25 ANIVERSARIO

La semana mágica que liberó a Álex Corretja: "No consiguió ganar un Grand Slam y aquel título le quitó los grilletes"

Este miércoles se cumplen 25 años de su título de maestro. Su entrenador de entonces, Javier Duarte, lo recuerda en Relevo.

Alex Corretja celebra el título de la Copa de Maestros de 1998 tras superar en cinco sets a Carlos Moyà. /Gary M Prior/Allsport
Alex Corretja celebra el título de la Copa de Maestros de 1998 tras superar en cinco sets a Carlos Moyà. Gary M Prior/Allsport
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Hannover es una ciudad gris, de esas urbes alemanas en las que uno puede estar varias semanas sin ver el sol y sin despegarse del paraguas. Cosas del destino, fue ahí, en un frío pabellón que dos años después albergaría la Expo Universal, donde Álex Corretja vio la luz.

Era noviembre de 1998, hace ahora 25 años, cuando el barcelonés vivió aquella semana mágica que le catapultó a otra dimensión en el tenis, la que le vio consagrarse como maestro ganando en una pista dura y bajo techo a jugadores como Andre Agassi o Pete Sampras y remontando dos sets en contra en la final al que por entonces era su bestia negra, Carlos Moyà. "Fue el broche de oro para él. Se merecía algo así", recuerda en una conversación telefónica con Relevo Javier Dudu Duarte, su entrenador de toda la vida y presente esos días en Hannover.

Corretja fue el segundo español en ganar la Copa de Maestros -el primero fue Manolo Orantes en 1976- y nadie ha podido repetir la hazaña. Ni Rafael Nadal, ni David Ferrer, ni Juan Carlos Ferrero, ni el propio Moyà ni por ahora Carlos Alcaraz. Las condiciones y su encaje en el calendario han sido siempre dos grandes obstáculos para los tenistas nacionales. Aquel 29 de noviembre de 1998, sin embargo, había dos españoles luchando por el título, toda una rareza.

Moyà era más alto, más fuerte, sacaba mejor y tenía mejor derecha. Por si fuera poco, el balear había ganado a Corretja las tres veces que se habían enfrentado en aquella temporada y no se había dejado ningún set por el camino: se impuso en los cuartos de Montecarlo por 6-3 y 6-2, en la final de Roland Garros por 6-3, 7-5 y 6-3 y en los octavos del US Open por 7-6 (7-4), 7-5 y 6-3. Lógicamente, Moyà era el favorito esa tarde en la final del Masters en Hannover. Incluso se llevó los dos primeros sets por 6-3 y 6-3. Pero algo cambió. Y para entender todo lo que ocurrió hay que retroceder unos pocos meses.

La final de Roland Garros, la clave de la remontada

Volvamos a París, a la final de Roland Garros. Moyà ganó el partido por el título en tres mangas. Según recuerda Dudu, su pupilo no entró a la pista Philippe Chatrier con la mentalidad adecuada. Estaba demasiado contento con llegar a la final de Roland Garros. Se conformó con eso. "No era un tema de ganar o perder, porque Carlos tenía un nivel tan alto que contra él podías perder, en eso no había problema. El problema es que en esa final no competimos. Yo me echo bastante culpa a mí mismo porque no lo supe mentalizar lo suficiente", indica el técnico catalán.

Corretja celebra junto a Duarte en una eliminatoria de la Davis 2000.  EFE/Jesús Domínguez
Corretja celebra junto a Duarte en una eliminatoria de la Davis 2000. EFE/Jesús Domínguez

Así que cuando Corretja levantó tres match points en las semifinales del Masters ante el mismísimo Sampras, por entonces el número uno del mundo y el mejor tenista bajo techo, le vino a la mente lo que le pasó en París. Esta vez no podía pasar lo mismo. Según recuerda el propio Corretja en una reciente entrevista con Eurosport, cuando llegó al vestuario de Hannover tras tumbar a Sampras y se encontró a todos sus amigos celebrándolo, les pidió que se fueran.

"Les eché fuera. Me quedaba el partido más duro del año, porque en Roland Garros no tuve opción ante Moyá, salí súper conformista, así que no quería distraerme, no quería gastar ni un ápice de energía en celebraciones. Llegar a la final no me servía para nada: o gano o esto no sirve para nada. Me quedé en el hotel, descansando, recuperándome, cené en la habitación y me desperté pensando únicamente en el partido, totalmente concentrado. No quería saber nada del mundo, sentí que era el momento de mi vida", señaló Corretja en el canal televisivo, donde comenta habitualmente los grandes torneos de tenis.

La inteligencia de Corretja

Así que cuando Moyà se colocó dos sets arriba en Hannover, Duarte seguía confiando en la grada. "Después de haber hablado mucho en la previa, el partido tomó unas vías parecidas a las de Roland Garros. Pero estaba jugando un gran partido y hubo una diferencia que marcó todo: él pensó que podía ganar. Mientras en Roland Garros estaba contento con hacer la final, aunque la quisiera ganar, aquí se lo creía. Estaba convencido", rememora Dudu, que después fue uno de los capitanes que llevaron a España a conquistar su primera Davis.

"Una de las mejores aptitudes que tenía Álex es que leía los partidos constantemente y veía cuándo podía darle la vuelta a todo. Es uno de los tenistas más inteligentes que ha habido, de los que más entienden el tenis", continúa el hombre que lo moldeó desde que Álex tenía diez años.

Corretja empezó a remar, se llevó el tercer set, igualó el partido en el cuarto y todo se decidió en el quinto y definitivo. El drama. Justo cuando el reloj del pabellón marcaba las cuatro horas de batalla, una derecha larga de Moyà puso fin al encuentro. Corretja ganó el partido de su vida por 3-6, 3-6, 7-5, 6-3 y 7-5, se puso de rodillas en el suelo y empezó a llorar. En la grada, Dudu estaba igual. "Yo me aparté y se me cayeron lágrimas. Es que se merecía un título así por su trayectoria. Siempre estaba entre los mejores y necesitaba una alegría así".

Corretja y Moyà se saludan en la red tras la final.  AP Photo/Fabian Bimmer
Corretja y Moyà se saludan en la red tras la final. AP Photo/Fabian Bimmer

Gracias a ese triunfo, pocas semanas después se colocó número dos del ranking ATP, su techo. En total, el catalán levantó 17 títulos hasta su retirada en 2006, pero ninguno tan importante como aquel. Tres años después, en 2001, pudo quitarse esa espina de los Grand Slam, pero volvió a caer en la final de Roland Garros ante Guga Kuerten.

Corretja siempre dice que no cambiaría ese Masters por un Grand Slam, que el Masters le hace diferente, le hace único. Dudu tiene otra opinión. "Es cierto que de los cuatro Grand Slam se habla cuatro veces al año y del Masters una vez. Aquello le hizo muy feliz y dice que no lo cambiaría, pero yo sí".

Y añade: "Él siempre ha sido un potencial ganador de Grand Slam, pero no lo consiguió. Aquel título, ganando a los mejores de mundo, le liberó, le quitó los grilletes y le dio un reconocimiento mayor mayor".