ATP FINALS

El "viejo" Djokovic ejecuta su última animalada con un partidazo y una polémica

El serbio derrota a Rune en su debut en las ATP Finals y se asegura acabar la temporada en el nº1. Es la octava vez que lo consigue

El «viejo» Djokovic ejecuta su última animalada con un partidazo y una polémica
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Turín.- En su empeño por darle la espalda a la lógica, Novak Djokovic sigue escribiendo su propia historia. Al margen de todo y de todos. Como si fuera inmune al paso del tiempo. Con sus dos grandes rivales en el dique seco, uno intentando salir de la enfermería y el otro retirado hace ya más de un año, el serbio sigue engullendo récords. Uno tras otro. Nada le sacia. Su última marca, otra animalada.

Con su victoria por 7-6 (7-4), 6-7 (1-7) y 6-3 sobre el danés Holger Rune en su debut en las ATP Finals de Turín -un auténcico partidazo resuelto en más de tres horas-, Nole se ha asegurado acabar la temporada como número uno del ranking mundial. Lo ha hecho tantas veces que alguno seguro que ha perdido la cuenta. Son ocho, ocho años acabando la temporada como el mejor tenista del planeta: distancia ya a dos a Pete Sampras, segundo con seis, y deja a tres a Roger Federer, Rafael Nadal y Jimmy Connors.

Además de estirar su propio récord de más temporadas como número uno, el serbio se asegura ser el primer tenista, hombre o mujer, que supera la barrera de las 400 semanas en trono del ranking ATP. Por si fuera poco, se convertirá en el tenista más veterano que acaba un año en el uno. El 31 de diciembre tendrá 36 años y siete meses.

La rúbrica al nº1 de 2023 llega además en Turín, en su 16ª participación en la Copa de Maestros, casi media vida, y salvando un partido tremendo ante Rune que tuvo de todo. El danés, puro fuego, sigue creciendo y seguro que su nueva asociación con Boris Becker ocupará muchos titulares en los próximos meses y años. Ahí hay tenista para rato. Un jugador bravo con cara de malo. Pero Djokovic es perro viejo. Dieciséis años mayor que Rune, con 36, se las sabe absolutamente todas y domina los tiempos como nadie.

Rune llegó a estar break arriba en el primer set. Y como tantas veces les ocurre a los rivales de los grandes, aparecieron el vértigo y las dudas. Entregó su saque inmediatamente, pero ni mucho menos se arrugó: jugó de tú a tú a Nole, se puso mandón y tan sólo le tembló el pulso en el tie break, cerrado con un resto de otro planeta de Djokovic.

El segundo set empezó igual pero terminó de forma diferente: Rune desaprovechó un break tempranero y tuvo que remar hasta el tie break, donde apabulló a Djokovic. Estaba crecido el danés, jugando a tumba abierta y haciendo segundos saques muchas veces por encima de los 200 kilómetros por hora. Una auténtica barbaridad.

En el tercer set, Djokovic despegó después de que se le cruzaran los cables. Tras entregar su servicio con 2-0 arriba, frustrado y cabreado, reventó dos de sus raquetas a patadas antes de sentarse. Son 22 títulos de Grand Slam y tropecientas semanas en el número uno, pero ese fuego interno todavía le juega malas pasadas.

El serbio se enfrentará el martes en la segunda jornada de su grupo frente a Jannik Sinner, que venció unas horas a Stefanos Tsitsipas por 6-4 y 6-4 en el partido que abrió la Copa de Maestros. De momento, el cara a cara entre Djokovic y Sinner sonríe al balcánico con tres triunfos en tres enfrentamientos.