MUNDIAL RUGBY

La polémica del videoarbitraje llega al Mundial de rugby

La disparidad de criterio arbitral en algunas jugadas grises ha empañado el inicio del torneo de Francia.

Curry es amonestado durante el Inglaterra - Argentina/REUTERS
Curry es amonestado durante el Inglaterra - Argentina REUTERS
Sergio Cerqueira

Sergio Cerqueira

La primera jornada del Mundial de rugby ha dejado algunos momentos para la historia: Francia imponiéndose a los todopoderosos All Blacks delante de su afición, una actuación antológica de George Ford para revivir a Inglaterra, una 'masterclass' sudafricana que desactivó a Escocia… sin embargo, todo esto ha quedado empañado por la polémica arbitral.

Durante los últimos años, World Rugby ha modificado progresivamente el reglamento con dos objetivos principales, agilizar el juego y proteger a los jugadores. Para conseguirlo, el máximo organismo del rugby mundial ha implementado el reloj parado, un límite de tiempo para ejecutar conversiones y golpes de castigo, ha instado a los árbitros recurrir al videoarbitraje sólo cuando sea estrictamente necesario y ha introducido una norma que está volviendo locos a los aficionados del deporte oval: las tarjetas revisables.

Esta Copa del Mundo supone el estreno mundialista del sistema 'búnker' de revisión de jugadas (así lo han denominado desde World Rugby), un nuevo procedimiento arbitral que se realiza durante los 10 minutos que pasan los jugadores en el 'sin-bin' tras ser amonestados con tarjeta amarilla. El sistema consiste en una segunda revisión de la jugada por parte de un Oficial de Revisión de Juego Sucio, perteneciente al equipo de videoarbitraje. Este oficial es el encargado de decidir si la tarjeta amarilla debe convertirse en roja en función de la peligrosidad de la acción. Eso sí, deben tomar la decisión antes de que el jugador regrese al terreno de juego.

Sobre el papel, como todas las nuevas medidas basadas en la ayuda tecnológica que están aterrizando en deportes como la F1 o el fútbol, es una implementación óptima, el problema llega cuando por más tomas que veamos en cámara lenta todo termina reduciéndose a la interpretación humana de la jugada, y ahí nunca va a haber consenso. Además, para desgracia de los amantes de la paz en redes sociales, hay que sumarle que sólo en la primera jornada hemos tenido tres casos especialmente polémicos con choques de cabeza y cada uno se ha resuelto con un criterio diferente.

CASO 1: INGLATERRA - ARGENTINA

Por si un duelo entre ingleses y argentinos no tuviera picante suficiente, Mathieu Raynal y su equipo arbitral hicieron saltar todo por los aires cuando en el segundo minuto de juego se sancionó con tarjeta amarilla un choque de cabezas accidental entre Tom Curry y Juan Cruz Mallia tras una recepción aérea de una patada por parte del jugador argentino. La jugada es involuntaria pero muy dura, el impacto entre cabezas es fortísimo y la tarjeta amarilla es comprensible desde el punto de vista disuasorio, los jugadores deben evitar este tipo de contactos por las posibles consecuencias. Todo correcto hasta que durante la estancia de Curry en el 'sin-bin' salta la sorpresa y se escala a tarjeta roja. Expulsado.

Se puede estar más o menos de acuerdo con la decisión arbitral, pero al fin y al cabo es una jugada gris que depende de la interpretación personal del colegiado. Lo que es innegable es que se sienta un precedente y se establece un criterio arbitral muy claro… o no.

CASO 2: JAPÓN - CHILE

Japoneses y chilenos se enfrentaron en un apasionante duelo en el que se impuso la veteranía mundialista de los nipones; aún así, Chile demostró que no ha venido al Mundial a hacer turismo y peleó el encuentro hasta el final. El partido podría haber pasado a la historia sólo por ser el debut de Chile en una Copa del Mundo, pero en el minuto 24 el destino se puso caprichoso y, tras una patada de los chilenos, Martín Sigren y Matsushima replicaron la jugada que la noche anterior terminó con la expulsión de Curry. Recepción aérea, aterrizaje forzoso del japonés y fuerte impacto con la testa del pilier de los cóndores. Teniendo en cuenta lo que sucedió en el Inglaterra - Argentina, los espectadores creían saber lo que sucedería a continuación. El árbitro muestra la tarjeta amarilla a Sigren, el chileno marcha hacia el 'sin-bin' y su tarjeta comienza a revisarse, pero esta vez el final es diferente. Pasan diez minutos y Martín regresa al terreno de juego. La jugada que dejó al XV de la rosa con uno menos todo el partido, ahora solo es digna de amarilla. Los ingleses estallan en redes.

CASO 3: SUDÁFRICA - ESCOCIA

El estreno de los vigentes campeones en el Mundial también tuvo su cuota de polémica. Minuto 2, cambios constantes en la posesión y de repente Jack Dempsey carga contra la línea defensiva sudafricana. Kriel va al contacto para impedir el avance del escocés y, de nuevo, un impacto brutal entre las cabezas de ambos. Este caso podría considerarse hasta más grave porque Kriel ni siquiera intenta agacharse para placarlo, busca el contacto arriba para intentar bloquear el balón. Si tenemos todo en cuenta, lo más probable es que el colegiado se decantase de nuevo por la tarjeta amarilla para su posterior revisión, pero para sorpresa de todos la jugada ni siquiera se arbitró, el clásico "¡Jueguen, jueguen!" de toda la vida. Nadie entiende nada.

Resulta paradójico que cuanta más tecnología, ángulos de cámara y oficiales de revisión se introducen en el juego, más polémicas tenemos. Obviamente, esto no es algo endémico del rugby, lo vemos cada semana en estadios de todo el mundo y todas las disciplinas deportivas. El Mundial acaba de empezar y la guerra no solo se está disputando en los terrenos de juego franceses, también en las charlas postpartido entre amigos, en las redes sociales y, por supuesto, en los búnkers de World Rugby, tal vez ellos vieran venir todo esto cuando nombraron este novedoso (y polémico) sistema.