El día que Federer encontró la 'kryptonita' contra Nadal
El 15 de marzo de 2017, Indian Wells asistió a una exhibición del suizo. Tras ese partido, Nadal solo le ganó una vez más y fue sobre tierra.

La rivalidad más bonita de la historia del tenis, la que mantuvieron durante dos décadas Roger Federer y Rafael Nadal, está repleta de épica, partidos eternos, lágrimas y emoción. También, claro, hay encuentros que quedaron enterrados y olvidados entre tantos títulos y excesos.
Uno de ellos fue el que se jugó hace exactamente seis años, el 15 de marzo de 2017 en Indian Wells. De los 40 partidos en los que se han enfrentado Nadal y Federer, solo tres fueron en rondas anteriores a los cuartos de final: el primero de todos, en los dieciseisavos de Miami 2004, otro en la fase de grupos de las ATP Finals 2011 y el de los octavos de Indian Wells 2017. ¿Y por qué fue importante aquel duelo? Sencillamente aquel día Federer encontró lo que llevaba tanto tiempo buscando: el antídoto contra Nadal. Fue un 6-2 y 6-3 en una hora y ocho minutos, la segunda victoria más abultada del helvético en la serie histórica.
Hasta aquel día, el balance era de 23-12 para Nadal. Después de aquel día, Federer maquilló el cara a cara hasta el 24-16 con el que se puso fin a la rivalidad. El español había sido durante años la bestia negra de Federer, el único tenista que le frenó en su momento más álgido. Basta un dato: entre junio de 2005 y julio de 2008, Federer ganó 11 Grand Slam de 18 posibles y seis de esas siete derrotas las sufrió ante Nadal.
El cambio táctico de Federer
Parte de los éxitos del español se explican desde la táctica: Nadal, zurdo, machacaba el revés de Federer, diestro, y con su famoso top spin obligaba al suizo a golpear siempre con la cabeza de la raqueta por encima del hombro, un gesto incomodísimo. Esa estrategia era todavía más exagerada en tierra batida.
"Jugando a dos golpes es mejor que yo ahora, hace cinco años, hace diez y siempre"
Pero aquel día en Indian Wells todo cambió. Federer venía de ganar una final del Open de Australia memorable ante Nadal, al que derrotó en cinco sets con remontada incluida. En Melbourne ya dejó pinceladas de lo que explotó después en Indian Wells: un tenis directo, muchas veces a tumba abierta, montándose encima de bola. En vez de esperar atrás para golpear el revés, incluso restaba muchas veces a bote pronto. Nadal no tuvo respuesta. Federer vestía de verde kryptonita.
"El de Australia fue un partido muy apretado y tuve opciones de ganar. Hoy no. No jugué a mi mejor nivel y él jugó muy bien. Ha jugado muy agresivo y su revés ha sido lo suficientemente bueno para ganar el partido", analizó aquel día Nadal. "No he tenido la respuesta correcta a sus restos. Necesitaba neutralizar las dos primeras bolas y no lo hice. Jugando a dos golpes es mejor que yo ahora, hace cinco años, hace diez y siempre. Cuando he sido capaz de neutralizar esas dos primeras bolas, he sido un poco mejor que él".
Tras ganar en Basilea en 2015 y en la final de Australia, el triunfo en Indian Wells fue el tercero seguido para Federer sobre Nadal, algo que nunca había conseguido. "Ganar a Rafa, en cualquier pista y en cualquier superficie es un gran resultado para mí porque he tenido muchos problemas con él en el pasado. Ganar los últimos tres partidos ante él hace que me sienta muy bien", comentó Federer. Pero la racha no se quedó ahí: el de Basilea volvió a imponerse a las dos semanas por 6-3 y 6-4 en la final de Miami y unos meses después venció por 6-4 y 6-3 en la final de Shanghái. Cinco triunfos consecutivos sobre Nadal, lo nunca visto.
Federer sólo perdería un duelo más ante Nadal, en las semifinales de Roland Garros 2019, y la rivalidad tuvo su último capítulo en las semis de Wimbledon con otra victoria del suizo. El cara a cara acabó con un 24-16 que podría haber sido mucho más sonrojante para Federer si no hubiera hecho clic en aquellos octavos de Indian Wells.