MASTERS 1.000 MIAMI

La lluvia desata el caos en Miami y los tenistas señalan a la organización: "Los horarios son poco realistas"

Coco Gauff se quejó de la planificación de la jornada pese a las precipitaciones. La suspensión durante horas condiciona el descanso.

La lluvia en Miami./
La lluvia en Miami.
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Pasan los años y sigue habiendo Masters 1.000 sin pistas cubiertas. Al contrario que en la Fórmula 1, el tenis es un deporte que atrae la lluvia en días de competición e incluso precipitaciones torrenciales caen en lugares insospechados como Indian Wells o Miami. La climatología ya condicionó enormemente la jornada de este viernes, cuando Paula Badosa y Sabalenka debían jugar en el primer turno (cerca de las 16:00 hora española) y terminaron acabando su duelo cerca de la medianoche. Este domingo, el tiempo ha vuelto a condicionar el orden de juego, empezando a comprometer seriamente el descanso de los tenistas.

A las 19:20 hora española, Tommy Paul y Damm estrenan la competición en la pista 7. Ya no se esperan más lluvias en lo que resta de día, al menos no de forma torrencial, por lo que presumiblemente se podrá disputar la jornada con normalidad. Otra cosa es el cómo. Las pistas Grandstand y Butch Buchholz tienen programados hasta cinco partidos antes de las 11 de la noche hora española. Un sinfín de encuentros en cuestión de cuatro horas, antes del arranque del turno de noche en el que por fin debutará Carlos Alcaraz. Una programación que resulta inviable. De hecho, Fritz se ha negado a empezar su partido ante Seyboth Wild porque su lado de la pista está húmedo.

A buen seguro, los partidos se irán desplazando en función de la duración de sus anteriores al día siguiente, si bien sorprende que a domingo ni siquiera se esté disputando la segunda ronda del torneo. Cabe recordar que el próximo domingo se celebrarán las finales y que la mayoría de tenistas aún tienen pendiente tal eliminatoria, tercera ronda, cuarta ronda, cuartos de final, semifinales y final. Seis partidos en ocho días, un machaque condicionado no solo por la dureza del Masters 1.000, sino también por una lluvia que ha forzado una planificación a todo correr.

Una situación que no depende de la organización, ya que de primeras el torneo era consciente de que no hay ninguna pista con techo y que la lluvia podría llegar. Pero no por ello es del agrado de los tenistas. Coco Gauff ha sido la más contundente por la planificación: "Vine según el horario normal, incluso sabiendo que iba a llover. Acorté mi calentamiento para poder golpear. Entrené quince minutos a las nueve de la mañana y no sé si eso marcó la diferencia porque jugamos mucho más tarde. Mientras estuve esperando, hablé con la gente y leí. Fue una larga espera y no sabía cuándo comer".

El caos de no saber en qué momento le tocará jugar enfureció a Gauff: "El torneo da unos horarios poco realistas. Me parece un poco raro". Al menos, ella pudo cerrar su ronda antes de que la lluvia suspendiese definitivamente la jornada: "Fue un buen partido a pesar de la espera, me alegro haberlo conseguido hoy". No obstante, resulta extraño para los y las protagonistas controlar esos factores externos...

"No puedes controlar el tiempo. Sinceramente, parecía tan prometedor cuando entré a la pista... Pensé que quizás no volviera a llover. No había pensado en intentar terminar hasta el último juego. Vi que oscurecía, que encendían las luces, que bajaba la temperatura... Soy de aquí y sé que eso significa que va a llover en cualquier momento. (...) No quería volver a venir aquí mañana (se refiere a este sábado), cuando se supone que va a llover otra vez y no quería esperar todo el día para volver a jugar", cierra.

Un pensamiento que bien podría tener, por ejemplo, Martín Landaluce. El joven español venció a Munar en primera ronda, ganándose el derecho de disputar por primera vez la segunda ronda de un Masters 1.000. Tenía agendado su duelo frente a Ben Shelton para esta noche, pero el caos ha provocado el aplazamiento de varios encuentros del día para la jornada del domingo. El suyo, uno de ellos. La lluvia vuelve a hacer estragos en Miami y sus consecuencias aún son inciertas. ¿Dará tregua el cielo?