COPA DAVIS

Un "amigo-enemigo" y la ley que rige su vida marcan la última cuenta atrás de Rafa Nadal

El balear se está ejercitando en su academia y viajará a Málaga con seis días de margen antes del debut de España en las Finales de la Davis.

Rafael Nadal, durante un entrenamiento en la Rafa Nadal Academy. /Instagram/Nadal
Rafael Nadal, durante un entrenamiento en la Rafa Nadal Academy. Instagram/Nadal
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Rafael Nadal apura sus últimos días como tenista profesional. El balear colgará la raqueta dentro de tres semanas en las Finales de la Copa Davis de Málaga y tiene entre ceja y ceja despedirse con un buen sabor de boca, ayudando a España conquistar su séptima Ensaladera.

La Davis, del 19 al 24 de noviembre, será su primer torneo desde que disputara a finales de julio y principios de agosto los Juegos Olímpicos de París, por lo que hay muchas dudas sobre cómo estará físicamente y cómo responderá su cuerpo a la exigencia y al ritmo de competición, sobre todo después del nivel que ofreció hace dos semanas en la exhibición del Six Kings Slam de Arabia Saudí ante Carlos Alcaraz y Novak Djokovic.

Tras el show en Arabia, Nadal regresó a la isla de Mallorca y ahí permanecerá hasta el jueves 14 de noviembre, cuando tiene previsto aterrizar en Málaga junto al equipo capitaneado por David Ferrer, aunque con el asterisco de Carlos Alcaraz y Marcel Granollers, que se unirán cuando terminen sus respectivas participaciones en las ATP Finals de Turín que se celebran esa misma semana. El viernes 15 de noviembre será el primer entrenamiento de España en el pabellón Martín Carpena, donde debutará el martes 19 con Países Bajos.

"Ahora es el momento, en este último mes, de apretar al máximo y de intentar darme la oportunidad de tener un último torneo con opciones reales de jugar y ofrecer un nivel alto", había señalado Nadal en una entrevista con As durante la exhibición en Arabia Saudí. Y cuando Nadal dice algo así, conviene tener algo presente: apretar al máximo es la ley por la que ha regido su vida y en la que ha cimentado todos sus éxitos.

El campeón de 22 Grand Slam había llegado al bolo saudí con muy poco ritmo en las piernas. Tras quedar eliminado en los Juegos Olímpicos, Nadal se tomó unas semanas de descanso para pensar -fue cuando decidió que 2024 iba a ser su última temporada- y su vuelta a los entrenamientos fue muy lenta y progresiva. Estuvo varias semanas ejercitándose apenas una hora al día, cuando lo normal para Nadal es darle horas y horas a la raqueta.

"Lo hice para intentar apretar al final, para llegar de la mejor manera a la Copa Davis. Intento hacer las cosas con un objetivo. Y, como tengo la experiencia de cómo ha ido todo el año, si me mato a entrenar durante estos meses, a lo mejor no llego a la Davis", decía Nadal en esa misma entrevista.

Bautista, «amigo-enemigo» en la Davis

Centrado ya en la Davis, Nadal ha declinado la invitación del Masters 1000 de París-Bercy que arranca esta semana. El plan es ir incrementando las horas de entrenamiento y la intensidad según se acerque la Copa Davis. Lo que todavía no está claro es el papel que tendrá Nadal en Málaga: David Ferrer dijo que el balear estará preparado para los partidos de individuales, pero no es nada descartable que renuncie al singles y ayude en el dobles junto a Marcel Granollers. Si algo ha dejado claro Nadal cada vez que ha hablado tras anunciar su retirada, es que no va a hipotecar a España, que hablará con Ferrer y que si no se ve preparado, no va a jugar por jugar.

Y a Ferrer le ha llegado una gran noticia en ese sentido en las últimas semanas: el regreso de Roberto Bautista a los primeros planos. El castellonense estaba atravesando una temporada bastante gris hasta que llegó la fase de grupos de la Davis en Valencia, donde resurgió: desde entonces ha sumado 13 victorias -por tres derrotas-, siete de ellas ante tenistas mejor posicionados que él en el ranking, y ha levantado el título en Amberes.

El gran nivel de Bautista es una grandísima noticia para España, para Ferrer y también para Nadal: es una garantía, un tenista con un enorme bagaje en la mochila y que ya sabe lo que es ganar una Davis. Sin embargo, también puede verse desde otro prisma: y es que un gran Bautista puede complicar la presencia de Nadal en los partidos de singles. El castellonense ha sido siempre uno de los jugadores favoritos para Ferrer, que ha tenido fe ciega en él incluso en sus momentos más oscuros. Será una difícil decisión para el capitán: ¿optar por un Nadal que no está al cien por cien, por mucho que sea Nadal y sea su despedida? ¿O confiar en Bautista?