Cómo dos españoles llegaron a formar un club de rugby de la nada en Burundi

En el deporte del balón ovalado todo el mundo encuentra su sitio y lo hace en cualquier rincón del mundo. Es el caso de Pepe Díaz y Carlos Bobillo Bobi, dos españoles que se conocieron en Ngozi, Burundi, en 2018 y allí dieron con el proyecto que les dejará eternamente enganchados al rugby.

Ambos conectaron desde el primer momento, cuando supieron el uno del otro que habían jugado al melón en España (Pepe en el CRC de Pozuelo y Bobi en el Liceo Francés). Pero no fue hasta junio de 2019 cuando, por el cariño por aquella tierra y las ganas de ayudar transmitiendo los valores del rugby, surge la idea. Bobi había estado organizando pachangas con los chicos de un colegio de la zona, donde conoció a Lambert, un profesor de educación física, que había hecho un curso con World Rugby donde aprendió los principios básicos del deporte del oval.

Un año después Pepe quería volver a Burundi para montar un campamento de verano con niños y tras comentarle la idea a Carlos, surge la idea de enfocar la cooperación a través de sus valores de este deporte. Así es que como nace el germen de lo que hoy es el club de rugby de Ngozi.

Tras convencer a un amigo de su colegio, Rodrigo Hurtado, Pepe contacta con su club de Pozuelo para pedir ayuda. Consigue recaudar fondos a través de toda la masa social del club madrileño, y pone rumbo a Ngozi con seis maletas llenas de material de rugby (botas, balones, petos, conos…).

"Al llegar a Burundi, en junio de 2019, en el primer entrenamiento éramos unas 12-14 personas en el equipo senior y al poco tiempo nos convertimos en un equipo de casi 30 jugadores, que estuvimos entrenando de lunes a viernes durante 3 semanas. Allí se creo un clima de hermandad y un compromiso por parte de los chicos que jamás habría imaginado, y donde se vio una mejora muy considerable en su entendimiento del juego", explica Pepe Díaz a Relevo.

Además de formar el primigenio equipo senior de rugby de Ngozi, la idea del campamento oval para niños también salió adelante. Así, durante tres semanas Pepe, Bobi y compañía enseñaron las bases del rugby a cerca de 100 niños y niñas entre 10 y 16 años, que estuvieron alimentados y aprendiendo a jugar con el oval desde cero.

Con estos mimbres, se celebra el primer partido de los Leones Rápidos de Ngozi contra Kayanza (provinvia vecina) con victoria para los locales. "Tuvo mucha repercusión ya que se jugo en el Estadio municipal y fue anunciado por las autoridades locales en la Radio, además de que todos los niños del campamento fueron a ver a sus mayores", cuenta Diaz.

Cuando Bobi y Pepe se conocieron en 2018, el rugby era un completo desconocido para los habitantes de Ngozi. Hoy, cinco años después, el club prosigue con su actividad casi de forma autónoma (con la ayuda periódica que les envían desde España) y participan en la Liga Nacional de Burundi, además de haber conseguido formar un equipo femenino hace algo más de un año.

"En un futuro nos gustaría poder hacer algo más estructurado y poder mandarles material y fondos de una forma más periódica e incluso llevar a cabo un viaje anual en verano de jóvenes rugbiers que quieran desplazarse allí a compartir sus conocimientos de rugby y descubrir a través de nuestro deporte el increíble país de Burundi y su maravillosa gente, llevándose una experiencia única en la vida", dice Pepe Díaz con la esperanza de hacer crecer el rugby en Burundi.

Bobi, tras su experiencia en Burundi, llegó a debutar con la selección nacional del país africano a los 31 años, en 2018. Otro síntoma de que este deporte siempre tiene reservada una nueva sorpresa para quién lo practica.

Las colaboraciones con los Leones Rápidos de Ngozi siguen estando abiertas, y la actualidad del club de Ngozi y sus progresos se pueden seguir a través de las cuentas en redes sociales del CRC de Pozuelo y de la página de facebook oficial del equipo.