Alcaraz se impone a sus luces y sus sombras y recuerda que también tiene todo para ganar en hierba
Carlos Alcaraz se impone a Francisco Cerundolo en su primer partido en Queens por 6-1 y 7-5 en un partido con altibajos.
Antes de entrar a la pista, los jugadores hacen sentadillas, tratan de caminar bajando la cadera lo máximo posible. La idea es recrear las condiciones que se encontrarán después. Esto es hierba y eso quiere decir que la pelota rasea más que bota, que no hay que esperarla arriba porque, probablemente, nunca llegará a esa altura. Y que cualquier momento de desconcentración puede derivar en tragedia.
El tenis se convierte en otra cosa, pero no lo suficientemente distinta como para que Carlos Alcaraz no mande sobre Cerundolo. Los cinco primeros juegos del partido son un monólogo, su rival argentino, amigo y 'sparring' habitual, no puede más que correr por la hierba intentando no desequilibrarse. Ya que va a perder el partido al menos que no se deje la salud. Tiempo después las cosas se equilibrarán, pero incluso en esos momentos será cosa de Carlitos. Todo lo que ocurre en la pista es su responsabilidad. Lo bueno y lo malo.
Alcaraz está cómodo en el césped. Este martes es el primer día que juega en hierba en bastante tiempo, pero tampoco es que eso importe. Como si tuviese un sentido arácnido particular, es capaz de plantarse en el medio de la pista y moverse como se movía Alí sobre el ring, como si estuviese genéticamente predispuesto para jugar en el césped. Es la misma sensación que deja cuando está en la tierra o en el cemento, es un poco lo mismo, él ha nacido para jugar al tenis.
Finishing with a flourish ✨
cinch Championships (@QueensTennis) June 18, 2024
The moment 2023 champion @carlosalcaraz secured victory over Cerundolopic.twitter.com/fmtkmENjDA
En Queens el público entiende lo que pasa, no es este un lugar de postureo aunque sea uno de los sitios más bonitos del circuito del tenis. Desde la casa club todos parecen con ganas de sacarse el sombrero, hace un día plácido, la lluvia no es una amenaza real y hasta en ocasiones sale el sol. A ratos, los sombreros son para quitárselos ante el visible talento de Alcaraz.
Del mismo modo que en París es capaz de subir la bola al cielo, aquí obliga a Cerundolo a casi tirarse al suelo para verla. Corre rapidísima la pelota, en ambos perfiles, sin ni siquiera dar la sensación de estar haciendo ese tipo de esfuerzo. Alcaraz juega con ritmo, sin necesidad de gritos o jadeos, sus movimientos son suaves, lo que hace todavía más espectacular que de ahí salga un proyectil indescifrable para el rival. Cuando pierde el ritmo, igualmente lo hace con suavidad.
Si Alcaraz hubiese nacido 20 años antes nadie hubiese pensado que en ese cuerpo había un jugador de hierba. No es tan alto, no es tan fuerte, pero sí tremendamente equilibrado. Han cambiado los cuerpos y ha cambiado el tenis, ahora estos chicos que antes no parecía que fuesen a sacar tan rápido lo hacen porque el físico ha evolucionado, se puede no medir dos metros y dar miedo desde el primer punto, el primer ace.
Paris ➡️ London 💫@rolandgarros champion @carlosalcaraz has transferred his fine form to the grass@QueensTennis | #cinchChampionships pic.twitter.com/7bLRPRu9dh
ATP Tour (@atptour) June 18, 2024
También ha cambiado el propio deporte, la hierba ya no es lo que era, la tierra ya no es lo que era ¿el tenis? pues como cualquier otro deporte, es probable que nunca antes se haya jugado tan bien como ahora. Es evidente que Carlos Alcaraz tiene tantas herramientas para esto como se puedan desear.
En el sexto juego del primer set, Cerúndolo tiene ventaja con su servicio. No han pasado ni 25 minutos y por fin respira un poco. Es por verse por delante por primera vez, por haber convertido ese cero que parecía inevitable en un aparente uno. La grada le anima y le jalea, porque hay algo humano que empuja a auxiliar al que sufre. Poco después, Alcaraz resuelve. 6-1, seguimos. De fondo se escuchan palmas de otra pista con un partido más disputado. Nadie presume que aquí el cielo se va a encapotar y la tarde se va a ensombrecer para Alcaraz.
Cerúndolo es el número 26 del mundo y durante un rato parece una muñeca de trapo en las manos de Alcaraz. En ocasiones, cuando hay jugadores como el murciano, se tiende a minimizar a los rivales, a buscar defectos en ellos. Los tienen, claro, Cerúndolo es peor jugando en hierba, es más lento y menos ágil, no es capaz de controlar los golpes para que no se detengan. Y, a pesar de todo, a golpe de voluntad, es capaz de volver y hacer partido. No dejarse ir tiene mérito porque nadie le hubiese dicho nada si se hubiese perdido en el vendaval. Llega a montar una pequeña rebelión sobre la hierba.

El argentino gana con su servicio el primer juego del segundo parcial y, aunque sea lo normal en el tenis, y más en pistas rápidas, suena excéntrico y anómalo. Luego también se lleva el segundo, esta vez subiéndose a los errores de Alcaraz. Si al español le falta algo es, quizá, coger fuerte ese consejo de que nunca, jamás, hay que perder la concentración. Va un poco en la línea de lo que dice su equipo, que de tan risueño a veces pierde la noción y se deja un poco ir. Y eso en el deporte profesional es delito y tiene condena.
Se pone incluso 3-0 el argentino pero la sensación no es tanto de igualdad como de un periodo momentáneo de ausencia de Alcaraz. Cuando un jugador se empeña en dejarse puntos, se los deja, no necesita una ayuda especial de su contrincante. Lo que pasa es que en el tenis se juegan muchos puntos, muchos juegos, y la tendencia es a que el bueno vuelva y gane. Pero en este caso la cosa se complica y le pone picante a esta primera ronda. 5-2 se pone Cerúndolo. Demasiada carga para un jugador que tendría que haber ganado esto fácil.
¿Qué le pasa a Carlos? Que su cabeza ha terminado el partido antes que el reglamento y tiene que volver para ganarlo. Pronto sube su nivel, gana su servicio y también le rompe el suyo a Cerundolo. 5-4, Alcaraz ha remontado el break. La resurrección del argentino, que era más que nada un decaimiento del español, se ha cortado de repente. Ahora tiene que volver a ganar un set que veía en su mano. Pero Alcaraz, cuando ha hecho lo más difícil, vuelve a sufrir. Tiene bola de set Cerúndolo, pero la tira al pasillo de dobles. Tiene otra más, pero la salva Alcaraz con un saque directo. Y una tercera, lograda con una derecha paralela tremenda. Alcaraz la saca adelante de nuevo. Demasiada agonía.
Cuando logra enderezar el parcial, ponerse por fin 5-5, le vuelve la inspiración. Saca Cerundolo y Alcaraz se le sube a las barbas. El argentino, además, pierde la concentración. Él mismo sabe que sus oportunidades pasaron por los juegos anteriores. Le rompe Alcaraz, que ha ganado cuatro juegos seguidos. Y también el quinto hasta ponerlo en 7-5. Claro, es lo que tiene ser mejor. Incluso cuando la luz se le apaga, tiene todas las de ganar.