a larga escala". En un mes se enfrentarán contra suizos y suecos, en un esfuerzo de la federación en plena incertidumbre con los fondos tras la sequía económica y deportiva en 2022.

Oleg Kosariev en un partido nacional de rugby antes de la guerra. UKRAINIAN RUGBY
Oleg Kosariev en un partido nacional de rugby antes de la guerra. UKRAINIAN RUGBY

¿Y si en futuros partidos coinciden con los rusos? "Siendo honesto, me gustaría no volver jamás a cruzarme con ellos en el campo", afirma Kosariev. "Si antes de la guerra podríamos hablar en algún encuentro, ahora es improbable". La Unión Ucraniana de Rugby trasladó a las instituciones deportivas su intención de prohibir participación y membresía a Rusia y Bielorrusia. "Estoy a favor de este movimiento y creo que los atletas rusos que apoyan la tan llamada operación especial no merecen participar", sentencia el jugador.

La redención del rugby ucraniano no llega con el mismo equipo que en 2022, pero llega: "No somos capaces de reunirnos todos. Nos encontraremos con los que queden y nos prepararemos para los próximos partidos de la selección". Una declaración de intenciones por parte de Kosariev que tiene como precedente una foto: una pelota tapando el agujero que la guerra había dejado en su estadio Dynamo. "Parece que el fotógrafo quería transmitir que no estaremos rotos y que continuaremos entrenando sin importar lo que venga", nos cuenta el entrevistado.

Balón de rugby en el estadio Dynamo en Kharkiv. UKRAINIAN RUGBY
Balón de rugby en el estadio Dynamo en Kharkiv. UKRAINIAN RUGBY

Y no son los únicos que vuelven al campo; también lo hacen los más pequeños: "En Kharkiv no hay manera de restablecer el rugby de los niños, pero en otras regiones algo más calmadas están rindiendo al máximo". Kosariev reconoce la ardua tarea de devolver el rugby a la infancia: "muchos jugadores de mi edad son entrenadores y continúan ejerciendo bajo su propio riesgo: distrayendo a los niños de la guerra y al mismo tiempo preparando la sustitución de los jugadores más mayores".

Ese relevo generacional ya está llegando: jugadores de menos de 18 años que volverán a lucirse tras los caminos bifurcados en guerra para ser las futuras estrellas del deporte. Dos equipos nacionales de estas edades (chicos y chicas) se postulan para las competiciones europeas, y la Federación ha recibido apoyo de Rugby Europe, World Rugby y el Comité Olímpico Internacional.

Las jugadoras del equipo nacional de rugby 7 en el Dynamo en Kharkiv durante el campeonato europeo. UKRAINIAN RUGBY
Las jugadoras del equipo nacional de rugby 7 en el Dynamo en Kharkiv durante el campeonato europeo. UKRAINIAN RUGBY

Kosariev ahora tiene una misión: liderar en tiempos revueltos. "Intento distraer a los jugadores del mundo que nos rodea y centrarnos en el proceso de entrenar". ¿Vuelta poco a poco a la normalidad? "Nuestra vida no ha parado, pero lo más importante es que la paz volverá", concluye Kosariev. Un placaje a la guerra dentro del campo de rugby, y también fuera de él.