Carlos Alcaraz vivió la pandemia en una "cabaña" lejos de su familia: "Yo no suelo decirme 'te quiero' con mis hermanos"
El tenista murciano pasó el confinamiento en la academia de Ferrero: "Para él, la parte humana de la familia fue muy dura".

Cuando Pedro Sánchez anunció el viernes 13 de marzo de 2020 la declaración del Estado de Alarma por la pandemia de coronavirus, Carlos Alcaraz iba en el asiento de copiloto de un coche camino de Villena.El que conducía era Kiko Navarro, el entrenador que le moldeó durante su adolescencia, y juntos salieron de El Palmar con destino la Academia de Juan Carlos Ferrero. Pese a la incertidumbre del momento, pese a que Carlitos tenía apenas 17 años, la decisión de la familia del joven tenista fue mandarle a las instalaciones deportivas de Equelite.
"Una decisión acertada pero también muy dura. Nadie sabía lo que iba a pasar", recuerda el propio Kiko Navarro. Lo que pasó fue que Alcaraz estuvo en un lugar inmejorable para seguir creciendo como jugador, pero también que no lo pasó especialmente bien estando tanto tiempo lejos de los suyos, de sus padres, de sus tres hermanos y de sus abuelos. Hubo noches de lágrimas en la "cabaña" de madera en la que dormía el murciano durante sus concentraciones en Villena.
Cinco años después, Alcaraz es un icono del mundo del deporte, campeón de cuatro Grand Slam y el número uno más joven de todos los tiempos. Ya no duerme en la academia de su entrenador y cada vez, de hecho, entrena más en Murcia y menos en Villena. Cuando estalló la pandemia, todo era diferente: acababa de ganar en Río de Janeiro su primer partido como profesional y ocupaba el puesto 318 del ranking ATP. Ya era visto por muchos como un diamante en bruto, pero todavía tenía que quemar muchas etapas.

Por eso, cuando se decretó el confinamiento de España para el 14 de marzo de 2020, el padre Carlitos tenía claro que encerrarle en el piso de El Palmar iba a ser un lastre enorme. En Villena iba a poder entrenar en el gimnasio y seguir jugando al tenis. "Pero sí es verdad que estaba muy aislado", continúa Kiko Navarro, protagonista de primera mano de esta historia.
Kiko todavía seguía trabajando con Carlitos, pese a que desde hacía ya un par de años Ferrero había asumido ya el rol de entrenador principal. Y fue el encargado de llevar a Alcaraz a la Academia de Villena aquel extraño viernes en el que Alcaraz todavía estaba pensando en las invitaciones que había recibido para jugar Indian Wells y Miami, torneos que al final fueron cancelados.
"El padre estuvo muy rápido. Me reunió a mí y a Álex (el preparador físico). Me acuerdo como si fuera ayer. Yo estaba en el gimnasio", indica Kiko Navarro sobre la conversación en la que Carlos padre le trasladó la decisión. "Efectivamente, el viernes lo llevaba yo a Villena porque el padre tenía claro que quería dejarlo allí mejor que dejarlo aquí en el piso encerrado. Fue una decisión supercorrecta".
"Me emociona verlos porque yo no suelo decirme muchas cosas de esas con mis hermanos, de 'te quiero' o 'te echo de menos'. Al oír esas cosas así de mis hermanos pequeños, pues me emociono"
"Sí, era lejos de la familia, pero el padre miró para que no parase de hacer tenis, de hacer gimnasio, aunque tuviera que comunicarse por teléfono con la familia. Nadie sabía lo que iba a pasar, nadie sabía que íbamos a estar dos meses encerrados. Yo le dejé en Villena el viernes y el sábado ya nos encierran".
Alcaraz no ha hablado mucho sobre aquellas semanas que pasó encerrado en la Academia de Ferrero. "Viví el confinamiento en la academia, con varios jugadores y con los empleados. Al menos no estaba solo ni encerrado. Pude hacer físico y mantenerme en forma. Quiero verlo en positivo", dijo escuetamente un año después en una entrevista con La Vanguardia. Alcaraz se entrenaba cada día y convivía, si es que le podía llamar así por los estrictos protocolos de seguridad que había, con varias decenas de tenistas de muchos países. Todos los días, los jóvenes jugadores recibían una charla sobre la pandemia. A Carlitos lo que más le costaba era estar lejos de los suyos.
De hecho, en una entrevista emitida en directo por el canal de YouTube de la Real Federación Española de Tenis (RFET) la tarde del 19 de abril, Alcaraz se emocionó al ver un vídeo de sus hermanos pequeños. La RFET, que realizaba programas de entrevistas, pidió a Sergio y Jaime Alcaraz que le enviaran un vídeo a Carlitos. Y el murciano no pudo contener las lágrimas cuando les vio en la pantalla.
"Sí, sí, me he emocionado un poco, la verdad. Me emociona verlos porque yo no suelo decirme muchas cosas de esas con mis hermanos, de 'te quiero' o 'te echo de menos'. Al oír esas cosas así de mis hermanos pequeños, pues me emociono", decía Alcaraz en aquella entrevista en directo en la que también participó Ferrero. "Para él la parte humana, la parte de la familia, fue muy dura", recuerda ahora Kiko Navarro. "Fue duro, fue duro..."