Adiós al tenista que desafió las leyes de la física: "Yo pensé que Rafa me iba a cagar a palos"
El argentino, que cuelga la raqueta, es un caso único en el tenis moderno: alcanzó el top ten en la época del Big Three pese a no llegar al 1,70.
![Diego Schwartzman celebra un triunfo en Roland Garros 2018. /Clive Brunskill/Getty Images](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202502/11/media/cortadas/diego-schwartzman-retirada-RNBkTK6nBTjeSYYaNSOussK-1200x648@Relevo.jpg)
Los estratos bajos del tenis, el circuito ITF y el ATP Challenger Tour,ese mundillo en el que se curten los jóvenes que sueñan con ser estrellas, funcionan como la selección natural: aquí no hay padrinos que valgan y solo sobreviven los mejores. Si ganas, escalas. Si pierdes, bajas. Hay pocos deportes mainstream más justos que el tenis porque su condición individual no te permite crecer al cobijo de otros. Estás solo ante el peligro.
En esa selección natural, la mayoría de los tenistas que suben para arriba y acaban en la élite son altos y fuertes, un patrón que se ha extremado en las últimas décadas de la mano de la propia evolución del deporte de la raqueta, cada vez más físico y en el que el golpe principal es el saque. "No conozco otro deporte que empieza con un penalti", reflexionaba hace un año Toni Nadal sobre la importancia del servicio y la falta de estrategia en el tenis moderno. "El que pega primero pega dos veces y es un poco lo que decía Tyson de 'Todo el mundo tiene una buena estrategia hasta que le pego la primera castaña'. El tenis hoy en día es parecido a eso".
Con esas condiciones, es extraño ver llegar a la élite a un tenista con una estatura baja. Por algo apenas tres de los 29 tenistas que en algún momento han alcanzado el número uno del ranking ATP medía menos de 1,80: Lleyton Hewitt, Marcelo Ríos y Jimmy Connors. Y la media del actual top ten del ranking mundial alcanza los 1,89 metros.
"Nadie está en la cima sin una gran estatura. No voy a mentir, era complicado. Yo estuve ahí porque era bueno en este deporte. Nadie me ha regalado nada"
En ese mundo de gigantes, hubo un pequeño tenista que desafió las propias leyes de la física, que desde sus 1,70 metros (oficiales, porque siempre se ha dicho que medía algo menos, en torno al 1,68) miró de tú a tú a la mejor generación de tenistas de la historia, que demostró que no hay imposibles. Se trata de Diego Schwartzman, el argentino apodado "El Peque" y que ha colgado la raqueta este jueves a los 32 años al perder con el español Pedro Martínez en el ATP 250 de Buenos Aires.
![John Isner y Diego Schwartzman, durante un partido de dobles en Roma. Alex Pantling/Getty Images](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202502/11/media/cortadas/isner-schwartzman-U50013663576JrG-1080x704@Relevo.jpg?q=100)
"Puede que tenga un cuerpo pequeño, pero di batalla a los mejores jugadores de la historia", ha escrito Schwartzman en una carta de despedida que ha publicado en la web de la ATP. "Mucha gente hablaba sobre mi estatura: 170 centímetros. No me gustaba durante mi carrera, porque cuando hacía grandes torneos todos me preguntaban cómo lo había hecho. Todas las preguntas giraban en torno a mi peso, mi estatura y detalles sobre un cuerpo pequeño. Nadie está en la cima sin una gran estatura, es verdad. Apenas hay jugadores en el Top 100 con mi estatura. No voy a mentir, era complicado. Yo estuve ahí porque era bueno en este deporte. Nadie me ha regalado nada, me lo gané".
Schwartzman, ganador de cuatro títulos ATP y que alcanzó el número ocho de las listas en 2020 -año en el que jugó la Copa de Maestros-, ha sido prácticamente toda su carrera el jugador más bajito de todo el top 100. Siempre se enfrentaba a tipos más altos y con los brazos más largos. Siempre estaba en desventaja. "En el tenis, para aspirar a ser un supertop, evidentemente que con su estatura está más complicado porque al final tienes un hándicap que es el saque", decía Rafael Nadal sobre el tenista argentino en 2018. "Tal y como funciona el tenis, desgraciadamente o no, el servicio tiene demasiado impacto en el juego".
Sin saque, Schwartzman tuvo que construir otras fortalezas: tener una cabeza privilegiada, unas piernas que llegaban a todo y un resto como pocos. Es, de hecho, uno de los mejores restadores de la historia según el ranking matemático que elabora la propia ATP en base a cuatro estadísticas, todas al resto: porcentaje de puntos ganados con primer servicio y segundo servicio, porcentaje de juegos ganados y porcentaje de bolas de break convertidas. Schwartzman es el 14º tenista de la lista histórica y está por delante de muchos exnúmeros uno como Andre Agassi, Carlos Alcaraz, Andy Murray, Lleyton Hewitt, Jimmy Connors, Ivan Lendl o Roger Federer.
El recuerdo de la victoria ante Nadal
Esa eficacia al resto le hizo lograr enormes victorias. En 2020 alcanzó las semifinales de Roland Garros, en las que perdió frente a Nadal, y también amasó otros cuatro cuartos de final en los Grand Slam. Una de sus victorias más sonadas fue la que logró ante el mismísimo Nadal en los cuartos de final de Roma 2020. Porque más allá del qué, fue el cómo: un incontestable 6-2 y 7-5 que El Peque recuerda con muchísimo cariño.
"No me lo olvido más", señalaba estos días Schwartzman en una entrevista con La Nación. "Llegué ahí y pensé: Rafa me va a cagar a palos. De lo único que estaba contento era que jugaba de noche, pero a diferencia de otros partidos de años anteriores que había jugado contra él en Roland Garros, sentía que podía estar más cerca. Después, cuando arrancó el partido, las condiciones se empezaron a dar, yo vi que él no estaba tan fino, que era su primer torneo en pandemia, que recién volvía a jugar, y se dio todo".
"Hoy miro los highlights de ese partido y era todo perfectamente preciso: las defensas, los ataques, dónde yo estaba parado en cancha, las decisiones que tomaba. Y esos partidos se dan, es la única manera de poder ganarle a jugadores como Rafa. Mil veces jugué a mi 100 por ciento y no me alcanzaba, pero ahí se dio todo. Algunos errores de él, perfección de mi lado, eso fue todo".