RELEVO TALKS

La vida de sonrisas de Cisco García tras romperse la columna: "La aceptación es la clave"

El tenista se quedó parapléjico en el año 2015 en un accidente haciendo snow. "Al principio te cuentan historias de gente que ha vuelto a andar, como la de Julio Iglesias, pero luego llegas a Toledo..."

Cisco García, durante la entrevista con Relevo. /Alejandro Corral
Cisco García, durante la entrevista con Relevo. Alejandro Corral
Nacho Encabo
Álex Corral

Nacho Encabo y Álex Corral

Cisco García vivía la vida que siempre soñó. Le iba muy bien con su trabajo de abogado, viajaba por el mundo, estaba enamorado y el tiempo libre lo dedicaba a su gran pasión, el deporte. Hacía wake, jugaba al tenis, se deslizaba por la nieve... Hasta que un día, precisamente haciendo snow, cogió un salto, voló y crac. Algo se rompió para siempre. Su columna vertebral. No ha vuelto a andar, pero no ha dejado de sonreír.

Claro que lloró. Claro que se preguntó por qué. Por qué a él. Y claro que estaba triste. "Si yo no estoy triste unos meses después, es que estoy loco", dice Cisco García, que se dedica ahora, a sus 40 años, al tenis en silla de ruedas. "La aceptación es un proceso largo. Al principio te crees que te puedes recuperar y te agarras a esa esperanza, pero cuando ves que es para siempre te entra un bajón. Pero luego te das cuenta de que la silla no es tan mala", añade en una entrevista en la Ciudad de la Raqueta.

Relevo Talks con Cisco García. Alejandro Corral

«Sólo veía cielo y estuve en el aire doce metros»

Cisco García, embajador de la carrera Wings For Life, que donará toda la recaudación a la investigación de la médula, recuerda perfectamente el momento que le cambió la vida. Fue el 28 de diciembre de 2015, en la estación de esquí de Maryhofen, en Austria. Se había ido de viaje con sus amigos a hacer snowboard. Había poca nieve y la poca que había estaba dura. "Era como hormigón", dice. Entró a un salto, como tantas veces, pero lo hizo desequilibrado y pasado de velocidad. "Sólo veía cielo y estuve en el aire doce metros. Me dolió una locura, recuerdo bien los gritos. Imagínate el dolor de partirte la espalda".

Cisco estaba consciente y se intentó levantar. Las piernas no respondían. "Me las toqué y no las sentía". Y ahí ya los recuerdos son borrosos. Del helicóptero, de los pasillos del hospital, de las luces del quirófano. Una de las cosas que se le quedó grabada fue el sonido de las tijeras mientras le cortaban la ropa. "Me desperté en la UCI y estaba todo muy oscuro". Su vida era otra ya.

Cisco volvió a España e ingresó al Hospital de Parapléjicos de Toledo. "Los primeros 15 o 20 días crees te puedes recuperar y te cuentan historias de gente que ha vuelto a andar, como la de Julio Iglesias -que se dañó la columna en un accidente cuando era joven-. Pero cuando llegas a Toledo te dicen que se recupera muy poca gente".

Fue ahí cuando Cisco asumió su nueva realidad. "La vida hay que cogerla como te viene. Si a mí quedarme llorando en mi cama me hubiera servido me habría quedado ahí. A mí me salva mi actitud y mi coraje. Lo haces por ti, por tu familia, por tus amigos, por tu novia. Yo me digo que no puede ser que cuando me iba bien era capitán general y ahora que me va mal no voy a encararlo. La aceptación es la clave de la vida".

Ya en la silla se casó, tuvo dos hijos y redescubrió su amor por el tenis. Y lo convirtió en su profesión: ha llegado a ser número 43 del ranking mundial en 2022. "No se puede vivir sin objetivos, el tenis ha sido muy importante para mí". Y se despide, cómo no, con una sonrisa. "Soy híperfeliz en silla".