A este Alcaraz no hay quién le gane en tierra

Un Carlos Alcaraz consistente e implacable jugará la tercera final del Conde de Godó (6-2 y 6-4). El temido Arthur Fils, que había despertado incluso los elogios del murciano antes de empezar el torneo ("salí asombrado por primera vez después de jugar contra él, por su fuerza, físico, su nivel"), fue un lobo con piel de cordero que cayó en sus propios errores y fue absordido por el torbellino del número 2 del mundo, que se citará este domingo (16:00, La1) por el título ante el danés Halger Rune, que también ha recorrido un sólido camino en Barcelona. Una final ante el número 13 del mundo, también de 21 años, que aspira a ascender al escalón en el que ahora combaten Alcaraz y Sinner. En el rey de Rafa Nadal y ahora Alcaraz tendrá la primera oportunidad de demostrarlo. Y este Alcaraz mete miedo, jugando como ante Fils no tiene rival que le tosa en tierra.

Las nubes se despejaron justo cuando Alcaraz y Fils salieron a la pista Rafa Nadal. Gradas abarrotadas y rachas de viento que marcaron especialmente los primeros compases de un partido repleto de imprecisiones por el lado del aspirante. Fils (nº14 ATP) no fue ese jugador que puso en problemas al murciano en Montecarlo, que lo llevó a un tercer set y que rozó la gloria de pasar a la final del Masters 1000. Alcaraz se puso serio y ha ido encontrando el tono en esa arcilla de Barcelona que Davidovich definió como Marrakech al tener más cantidad. Da igual esos detalles para el murciano. Él sigue a lo suyo, que es seguir levantando títulos, y su nivel crece.

Fils se impuso por 1-0 en el primer juego con un buen revés a dos manos. No es necesario, eso sí, ser brillante para transformarse en invencible. Una lección que tiene bien interiorizada Alcaraz, que siempre devolvía una más, infalible en el saque y consistente en los intercambios. Ganó su juego esperando que fallara Fils (1-1), rompió en la primera oportunidad (1-2) y pese al 'deuce' del cuarto juego con su saque y una derecha ganadora puso el 1-3. Autopista a meterse la primera manga en el bolsillo.

Fils, que contó con el apoyo de algunos franceses en la grada ("allez, Arthur, allez"), no se encontró. Levantó los aplausos con destellos de genio, ya sean dejadas, contradejadas o un revés a dos manos cruzado que se convirtió en su mejor golpe, pero con una doble falta cerró de nuevo el juego en contra (1-4). Alcaraz, sujetándose en el saque, lo cerró por 2-6. No había ningún atisbo a la remontada. Este Alcaraz es un muro como en su día lo era Rafa Nadal.

Alcaraz siguió por delante desde el comienzo. Y se puso 1-3 con otra rotura de servicio. Fils estuvo por debajo en todos los aspectos del juego y solamente dispuso de una opción de rotura que desaprovechó. El mejor Fils fue el de las dejadas y de los primeros servicios que le permitían meterse en la pista para rematar con la derecha. Pero en pocas ocasiones pudo afrontar esas situaciones. Levantó el puño con el 3-4 que le daba unas ciertas esperanzas, pero Alcaraz todavía seguía por delante y sacaba. En ese momento, Alcaraz llevaba nueve errores no forzados... por 32 del francés, donde estuvo la principal diferencia del partido.

"Fue un partido completo, sin altibajos, a pesar de las condiciones que no eran fáciles por el viento racheado. Me apoyé en cada pelota, sabiendo que tiro elegir, fue un partido casi bordado", comentó el propio tenista una vez acabó el partido. Y eso fue tras vender cara su piel Fils, que resistió y se puso 5-4 con saque para Alcaraz, que cometió una doble falta y envió la bola fuera con 40-15 que le dio más emoción al final y alargó el tiempo en la pista unos minutos. Pero lo remató. El futuro es esplendoroso con este nivel de tenis.